Lestrade le contó todo.
Desde el momento en que saltó del helicóptero hasta ese preciso instante en que tomaban un té en la prisión comandada por la menor de los Holmes, otra vez.
-¿Así que de la isla te rescató un helicóptero y después te dejó dentro del avión donde estaba yo?-dijo John terminando su té y mirando al detective inspector.
-Así fue-dijo con una sonrisa-iba de vuelta, porque me enteré que algo te había ocurrido y por un consejo que me dio Eurus.
-¿Qué? Imposible, ella te está manipulando-dijo depositando la loza en la mesa y mirando a su amigo como si estuviera loco.
-No lo hace, sé que no-dijo bajando la mirada.
-Bien-dijo serio y meditando por unos segundos-¿dónde están Sherlock y Mycroft?
-Mis hermanos están vivos-se escuchó la voz de Eurus. Ellos estaban en un sitio que servía de interrogatorio, pero que podían ocupar para tomar el té también.
-¿Alguno está herido?-dijo John notando que algo raro sucedía.
-Mycroft-dio por toda respuesta y Greg se puso pálido, no sabía qué hacer si le pasaba algo al político, necesitaba...-Inspector Lestrade está teniendo un ataque de pánico, mi hermano no va a morir, no hoy al menos-dijo suave la mujer-cálmese, ya podrá verlo.
-¿Puedo verlo ahora?-rogaba internamente porque lo dejara.
-Sí, pero no será agradable. Doctor Watson sería bueno que lo acompañara, dado que aún no llega el médico de turno para asistirlo-ambos se apresuraron a salir de allí, un guardia los esperaba, los guió por algunos pasillos hasta una enfermería.
Al ingresar vieron al político desmayado, con un vendaje en su cabeza y la ropa manchada de sangre, su semblante era más pálido de lo habitual.
-Dios, qué te hicieron-susurro Lestrade tomando una de sus manos y notando su frialdad-John-dijo en un susurro y girando hacia su amigo-ayudalo.
El rubio se acercó para revisarlo.
El pulso era muy débil. Seguramente la sangre perdida había sido demasiada y eran necesarias algunas transfusiones, Mycroft no podía seguir allí.
-Eurus debe venir un avión ambulancia, hay que llevarlo al hospital, ahora.
-No-dio por toda respuesta.
-¡Maldición Eurus!-gritó Lestrade furioso-¡Es tu hermano! Un mínimo de compasión con él.
-¡Él no la tuvo cuando me mantuvo encerrada!
-No seas como él, puedes ser mejor. Déjalo recibir ayuda y que viva sabiendo que gracias a ti aún respira.
Todo quedó en silencio.
-John-susurró Greg-tienes que hacer algo, puedes tratar de hacer una transfusión conmigo-dijo arremangando su camisa en el brazo izquierdo.
-No es tan sencillo, esto no es una película, Greg. No tengo el equipo necesario y tampoco sé si eres compatible, podemos causar un problema mayor-dijo seriamente y manteniéndose junto a Mycroft, quien no daba señales de nada-si Sherlock estuviera aquí-murmuró mordiendo su labio inferior.
-Mi hermano no haría diferencia-dijo Eurus con tranquilidad-en dos minutos aterrizará un avión ambulancia, llévenlo ahora a esa zona para que pueda irse de inmediato.
-¡Gracias Eurus!-dijo Greg mirando los parlantes y luego poniéndose junto a la camilla para ayudar a John.
-Sherlock está aquí, encerrado-dijo al momento que iban saliendo de la habitación. Eso envió un escalofrío a la espalda de John.
-No, él no-susurró suave y pensando, por un momento, que estaría tan mal como Mycroft.
-El avión ambulancia viene sin un médico abordo, solo el piloto. Aunque en el hospital están listos para recibir a Mycroft. Por cierto, solo mi hermano puede abordar, entrando la camilla no podrá subir nadie más.
-Mierda-dijeron ambos.
Nuevamente Eurus los tenía en una encrucijada.
Cuando llegaron a la azotea se observaron por unos segundos, la decisión estaba tomada.
El avión partió en cuanto Mycroft Holmes estuvo a bordo, dirigiéndose al hospital San Bartolomé, en Londres.
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Contexto
General FictionAlgo le decía que su hermana no había dejado las cosas al azar y que tanto él como Mycroft estaban nuevamente involucrados en uno de sus juegos.