Dolor de Cabeza

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Capitulo IX

En la actualidad...

*¿Por qué me duele tanto la cabeza?, ¿dónde estoy?, ¿qué me pasó?*  - Arnold empezaba a despertar después de recibir un muy fuerte golpe, su vista aún estaba algo nublada por lo que único que pudo visualizar enfrente suyo era a una mujer delgada, alta, y con cabello castaño - ¿Quién eres?  Y...

Hasta que al fin despiertas, creí que Angel te había matado con ese golpe sutil que por cierto le dije te diera. - puso su mano derecha agarrando su cintura mientras le hablaba - Veo que no has cambiado nada, creo que solo te haz hecho más alto, al parecer el traje que te dí ya no te entra - alzaba una ceja y sonreí sultimente -

¿Qué? ¿Traje?... *Espera, esa voz* - Arnold se levantó de golpe, pero el golpe en su cabeza le hizo retumbar hasta caer sentado de nuevo en la silla - ¡Mierda! Bridget, ¿qué demonios quieres de mí?, ¿por qué me trajiste hasta aquí? y lo más importante, ¿por qué me golpearon? Un "por favor" hubiera bastado.

Nadie debe saber nuestro paradero, además estaba aburrida y el método convencional es muy aburrido... - Bridget fue a sentarse detrás del escritorio que tenía en frente de Arnold - Da gracias que no te atamos por muy tentador que parecía la idea. - le guiña un ojo coquetamente -

Bridget tenía puesto un traje negro, una blusa, una falda algo corta para su edad y una chaqueta que le apretaba y formaba muy bien su cuerpo moldeado, aunque ya era algo mayor, parecía que los años en vez de pasarle encima se iban por abajo sin tocarla ni un pelo, en su piel no había rastro de arrugas y su cuerpo seguía siendo perfecto como el de una veinteañera. Dejo la silla para sentarse en el escritorio enfrente de Arnold y cruzó sus piernas de forma coqueta y seductora.

Bien chico maravilla, niño milagro, el que silenció a un volcán a punto de hacer erupción, el que salvó al vecindario y a sus padres, el chico que lo da todo... - inclinó su cabeza hacia delante estando a un centímetro de la cara de Arnold y descubriendo su ya pronunciado escote dejando a la vista de Arnold su pecho.

Arnold trago seco, estaba realmente confundido, ¿qué tenía que hacer allí? y, ¿era necesario golpearlo tan fuerte?.

Te necesitamos. - Bridget no apartó ni un instante la mirada hacia Arnold ni siquiera se movió. - Estarás en equipo inteligente y nos ayudarás a salvar al mundo o al menos una parte de él. - un nuevo guiño de ojo le lanza a Arnold para esta vez pararse y caminar alrededor de él. - Sabemos todo lo que haz hecho, sabemos de lo que eres capaz, sabemos quién eres Arnold Shortman...

Por tu empleo no te preocupes, aquí tendrás un mejor puesto y por supuesto mayor paga, y sobre todo ayudarás a muchas personas, podrás seguir trabajando en el centro penitenciario pero ya no tan activamente, pues te necesitamos más aquí, mantendrás un perfil bajo pero no exagerado, antes te entrenaremos como es debido, será todo un año de capacitación y entrenamiento arduo, pero todo eso valdrá la pena. Y...

A ver, un momento... Me traes aquí a la fuerza y en contra de mi voluntad además de recibir un buen golpe, que por cierto aún me duele, me dices que me necesitan sin antes tener yo experiencia en el campo, además me pides que deje de hacer mi trabajo, bueno, parte de él solo para ayudarles a, según tú, "salvar el mundo" - aún le dolía la cabeza pero pudo pararse para hacerle frente a Bridget y cuestionar su falta de tacto y empatía por él. - ¿Qué pasa si me niego? - cruzó los brazos y en posición recta en frente de ella, estaba seguro de lo que decía. -

No tienes elección mi querido Arnold, además me debes un favor después se prestarte todas mis cosas y ayudarte en salvar tu dichoso vecindario. - Bridget no balbuceaba y denotaba una seguridad imponente que hasta causaba miedo, se sentó encima del escritorio nuevamente cruzando las piernas y jugando con uno de sus pies. -

El Relicario DoradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora