Eurus odiaba a Mycroft.
Eso pasaba por su cabeza cuando debió reanimar al político, dos veces. Aunque a ratos sentía que no tenía razón, que la Holmes menor solo se vengaba y que realmente le tenía un cariño a su hermano mayor. Eso quería pensar.
-¡Mycroft!-le gritó un par de veces para que despertara, pero eso no ocurrió, simplemente el político siguió respirando, pero no estaba consciente.
Cuando llegaron al helipuerto del hospital Barts sintió como todo era extraño. Porque él había viajado encima del cuerpo del gobierno británico, mientras John piloteaba. El ex militar le había dicho que ambos tenían que viajar, porque él sabía reanimar y pilotear un helicóptero, pero no podría hacer las dos cosas al mismo tiempo y era evidente que Mycroft tendría un infarto en pleno vuelo.
Nadie contó con que tendría dos.
En el helipuerto estaban Anthea y Molly junto a unos paramédicos. Las habían llamado cuando iban a bordo del vehículo, era la única forma de asegurar que todo eso se mantuviera confidencial y salvar la vida del pelirrojo. Algo que cuando lo vieron parecía imposible, sin embargo, ahí estaba Greg Lestrade junto a la cama donde descansaba el hombre. Le habían hecho una transfusión de sangre y estabilizado su corazón, nada que un sujeto como Mycroft no pudiera superar.
-Fue mi culpa-susurró el detective manteniendo una mano aferrada a la del otro hombre-si no hubiese aceptado saltar del helicóptero cuando Eurus lo propuso, pero se escuchaba tan tentador y cierto ¿a quién le importaría que yo desapareciera?-lo dijo sin fijarse que Mycroft había despertado y lo miraba con sorpresa-Nadie me extrañaría-susurró poniéndose de pie y alejándose-aún lo creo-terminó de decir casi en un hilo de voz.
Mycroft lo observó, no respondió, simplemente intentaba procesar lo ocurrido, las palabras de Lestrade y dónde podía estar su hermano y el doctor Watson.
-John volvió por Sherlock-dijo Greg ante la pregunta no formulada y notando que ya no hablaba solo-Anthea está tratando de averiguar cómo los puede ayudar, pero sabemos que es imposible.
-A quién le rezas cuando está Eurus Holmes en el mundo-dijo el político citando a David, el antiguo director de Sherrinford, que se había dado un tiro cuando a su hermana se le ocurrió someterlos a esa vivisección que estuvo a punto de acabar con la cordura de su hermano.
-¿Por qué dices eso?-susurró Lestrade acercándose nuevamente a la cama.
-Detective Inspector vaya a casa-dijo suave y cerrando los ojos-debe descansar.
-No, no lo haré mientras mis amigos están en problemas, veré qué puedo hacer.
-Es inútil, no podrá, Eurus no tiene misericordia con nadie-dijo fríamente.
-Entonces, no me conoce, señor Holmes-dijo con saña y saliendo de allí.
-Te conozco más de lo que quisiera, Greg-murmuró al vacío de la habitación.
-Ya es tiempo, señor Holmes-dijo Anthea poniéndose de pie de la silla que se escondía en una esquina-tiene siete minutos para vestirse y el inspector Lestrade será detenido si usted lo desea.
-Deja ir a ese pez dorado, no lo merezco.
-Estoy segura de que no-dijo sin apartar la vista de su teléfono.
-¿Qué dijiste?-dijo sentándose en un borde de la cama con esfuerzo.
-Los hombres definitivamente no te miran a la cara-dijo con una sonrisa de lado-hola Mycroft-dijo Eurus mirándolo de frente.
-¿Qué hiciste con Anthea?-dijo palideciendo y presionando el botón para llamar a alguna enfermera.
-Por favor-dijo guardando el teléfono en su bolsillo-no hice nada con nadie, hasta ahora tú has manejado muy bien los hilos, hermano-dijo con una mueca-lástima que Sherlock y el doctor Watson no pudieron salir a tiempo.
-¿Dónde están?-dijo asustado, no podía perder a su hermano, tanto tiempo cuidándolo para que Eurus lo asesinara.
-Pensé que lo sabes y manejas todo, Mycroft, veo que no eres tan inteligente-dijo caminando hasta él e inyectando una jeringa en su pierna-buenas noches-susurró con una sonrisa y a los segundos el mayor se desmayó.
Casi al instante se abrió la puerta.
-Solo ayudo por su bien-dijo Anthea ingresando al lugar junto con Molly-revisalo-susurró con una mueca y poco de acuerdo con el sistema de Eurus.
-Por favor, lo disfrutas tanto como yo, al fin no recibes sus órdenes y puedes mandar al diablo todo lo que él necesita, no finjas-dijo con una mueca, molesta.
-Está bien-susurró la pelirroja mirando al político y moviéndolo para que quedara en una posición más cómoda.
-No estoy de acuerdo con tus métodos-dijo Molly molesta y encarando a Eurus.
-Lo sé, pero sabes qué es lo mejor para Sherlock-dijo con una sonrisa-John lo hace feliz.
Molly salió molesta, dando la razón a las palabras de la Holmes menor.
-Gregory Lestrade-intentó hablar la asistente mirando a la mujer.
-No le sucederá nada, está a salvo, pero no merece que Mycroft destruya su vida.
-Pero ellos serían buenos juntos-murmuró con suavidad.
-Lamentablemente tienes razón-respondió saliendo de allí.
Solo Anthea se quedó con Mycroft esa noche.
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Contexto
General FictionAlgo le decía que su hermana no había dejado las cosas al azar y que tanto él como Mycroft estaban nuevamente involucrados en uno de sus juegos.