La final de Quidditch

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-Me ha enviado esto -dijo Hermione, tendiéndonos la carta.

Harry la cogió y la leyó en voz alta.

Querida Hermione:
Hemos perdido. Me permitirán traerlos a Hogwarts, pero van a fijar la
fecha del sacrificio.
A Buckbeak le ha gustado Londres a Witherwings no tanto.
Nunca olvidaré toda la ayuda que nos has proporcionado.
Hagrid

-No pueden hacerlo -dijo Harry-. No pueden. Buckbeak no es peligroso. Y Witherwings tampoco-añadió Harry ya que yo lo miraba mal.

-El padre de Malfoy consiguió atemorizar a la Comisión para que tomaran esta
determinación -dijo Hermione secándose los ojos-. Ya sabéis cómo es. Son unos
viejos imbéciles y los asustó. Pero podremos recurrir. Siempre se puede. Aunque no veo
ninguna esperanza... Nada cambiará.

-Sí, algo cambiará -dijo Ron, decidido-. En esta ocasión no tendrás que hacer tú sola todo el trabajo. Yo te ayudaré.

-¡Ron!

Hermione le echó los brazos al cuello y rompió a llorar.

Ron, totalmente aterrado, le dio unas palmadas torpes en la cabeza.

Harry y yo nos miramos y sonreímos.

Hermione se apartó por fin.

-Ron, de verdad, siento muchísimo lo de Scabbers -sollozó.

-Bueno, ya era muy viejo -dijo Ron, aliviado de que ella se hubiera soltado-. Y era algo inútil. Quién sabe, a lo mejor ahora mis padres me compran una lechuza.

Ron estaba rojo y se sonrojó aún más cuando le lanzó una mirada pícara y señale a la chica.

El bajo la cabeza y sonrió

• • •

Las medidas de seguridad impuestas a los alumnos después de la segunda intrusión de
Black impedían que Harry, Ron, Hermione y yo visitáramos a Hagrid por las tardes.

La única posibilidad que teníamos de hablar con él eran las clases de Cuidado de Criaturas Mágicas.

Hagrid parecía conmocionado por el veredicto.

-Todo fue culpa mía. Me quedé petrificado. Estaban todos allí con sus togas negras, y a mí se me caían continuamente las notas y se me olvidaron todas las fechas que me habías buscado, Hermione. Y entonces se levantó Lucius Malfoy, soltó su discurso y la Comisión hizo exactamente lo que él dijo...

-¡Todavía podemos apelar! -dije con entusiasmo-. ¡No tires la toalla!
¡Estamos trabajando en ello!

Volvíamos al castillo con el resto de la clase.

Delante podía ver a Malfoy, que iba
con Crabbe y Goyle, y miraba hacia atrás de vez en cuando, riéndose.

-No servirá de mucho, Jean -me dijo Hagrid con tristeza, al llegar a las escaleras
del castillo-. Lucius Malfoy tiene a la Comisión en el bolsillo. Sólo me aseguraré de
que el tiempo que les queda a Buckbeak y a Witherwings sea el más feliz de su vida. Se lo debo a los dos...

Hagrid dio media vuelta y volvió a la cabaña, cubriéndose el rostro con el pañuelo.

-¡Miradlo cómo llora!

Malfoy, Crabbe y Goyle habían estado escuchando en la puerta.

-¿Habíais visto alguna vez algo tan patético? -dijo Malfoy-. ¡Y pensar que es profesor nuestro!

Harry, Ron y yo fuimos hacia ellos, pero Hermione llegó antes:

La chica cogió la varita y la apunto al cuello del rubio.

JEAN DEKKER //3//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora