Los días pasaron en un silencio atronador entre Min Yoongi y yo. Apenas nos hablábamos, ya no me miraba como antes en las reuniones, de hecho me ignoraba todo lo que podía y yo ya no buscaba excusas estúpidas para subir a su despacho y por supuesto nada de mensajitos a media noche como habíamos hecho las anteriores semanas. Me sentía perdido, atontado y no podía hablarlo con nadie, porque por primera vez en tiempo, mi pequeño roce con el jefe no era de dominio publico y aunque sabía que los chicos notaban la distancia también tenía la certeza de que él se había ocupado de mantenerlo todo en la más absoluta incógnita.
Tae me preguntó un par de veces pero ante mi negativa dejó de hacerlo para como todos pasar automáticamente. -Vosotros sabréis, siempre estáis igual- dijo para zanjar el tema. No volvió a preguntarme y la verdad lo agradecí tremendamente.
Cada vez que entraba en casa, el recuerdo de ese beso me derretía el alma y me frustraba a partes iguales. Sentía sus manos pegándome a su cuerpo, sus caderas bajo mis manos...Como un ritual, pegaba un portazo y entraba en mi casa a grandes zancadas intentando borrarlo de mi mente. Me repetía constantemente que si él no quería nada yo tampoco pero me arrepentía al momento cuando mi conciencia me repetía una y otra vez lo enganchado que estaba a ese hombre.
Diciembre comenzó a ser insoportable en la oficina y solo estábamos a día once. Ese día entré corriendo en el departamento de venta internacional donde trabajaba.
-Llegas tarde-comunicó Jin sonriente.
-Si, lo se, había un trafico de mil demonios-chillé sentándome en mi silla jadeando como un loco.
-Respira Park, nadie va a chivarse al jefe-dijo Tae en voz baja para que solo nosotros le escuchásemos. Abrí los ojos exageradamente y Jin reprimió una sonrisita.
-Taehyung por favor-repliqué. Él levantó las manos y sonrió de vuelta a su ordenador. Durante toda la mañana me dediqué a rellenar nuevos informes y revisar propuestas de presupuestos para tres nuevos edificios en Europa. A media mañana, como si lo hubiese invocado apareció Namjoon por la puerta cargado con una montaña inmensa de libros de contabilidad coronados por una pequeña bandeja de la cafetería con vasos de té para todos.
-¿Te he dicho ya lo mucho que me gustan tus visitas?-preguntó Jin con sorna levantando la cabeza del ordenador cuando nuestro amigo entro por la puerta.
Nam sonrió de lado marcando sus hoyuelos. -Cientos de veces-aseguró.
Tomamos nuestro té mientras charlábamos animadamente sin movernos de nuestro lugar de trabajo. Namjoon nos contó lo aburridos que eran los jueves en el departamento de contabilidad con la revisión y recolección de los libros de contabilidad y Tae y yo compartimos nuestro entusiasmo exagerado por la Navidad que estaba a la vuelta de la esquina. Nuestros amigos también comentaron sus planes para esas fechas y prometimos reservar días para reunirnos todos juntos y celebrar.
-Jimin, tengo que pedirte un favor-dijo Namjoon tranquilo mientras recogíamos nuestros vasos para tirarlos a la papelera. Me volví hacia él con una sonrisa.
-Claro, ¿que necesitas?-Respondí acercándome a su lado.
-Veras, tengo que ir abajo a solucionar un problema con unos contratos de última hora que se me han complicado y me preguntaba si podrías llevar esto arriba al despacho de Yoongi, tienen que estar en su mesa en cinco minutos y sino no llego a lo otro-explicó con una mueca que no sabría describir. En sus ojos vi diversión y a la vez culpabilidad pero también el brillo en los ojos de un chiquillo haciendo una trastada.
-¡¿En serio?!-chillé alarmando a todos los compañeros que estaban trabajando en sus mesas. Los tres allí presentes me miraron en silencio y mi corazón bombeó rápido recordando que Yoongi y yo no nos habíamos visto a solas desde el día del beso.
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Bullets //Yoonmin
FanfictionRenunciar a tus sueños siempre es duro y para Jimin la vida es una absoluta mierda desde que tuvo que dejar la danza y dedicarse a estudiar una carrera que no le gustaba por orden de su padre. Todo cambia en su primer día de trabajo cuando conoce a...