Hijos Del Susurro

#13

Cariño, ese sentimiento que muy pocos, saben expresarlo de forma auténtica, el cariño que expresamos a los demás es la mayor prueba de que la gente nos importa. Incluso con gestos tan pequeños como una sonrisa o un "bien hecho" Se desborda el cariño y la importancia que le tenemos a alguien.
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El caminaba por las calle de aquella cuidad en la cual vivía desde hace ya muchos años, había paseado todo el día viendo como la gente hacía sus deberes cotidianos, como paseaban en sus propias burbujas de felicidad incrédula. Solo podía suspirar decepcionado de toda la gente que estaba sin saber lo que les rodea, parecía que no se dieran cuenta de que estaban rodeados por el peligro.

Se dirigió al hospital de la ciudad, ese día cuando él Pudo contemplar desde su ventana todo lo que había logrado con apretar un simple botón, con una simple orden.

Caminaba por los pasillos viendo a toda la gente alborotada y viendo como entraban cantidades impactantes de personas que casi estaban muriendo. Su sonrisa crecía de oreja a oreja Mirando por cada ventana de las salas como los doctores angustiados trataban de calmar lo que parecía un virus o una pandemia y como todo le estaba quedando de forma perfecta.
Le había tomado años cada detalle de este plan, el arrepentimiento no era parte de su vocabulario, siempre buscaba una forma de hacer las cosas a la perfección y a su manera. Sencillamente su terquedad y su esfuerzo lo habían llevado a donde estaba ahora, aun cuando muchas personas la habían advertido que podía causar más daños en general

En un momento se detuvo y comenzó a sudar frío, vio muchísimas personas que él conocía, las cuales sabía que no debían salir afectadas, Comenzó a temblar, a maldecir en voz baja y se dio cuenta que había cometido un gran error, le habían advertido de Zero, Salió se aquel hospital y Decidió volver a su Oficina para hablar con sus subordinados,
Pudo notar que al templo estaba entrando ella, La que le jodía la vida.
¿Cómo puede ser que ella todavía esté caminando por las calles? ¿Cómo puede ser que ella no salió tan afectada como los demás?

Entró en Aquel lugar y decidió espiarla como todo un profesional que era. Caminó detrás de ella y pudo ver que entró a una sala con ese altar tan conocido, el altar de la balanza. Él Lo conocía tan bien...

Iba con dos personas más, investigando seguramente, se notaba como la chica tenía perlas en sus ojos descubriendo cosas como esas. Aquel hombre no pudo evitar sonreír un tanto frustrado.

Salió de aquel templo un tanto enojado. Ella era su único objetivo y es una de las pocas que sale ilesa. Necesitaba activar la segunda fase...

Volvió a su casa, un tanto desesperado pero después se calmó sabiendo que ella también había sufrido por todo esto, igual que mucha gente inocente. En ese momento él se empezó a preguntar si valía la pena lo que estaba haciendo, pero quitó ese pensamiento de su cabeza sabiendo que lo que odia desaparecería, opero de igual forma debe estar bien preparado para lo que pasará en esta segunda fase, Lo que de verdad sería una Catástrofe si no se tomaban las precauciones necesarias, o mejor dicho si no tenían a Zero.

Llegó a su casa y Sentado en su silla de cuero, con el control remoto en su mano y con una sonrisa que nadie se la quitaría del rostro. Era como un niño viendo su caricatura favorita y casi se le oía reír con emoción, viendo aquel noticiero y oyendo como la gente ingresa a los hospitales por alguna razón inexplicable.

—es Hermoso, genial. Debes admitir que esto es extraordinario. —Dijo girando para mirarle recostada del marco de la puerta.

—La verdad, no pensé que lo lograrías, me sorprendes. — Dice con una expresión sería, cruzada de brazos y mirando a la nada.

—Dudabas de mí, pero en el Fondo sabes que soy capaz de hacer cualquier cosa por lo que es correcto. –Dijo mientras volvía a dirigir su vista al televisor. —es como escuchar una hermosa melodía, y será una sinfónica perfecta cuando se despliegue la fase 2.