El vasallo de Lord Voldemort

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Hermione dio un grito.

Black se puso en pie de un salto.

Harry saltó también como si hubiera recibido una descarga eléctrica.

Hil giró la cabeza coló un relámpago hacia Snape y dejó ir un grito de sorpresa.

-He encontrado esto al pie del sauce boxeador -dijo Snape, arrojando la capa a
un lado y sin dejar de apuntar al pecho de Lupin con la varita-. Muchas gracias, Potter,
me ha sido muy útil.

Snape estaba casi sin aliento, pero su cara rebosaba sensación de triunfo.

-Tal vez os preguntéis cómo he sabido que estabais aquí -dijo con los ojos
relampagueantes-. Acabo de ir a tu despacho, Lupin. Te olvidaste de tomar la poción
esta noche, no encontraba a Dekker por ningún sitio así que decidí ir yo, te llevé una copa llena. Fue una suerte. En tu mesa había cierto
mapa. Me bastó un vistazo para saber todo lo que necesitaba. Te vi correr por el
pasadizo.

-Severus... -comenzó Lupin, pero Snape no lo oyó.

-Le he dicho una y otra vez al director que ayudabas a tus viejos amigos Black y Hil a
entrar en el castillo, Lupin. Y aquí está la prueba. Ni siquiera se me ocurrió que
tuvierais el valor de utilizar este lugar como escondrijo.

-Te equivocas, Severus -dijo Lupin, hablando aprisa-. No lo has oído todo. Puedo explicarlo. Sirius y Hil no han venido a matar a Jean y a Harry.

-Tres más para Azkaban esta noche -dijo Snape, con los ojos llenos de odio-.
Me encantará saber cómo se lo toma Dumbledore. Estaba convencido de que eras
inofensivo, ¿sabes, Lupin? Un licántropo domesticado...

-Idiota -dijo Lupin en voz baja-. ¿Vale la pena volver a meter en Azkaban a un
hombre y una mujer que son inocentes por una pelea de colegiales?

¡PUM!

Del final de la varita de Snape surgieron unas cuerdas delgadas, semejantes a
serpientes, que se enroscaron alrededor de la boca, las muñecas y los tobillos de Lupin.

Este perdió el equilibrio y cayó al suelo, incapaz de moverse.

Hil se arrodilló rápidamente al lado de Lupin e into quitarle las cuerdas.

Con un rugido de rabia, Black se abalanzó sobre Snape, pero Snape apuntó directamente a sus ojos con la varita.

-Dame un motivo -susurró-. Dame un motivo para hacerlo y te juro que lo
haré.

Black se detuvo en seco. Era imposible decir qué rostro irradiaba más odio.

Yo me quede paralizada, sin saber qué hacer ni a quién creer.

Dirigi una mirada a Harry a Ron y a
Hermione.

Harry miraba hacia la escena que teníamos delante sin poder creer que era realmente lo que sucedía.

Ron parecía tan confundido como yo, intentando todavía retener a Scabbers.

Hermione, sin embargo, dio hacia Snape un paso vacilante y dijo casi sin aliento:
-Profesor Snape, no... no perdería nada oyendo lo que tienen que decir; ¿no cree?

-Señorita Granger; me temo que vas a ser expulsada del colegio -dijo Snape-.
Tú, Potter y Weasley os encontráis en un lugar prohibido, en compañía de un asesino
escapado y de un licántropo. Diré que habéis arrastrado a Dekker con vosotros, sería una pena perder a una tan buena pocionista. Y ahora te ruego que, por una vez en tu vida, cierres la
boca.

-Pero si... si fuera todo una confusión...-insistió Hermione.

-¡CALLATE, IMBÉCIL! -gritó de repente Snape, descompuesto-. ¡NO HABLES DE LO QUE NO COMPRENDES! -Del final de su varita, que seguía apuntando a la cara de Black, salieron algunas chispas. Hermione guardó silencio, mientras Snape proseguía-. La venganza es muy dulce -le dijo a Black en voz
baja-. ¡Habría dado un brazo por ser yo quien te capturara!

JEAN DEKKER //3//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora