Capítulo 1. La carta

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Hoy es un día como cualquier otro, bueno no tanto ya que es mi cumpleaños, estamos a 29 de Julio, hace un día soleado, sin nubes, se nota una brisa fresca en mi casa. Mis padres Richard y Clara están en la cocina preparando el almuerzo mientras yo, Hayley, estoy en mi cuarto leyendo mi libro favorito como suelo hacer.

—¡A COMER!—dijo mi madre gritándome desde abajo. Mi madre era una mujer ni alta ni baja, tenía el pelo castaño liso, al contario de mi padre que era alto y rubio de ojos verdes.

—¡VOY!—le respondí yo, pero cuando bajé como siempre era para poner la mesa y no porque estuviera la comida lista...

*A veces me gustaría poder hacer magia, para poder poner la mesa en un golpe de varita, sí, soy bastante floja para estas cosas*

Para cuando terminé de poner la mesa, mi madre acabó de preparar la comida, era mi comida favorita, pasta al pesto, me encantaba, me encanta y me encantará siempre la pasta. Terminé de comer y como de costumbre me levanté para poner mi plato, cubiertos y vaso en el lavavajillas.

—¡Ay!—exclamé, se me acababa de caer el vaso al suelo y se había roto en pedazos, lo admito soy muy torpe, siempre me ando chocando con gente, tropezando o también tirando cosas al suelo, no lo voy a negar.

—Anda déjalo Hayley, ya lo recojo yo—me dijo mi padre.

—Vale—dije yo, y me dirigí al cuarto de baño para lavarme los dientes, después me fui a mi habitación para seguir leyendo.

Hoy aunque era mi cumpleaños no lo iba a celebrar con mis amigos, bueno nunca lo celebraba realmente, no me hacía mucha ilusión eso de hacer o estar en fiestas, ni siquiera el día en el que nací. Mis padres lo sabían así que solo me preparaban una tarta de manzana sin azúcar, ya que con mi condición no podía.

Bajé a merendar con mis padres y a que me dieran los regalos.

—Toma cariño, esto es de parte de tu padre y mía—dijo mi madre extendiéndome una caja envuelta en papel de regalo de color verde esmeralda, ya que era mi color favorito. Cuando abrí el paquete me encontré con unas botas de cuero de equitación que simplemente me encantaron.

—DIOS, gracias mamá, gracias papá, los amo, me encantan las botas—dije llena de alegría y con una gran sonrisa en mi cara.

Ah sí, monto a caballo, me encantan esos animales, son tan hermosos y sus movimientos son tan majestuosos...

El día pasó sin más, y llegó la noche, me fui a dormir temprano, ya que soy más bien una chica madrugadora y no trasnochadora.

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Hoy por la mañana me levanté a las 9, y como todos los días fui al cuarto de baño, me duché, me vestí con unos vaqueros cortos y una camiseta blanca lisa, me puse mis zapatos de estar por casa y bajé a desayunar.

No había nadie en mi casa ya que mis padres estaban trabajando, así que cogí dos barritas de fibra que había en la despensa y me la tomé junto a un Nesquik fresquito.

Termine de desayunar, metí las cosas en el lavavajillas y fui a recoger el correo del buzón. Me puse a ver que eran facturas y propaganda hasta que vi la última, era un sobre amarillo, parecía pergamino, y estaba escrito con tinta verde esmeralda.

Señora H. Smith

Privet Drive, 9

Little Whinging

Surrey

Miré la carta de arriba abajo, no tenía sello, le di la vuelta y encontré uno, que tenía la función de cerrar el sobre, hecho de lacre púrpura con un escudo que incluía un león en una esquina, una serpiente en la otra, un tejón y un águila en las de abajo, y estos animales rodeando una H.

La Chica Muggle //1// (Draco Malfoy y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora