Los días fueron pasando y Xiao Zhan ya se sentía mejor por lo que acompañó a Yibo a la agencia donde trabajaba ya que tenía una reunión y a pesar de que Xiao Zhan en un principio se negó a ir porque no tenía nada que hacer allí pero pero Yibo lo termino convenciendo y le aseguro que no estaría aburrido pero aún así Xiao Zhan llevo un cuaderno y un lápiz para así dibujar en lo que la reunión de Yibo terminaba, algunas personas se quedaban viendo a Xiao Zhan cuando pasaban ya que nunca lo habían visto en persona y solo habían oído hablar de él, y era como estar viendo una escultura en cuerpo y alma, Xiao Zhan no le daba importancia ya que se encontraba concentrado en su dibujo y quería terminarlo para luego mostrárselo a Yibo una vez que estuvieran en casa, porque si, Yibo seguía en la casa de Xiao Zhan a pesar de que este ya se encontraba bien pero la química entre ellos eran tan grande que ninguno se atrevía alejarse del otro por lo que algunas veces compartían actividades juntos y también Yibo le estaba enseñando a Xiao Zhan a andar en patineta y más adelante le enseñaría a conducir una moto aunque a Xiao Zhan no le agradaba la idea ya que decía que le causaba miedo o más bien le aterraba que algún accidente pudiera ocurrir pero sabía que si estaba Yibo presente nada malo podría pasar pero aún así no atrevía a subirse a una. Luego de casa media hora, Yibo salió de la oficina donde tenía la reunión y se dirigió a recepción donde encontró a Xiao Zhan dormido en uno de los sillones, se acercó hasta él y con cuidado lo movió haciendo que el contrario se despertara pero los ojos de Xiao se volvían a cerrar por lo que Yibo no tuvo otra opción que cargarlo en sus brazos y sacarlo de la agencia para luego subirlo a su auto y llevarlo a casa para que pudiera descansar mejor, como era de esperarse varias chicas comenzaron a tomar fotos en el momento en que Yibo salió de la agencia, pero a Yibo ya no le importaba nada de lo que la gente hablara porque lo que más le importaba era ser feliz con la persona que tenía a su lado, y aquella persona era Xiao Zhan.
Yibo estacionó el auto y luego bajo para dirigirse hacia los asientos de atrás, donde abrió la puerta y luego con cuidado tomo a Xiao Zhan en sus brazos y lo bajo del auto para llevarlo hacia dentro de la casa, luego lo llevo hasta su habitación para luego recostarlo con cuidado en su cama, acomodo su cabello y una vez que dejó un beso en su frente salió de la habitación para dirigirse hasta donde estaba Yan Hsieh, quien se encontraba preparando un pastel y Yibo como no tenía nada que hacer, la ayudó en lo que le faltaba.
–Pensé que Xiao Zhan no querría salir de casa pero veo que estando contigo se siente a salvo –Hablo Yan Hsieh.
–Yo también pensé que no lo haría pero finalmente terminó aceptando mi invitación, una compañera dijo que lo vio concentrado dibujando por lo que creo que no se aburrió –Dijo Yibo.
–El doctor dijo que este sería un largo camino por recorrer, que poco a poco Xiao Zhan se iría acostumbrando a la realidad o más bien a lo que le pasó, por eso tenemos que estar ahí para apoyarlo y no dejarlo solo –Lo miro Yan Hsieh.
–No me alejaré de su hijo por más que me lo pida, Xiao Zhan es un chico lleno de vida y se que a pesar de lo que pasó, él saldrá adelante y superará todos los obstáculos que el destino le ha puesto en el camino –Dijo Yibo y luego sonrió.
Ambos luego de aquella conversación siguieron con lo que estaban, Zhou Cheng había escuchado aquella conversación y se sentía tranquilo al saber que su primo tenía un ángel a su lado cuidando de él pero aún así no se alejaría de su primo y también lo cuidaría, su abuela había regresado a Estados Unidos ya que tenía que resolver algunos asuntos y que luego que lo hiciera, regresaría a Beijing para poder estar junto a sus nietos y cuidarlos como lo ha hecho siempre.

ESTÁS LEYENDO
¿AÚN ME AMAS?
RomanceXiao Zhan siempre estuvo seguro de lo que sentía por Wang Yibo pero este le dejo bien en claro que él ya estaba comprometido y no dejaría a su futura esposa por pasar la noche con alguien que solo creía que era un estorbo, eso era lo que creía Wang...