Abrazaba con fuerza su mochila mientras corría lo más que podía, se había quedado sin aliento pero debía de regresar lo antes posible a su hogar, las miradas no se hicieron esperar, al parecer no era tan normal el ver a una adolescente correr como si fuera perseguida.
Tomo asiento en el tren, mientras empezaba a recuperar el aliento, no se veía capaz de caminar de vuelta a su hogar, sacando su celular y seleccionando el contacto de su hermana, dando una gran bocanada de aire a la par que escuchaba el teléfono marcar.
— Hola Kiy-chan, solo te quería avisar que ya estoy camino a casa, no hace falta que me esperes— Comento mientras seguía avanzando con mas calma que antes.
Se forzó a hablar de manera decente, pero su tono cansado delataba su verdadero estado, colgando de inmediato para evitar escuchar algún sermón por parte de su hermana, volviendo a guardar el aparato, quedando en silencio, esperando llegar a su parada.
Sus ojos eran cubiertos por sus párpados en varios momentos, la amenaza de quedar dormida mientras viajaba se hacia presente.
Se acomodó de manera decente en su lugar, mirando de reojo a los demás pasajeros, a pesar de que Japón fuera considerado uno de los países más seguros, no podía darse ese lujo, no podía descartar cualquier posibilidad.Reunió toda la fuerza de voluntad que pudo, para así lograr con éxito el evitar quedarse dormida en el trayecto, bajo del vehículo y se dirigió a su hogar, acomodando de nueva cuenta su mochila sobre sus hombros, caminando ahora de manera más tranquila.
Sonrió de manera leve al darse cuenta que en unas cuadras más habría llegado a su hogar, aumentando de manera leve la velocidad de sus pasos, para finalmente llegar, abriendo la puerta y retirándose los zapatos del instituto y remplazarlos por las pantuflas que se encontraban al lado de la entrada.
— ¡Estoy en casa! — Anuncio para poder ingresar y dirigirse a las escaleras.
Miro el primer escalón y estiró su pierna, empezando a subir de dos en dos las escaleras, llegando a la segunda planta y caminar a su habitación, lanzando su mochila al suelo y arrojarse a su cama, abrazando con fuerza su almohada y cerrando los ojos.
— No puedo dormir aún — Se reclamó mientras se levantaba de su colchón para poder acercar su Tablet a ella.
Empezando a verificar que tuviera respuesta alguna sobre su trabajo, el aparato paso a estar sobre su palma abierta, mientras veía el techo de su habitación, tratando de no caer en la desesperación de no recibir el tan anhelado mensaje.
Pensamientos sobre haber sido botada, que otra persona tomara su lugar, empezaron a rondar por su mente, cambiando el aura de su habitación a una deprimente, hasta que el aparato vibro, saltando de inmediato para poder leerlo, suspirando al ver qué simplemente era una notificación de YouTube.
— Viví una buena vida, tal vez no larga pero no me arrepiento de mucho — Se colocó en posición fetal sobre su cama, empezando a cerrar sus ojos, quedando profundamente dormida.
El escenario cambio, se encontraba de frente a una pared, no había más que mirar en el lugar, abrió sus labios, pero las palabras no salían, ningún sonido era emitido, trago en seco, buscando dónde ir, una puerta se hizo presente, corrió hasta ella, tropezando a escasos centímetros de ella, justo antes del impacto contra el suelo, sus ojos se abrieron, separando su cuerpo de su cama.
— Hola Dios soy yo de nuevo — Colocó su mano sobre su pecho, para poder mirar su habitación.
Dirigió su vista al aparato, para poder ver la notificación tan esperada, la tomo en manos y bajo en compañía de sus padres, para poder abrirlo y leerlo en su compañía, sonriendo de manera más que alegre al saber que seguía en el juego.
— ¡Lo hice! Señor eres la — Se interrumpió de manera rápida al ver la mirada de su madre, tosiendo de manera falsa — Mejor persona a la que puedo confiar
— ¿Quién te enseño esas palabras? — Alzo una ceja ante la palabra que casi es pronunciada por su hija.
— ¿La biblia? — Juntó ambas manos tratando de cambiar de tema.
Claramente no funciono, terminó escuchando un sermón por parte de las malas palabras que no debía de pronunciar, para después subir a su habitación, con la intención de poder dejar cargar la batería de su tableta.
Una vez hizo su cometido, tomo su celular, admirando tres llamadas perdidas de un número desconocido, alzando ambas cejas, para simplemente ignorarlo, tal vez querían que se cambiara de compañía telefónica.Bajo para simplemente pasar el rato con sus padres, charlando y viendo la televisión, el ambiente cambiaba con compañía en casa, al menos para los padres de la joven.
Mientras ellos estaban enfocados en la película que pasaba, la menor estaba enfocada leyendo aquel manga que si su madre lo veía, lo más probable era que le diera un paro cardíaco.
Una risa salió de sus labios ante la emoción, atrayendo las miradas de los adultos.El primero en confundir la acción fue el hombre del hogar, frunciendo sus labios para poder alzar ambas cejas.
— ¿Pasa algo divertido T/n? — Su voz salió totalmente sería, provocando que la joven supiera que acaba de cavar su propia tumba.
— Nada, solo un meme que salió en Facebook — Desvío la mirada para cerrar rápidamente su aplicación, abriendo la mencionada de inmediato.
— ¿Podemos verlo? — Se cruzó de brazos, aunque pudiera ser convincente, los celos de un padre siempre son mayores.
— Claro... ay no espera — Mencionó al deslizar la pantalla del celular hacia arriba — Refresque la pantalla sin querer, lo siento
La tensión se formó en la sala, la joven volvió con sus plegarias internas, su galería, historial y la aplicación de mangas eran muy explícitos y no podría inventar una buena excusa, necesitaba ayuda urgente y como en ocasiones el señor le contestaba sus plegarias, no veía nada mal con intentarlo otra vez.
El sonido de la puerta abriéndose se hizo presente al mismo tiempo que la voz de su progenitor, sin embargo la silueta de su hermana cambio por completo el tema de conversación, provocando que lágrimas de felicidad escaparan de los ojos de la menor, mordiendo su labio inferior.
— Diosito eres grande — Susurró al saber que había logrado librarse de un castigo evidente.
*╔═══❖•ೋ° Extras°ೋ•❖═══╗*
El teléfono marcaba, el sonido era evidente, el celular contrario sonaba debido a sus llamadas, pero aún así la joven azabache no contestaba el aparato.
Resoplo frustrado para poder acomodar sus gafas y guardar el aparato en su mochila, puesto que el descanso había terminado y debía volver a su entrenamiento.
— ¿Lograron ponerse de acuerdo Tsukki? — El pecoso se acercó a su amigo de la infancia, por información pero su mirada fue más que suficiente para saber la respuesta.
*╚═══❖•ೋ° Fin °ೋ•❖═══╝*
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Motivos para sonreír (Kei Tsukishima y tú)
Fiksi PenggemarUna sombra nace cuando sale el sol,una sombra nace cuando no hay anheló por salir de ese lugar, la falta de confianza. Las palabras pueden marcar a la persona tan profundo que olvidan que tienen una luz propia, pero ese no es el final, existe aquel...