Creo que puedo sentir como uno de sus brazos intentaba atraerme hacia él. El contacto de las sábanas con mis muslos me provocaba frío y que me tense inevitablemente. Giré un poco mi cabeza y ví sus perfectos rasgos en profundo sueño, como sus labios color vino que hacían una especie de puchero. Rodé los ojos y salí de allí, con su camisa de tela de algodón tapando casi por completo mis delgadas piernas.
Sentía mi cuello molestar en algunos sectores. Probablemente luego debería cubrirlos con algún que otro maquillaje. Esa tonta costumbre de hacer chupones me desagradaba, pero en el sexo uno puede perder el control de vez en cuando.
Mojé mi rostro y ni siquiera me molesté en verme al espejo. No era algo habitual para mí. Apagué la luz y agarré mis llaves. Caminé por las extensas escaleras que me guiaban a mi terraza. Mi único lugar entre tantos no lugares.
Estaba oscuro, demasiado, pero la falta de luz no es algo que me descoloque o me saque de mi zona de confort. Puedo sentir cierta gratitud, es calma y genuinamente misteriosa. Me agradaba eso, me sentía envuelta en algo, me parecía un sentimiento real. y no muchas veces los tenía.
Encendí un cigarro, apoyando mis codos en el borde de la terraza, relajando mis rodillas que tocaban la helada pared de concreto. Normalmente pensaba mucho, la gente que me rodeaba creía que por quedarme quieta mirando a la nada era una idiota; pero les aseguro que por mi mente pasaban cosas que ni al más listo se le ocurrirían nunca. Maldita sociedad, te juzgan hasta si respiras mal. "Asmático" es un insulto que escuchaba a diario en dónde estudiaba.
Abandoné la escuela, ¿por qué? Porque me daba la gana, ¿sino por qué razón justificable querría no tener un futuro?
Ah, sí, ya lo recuerdo. Me odio.
No me gusta como soy, no me gusta mi cabello, ni mi figura tan delgada, ni mis caderas tan anchas, ni mi abdomen tan uniforme, o mis ojos tan pequeños o mi nariz tan grande. Detesto mi risa, mis pómulos que parecen operados, mis brazos tan débiles, mi espalda tan encorvada, mi voz tan ronca, o mi pésimo tono de piel. Odio cada aspecto de mi persona.
Cada sábado, rondando las siete de la tarde un tipo de cabello largo y fuertes brazos dejaba un recorrido de besos entre mi barbilla y clavícula. A veces lo disfrutaba. Otras no.
Ese tipo estaba descansando abajo, en mi propia casa, en mi propia cama. Podríamos ser todo si quisieramos es lo que me dijo una vez, pero evidentemente para el amor no nací. Puede ser metafórico y también literal, sospecho que fui producto del San Valentin. Nací en Noviembre. Bingo.
Si me dieran un centavo por cada vez que amanecía a su lado, probablemente sería increíblemente pobre. No era de esas chicas que se morían por despertar abrazadas al amor de su vida o a su amor de ese momento. Es más, lo rechazaba. No podía hacerlo.
Saqué humo por mi boca, mi garganta estaba seca y mis piernas temblaban un poco. Rogaba que Beckett Oliver ya se hubiera marchado así podría continuar con mis cosas. Como lavar las sábanas, tirarlas, o quemarlas si estuviera muy floja.
Recuerdo la primera vez que apoyé mis codos en la barra de mi maldita terraza. Era de noche, no había gente. Solo miraba hacia abajo; sin esperanzas de caer pero tampoco con esperanzas de quedarme a contemplar el vacío. Notaba los pequeños pájaros que buscaban ramitas para construir sus nidos.
¿Cómo era posible que un animal con un cerebro del tamaño de una almendra, fuera más útil que yo?
Volví a apoyar el cigarrillo en mis labios, sintiendo el viento que levantó un poco la camisa de algodón que llevaba puesta.
Eliminé el humo y sin querer al moverse mi mano tiré un poco de ceniza a la vereda de abajo. Levanté los hombros. Todo me daba absolutamente igual.
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𝓔𝓷 𝓵𝓸𝓼 𝓽𝓮𝓳𝓪𝓭𝓸𝓼 ~ Tori Vega (+Jade West)
FanfictionUna chica de casi dieciocho años enojada con la vida consigue encontrarse con otra chica que endulzará cada parte de su alma. HISTORIA CENTRADA EN LA VIDA DE TORI VEGA.