Prologo

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Peter parker estaba sentado en la cocina de la casa de su padre; era estudiante del Instituto de Bellas Artes de la Universidad de New York, estaba a un semestre de completar su maestría y estaba a punto de decirle a su padre que era gay.

Sabía que su padre se volvería loco en cuanto pronunciara tales palabras. Parker se ganaba la vida como policía local y era bien sabido que formaba parte de un grupo donde no sabían tolerar a los hombres homosexuales. Peter cumplirá su vigésimo quinto cumpleaños en octubre y pensó que había llegado el momento de dejar de mentir, tomar la herencia de la tía May e irse para siempre. Con el resto del dinero de su tía, si su padre lo echaba, todavía podría terminar su último semestre y le quedaría dinero para seguir viviendo mientras era alumno de un maestro alfarero.

Richard Parker, un hombre grande y corpulento, se había hecho camino hasta ser sargento en el pequeño Departamento de Policía de la ciudad. Un borracho mezquino que empeoró después de que la madre de Peter murió, sabiendo lo suficiente sobre el estado de ánimo de su padre como para ser aprensivo.  Pero ésto era algo que tenía que hacer para mantener su autoestima.

<<Le hice a papá su comida favorita. Tal vez tenga suerte y él no se detenga por unos tragos en el bar local y salga de aquí con mi dinero y mi persona intacta.>>

Peter escuchó el sonido de la puerta de un auto cerrarse y miró por la ventana. El Renault de su padre estaba entrando al garaje. El tipo parecía poder caminar derecho; pero él podía aguantar bien las cervezas y los licores; por lo que Peter no descartó la posibilidad de que estuviera un poco borracho, o muy.

Su padre siempre bebía; era solo una cuestión de cuánto. De hecho, Peter lo prefería así, cuando su padre caía dado vuelta. En ese estado tiraría algunos golpes, generalmente los erraría, y se quedaría dormido en el sofá. En el raro caso de que llegara a casa sobrio, no era razonable, pero al menos no era violento.

Peter constantemente se preguntaba cómo había llegado a casa su padre, después de una velada en el bar sin hacer subir el auto a una vereda.

Él se manejó en la universidad con el dinero de su tía, una beca, préstamos estudiantiles y un trabajo en una pequeña galería de arte en Coney Island. Con este sostén de financiación, pudo ganarse la vida pagando por el departamento que compartía y una dieta de fideos hervidos con una hamburguesa, de vez en cuando, de esos menúes baratos, de casas de comida rápida.

Oyó a su padre en la puerta principal y se preparó. 

<<Puedo hacer esto.>>

Parker, por una vez, no entró en la casa haciendo mucho barullo. Puso su campera sobre el sillón, Peter escuchó el ruidito de sus llaves y el cambió de ánimo al golpear la pequeña mesa en el vestíbulo.

—¿Dónde estás mocoso? ¿Hiciste la cena? Espero que al menos intentes hacer algo para ganarte la vida. —Los pesados pasos de Richard resonaron por el pasillo, cada vez mas cerca de la cocina.

Peter trabajaba todo el día en la farmacia, vendiendo medicamentos a la gente mayor, por lo que el comentario sarcástico de su padre acerca de ganarse su dinero, no era justo; pero Richard realmente rara vez era justo. Peter le daba a su padre la mayor parte de su sueldo cuando regresó a la ciudad para el verano. Tuvo que volver a su casa porque no podía pagar lo que salía el departamento solo, durante los meses en que no tenía compañeros para dividir el alquiler.

Pasó sus vacaciones solo en la ciudad, porque éstas sacaban lo peor de Richard. La madre de Peter había muerto la víspera de Navidad, ocho años antes y su padre pasó los doce días siguientes en un estado de shock. 

Peter puso la mesa y sacó el pastel de papas directamente del horno y lo puso en una fuente delante de su padre. Una vez que éste terminó su cena con la cerveza siempre presente, el castaño se preparó para la conversación.

Él salió a su madre, altura promedio, algo delgado, pálido, castaño y con ojos cafés. Había competido en gimnasia en la escuela secundaria y había decepcionado a su padre con su elección de la Universidad de Arte New york en lugar de tomar una beca deportiva en una de las otras escuelas que le ofrecían la ida gratis. Richard ya llamó a su hijo con sobrenombres por su aspecto e interés por el arte. Peter pensó que su declaración no lo tomaría con mucha sorpresa.Sacó una tarta de manzana que compró como postre. Mientras comían el pastel, Peter intentó iniciar "la conversación".

—Papá, tengo que decirte algo.- Soltó el castaño de una maldita vez, debía decirlo de una, o eso seguiría carcomiendole la cabeza, era la hora, ahora o nunca. 

—¿Qué?- Pregunto Richard, sin siquiera dignarse a mirarlo a los ojos, muy ocupado comiendo el pastel. 

—Supongo que es mejor ir directamente al grano y decirlo. Soy gay.

—¿Me estás diciendo que eres un rarito?- Ahora Richard tenia puesta toda su atención en Peter, había dejado el cubierto sobre la mesa, en un movimiento que genero un estrepitoso sonido, uno que alerto de sobremanera a Peter. Quien empezó a sentirse mareado.

—Esa es una forma de decirlo.- Antes de decir otra cosa, Richard saltó de su silla y soltó un golpe directo al mentón de Peter. Continuó golpeándolo hasta que cayó al suelo y se hizo un ovillo para evitar los puños del hombre, éste comenzó a patear apuntando entre sus piernas.

Esta no era la primera vez que Peter recibía una paliza; sin embargo, su padre estaba siendo más despiadado de lo habitual.

—Tú, maldito bastardo, tu madre, vino a mi con un mocoso en el vientre y te acepté porque la amaba.- Peter se tiró en la alfombra blanco y negro y lo miró sorprendido. —Te tuve acá solamente por el bien de su memoria, pero ahora, quiero que te vayas de mi casa mañana por la mañana. No vas a tener más ayuda mía y podes olvidarte de lo que May te dejó porque yo lo controlo hasta que cumplas veinticinco años y me voy a asegurar de gastar cada centavo.

—Ese es mi dinero —respondió Peter mientras intentaba levantarse del piso.

—Pero yo tengo el poder legal y no te voy a dar absolutamente nada—. Richard lo miró con puro odio.

—Puedo denunciarte—gritó Peter.

—Inténtalo, maricón. Cuando pagues un abogado, ya no habrá nada. Espero por la mañana no verte más acá, ahora vete. Agradece de que te deje empacar tus cosas.-

Peter subió las escaleras y puso sus pocas cosas en una mochila grande. Agarro su computadora y su teléfono celular, que compró con su propia plata, y se preparó para salir de la casa antes de que su padre se levantara por la mañana.

Su compañero [Starker]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora