3. Un día de clases

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Tan pronto llegamos, Amara, Ezequiel y yo bajamos del carro, mientras que el padre de estos seguía su camino con los tres niños restantes.

La escuela lucía bastante... normal. La verdad es que me esperaba un colegio mucho más lujoso. Pensaba que todos los niños ricos estudiaban en las mejores escuelas disponibles.

Amara me acompaño hasta la oficina del subdirector para que pudieran darme mi horario de clases. Todo el camino recibimos saludos por casi todos los que nos veían. Obviamente iban dirigidos a la chica rubia que me acompañaba, por lo visto ella era bastante popular en esa escuela.

–Parece que compartimos la última clase – me dijo al ver mi horario. Me sentía un poco nervioso puesto que iba a estar solo todo el día.

–Tranquilo, te buscaré para la hora del almuerzo – supongo que vio mi cara de preocupación, no pude más que sonreírle un poco.

La verdad es que las clases fueron bastante geniales, sobre todo la clase de biología, aunque la verdad había muchas cosas que no entendía. Por suerte los profesores sabían que la situación sería solo temporal, así que pude saltarme la clásica tradición de presentar al chico nuevo.

Pase desapercibido todo el día hasta llegar la hora del almuerzo. Amara me esperaba afuera del salón tal como ella había dicho. La vi despedirse de otra chica antes de acercarse a mi y saludarme.

Llegamos al comedor, tomamos nuestra comida y salimos hasta las mesas en la parte exterior de la cafetería. Todo el tiempo Amara me contaba cosas sobre ella, sobre sus hermanos, su padre... cosas bastante superficiales.

–¿Qué tal va el día? – me preguntó cuando por fin había dejado de hablar

–Ha estado... bien – le dije sin más

–No eres de muchas palabras ¿verdad? ¿O es que acaso no te agrado? – me dijo entrecerrando los ojos.

–No-no no es eso, solo que...

–Hey ¿qué están haciendo? – me interrumpió la voz de quien reconocí era su hermano Ezequiel, quien además iba llegando con una chica junto a él.

Ella era de piel blanca, pelirroja y con unas cuantas pecas en el rostro.

–Oh nada, solo molestando un poco a Nick – respondió Amara mientras reía alto.

Nick y su acompañante se sentaron junto a nosotros.

–Ah por cierto, Nick ella es Diana, Diana él es Nick – nos presentó Ezequiel

–Hola Nick – me dijo Diana

–Hola

Convivimos los cuatro juntos. Resultaba que Diana era la novia de Ezequiel. Amara estaba en el equipo de debate y también era la presidente del comité estudiantil que se encargaba todas las actividades estudiantiles. Diana por su parte era parte del equipo de animadoras de la escuela.

Me trataban como si me conocieran de toda la vida. Debo admitir que cuando los vi por primera vez inmediatamente pensé que serían como esos niños ricos groseros y malcriados, pero la verdad es que no eran para nada así. De hecho, no se parecían en nada a la imagen que tenía de la gente de altos recursos. Su aspecto era como el de cualquier otro, su ropa no parecía ser precisamente mu cara ni tenían relojes de oro y sus celulares se veían nuevos, pero no lucían como algo último modelo.

–¿Puedo hacerles una pregunta?

–Ya lo hiciste – dijo Ezequiel con un tono de burla

–Ignóralo, es un idiota – decía Amara mientras sonreía – ¿Qué querías preguntar?

–Ustedes tienen mucho dinero ¿no? – creo que la pregunta les extraño mucho, se miraron entre si y luego volvieron a verme

–Am... pues papá dirige su compañía y le va bastante bien. ¿Porqué lo preguntas? – me cuestionaba Amara

–No lo sé, tenía la idea de que a todos los chicos ricos les gustaba comprar cosas caras y llamar la atención

–Pues creo que a nosotros no nos gusta mucho ese estilo de vida, además de que papá siempre dice que debemos ganarnos las cosas por nuestra cuenta

–Eso es una tontería

–Lo dices solo porque no quiere comprarte un carro

–Yo me merezco un carro – dijo Ezequiel antes de que todos comenzáramos a reír.

–De todas formas no tenemos taaanto dinero... bueno sí pero... ash, no sé

–Cof... Tonta – soltó el mayor de los hermanos tras una falsa tos, causando el enojo de de su hermana. Yo no pude evitar reír bajo.

El resto de la plática continúo de manera normal. Terminamos y volvimos a clases.

Solo quedaban dos horas, la de artes y la de matemáticas que compartiría con Amara. Llegué hasta el salón de artes, la clase era dibujo y pintura, no me emocionaba tanto.

Finalmente, al terminar la clase salí de ahí para llegar hasta el salón de matemáticas. Mientras caminaba por los pasillos terminé topándome por sorpresa por un chico que se encontraba justo a la vuelta del corredor, tal cual como había sucedido con Amara el otro día, solo que esta vez ninguno alcanzó a detenerse y ambos nos estrellamos terminando conmigo en el suelo.

No me estrellé fuerte, pero si me hizo perder la noción de la realidad aunque sea por unos segundos.

–¿Quieres qué llame a la enfermera? – escuché una voz que me sacó de mis pensamientos

–¿Perdón?

–Te estaba preguntando si estabas bien

–Ah sí, si-si, perdona – le decía mientras trataba de levantarme del suelo donde había estado hasta ahora

–¿Seguro? Te ves algo extraño

–Si no te preocupes

–Está bien... cuidado por donde caminas – terminó por decir antes de marcharse.

Fue una situación algo extraña, pero no le di mucha importancia, me puse de pie y caminé directo al salón de clases.

Amara ya estaba allí y me saludó tan pronto me vio. Me senté cerca de ella y así fue como transcurrió la última clase.

–Bastante aburrido ¿verdad? – me preguntaba ella

–La verdad es que no, fue interesante – lo decía con sinceridad.

Creo que salir del encierro que era vivir en la casa hogar me vendría bastante bien. Aunque solo fuera por unas semanas.

–¿Enserio? Eres algo raro – agregó ella ante lo cual ambos reímos.

Empezaba a agradarme la personalidad de estos chicos. Son sinceros y animados, además de ser bastante amables.

–Vamos a buscar al tonto de Zeque para volver juntos a casa

Y así nos fuimos juntos caminando a la salida...

Una nueva vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora