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Se encontraba sentado en un sillón descansando tranquilamente, hacia un rato que su turno había llegado a su fin así que al salir se fue directo a su hogar, se encontraba fumando un cigarrillo mientras intentaba tranquilizarse ya que todo lo que había sucedido lo hacía sentir fatal, escuchar la voz de aquel hombre otra vez era algo que simplemente detestaba, en aquel punto se encontraba solo por que sus compañeros se encontraban en el casino, también lo invitaron pero se invento una excusa.
—¿Pelo pol que me pasa esto? —unas lágrimas comenzaron a bajar por su rostro, su mano temblaba mientras sostenía el cigarrillo—
Los recuerdos de nueva cuenta llegaban a golpearlo, se sentía fatal simplemente pensaba y pensaba en lo que aquel policía le había hecho, analizó todo y comenzó a trazar un plan. Primeramente cobraría venganza en contra de aquel hombre, quería hacerlo sufrir a toda costa como el lo había hecho con él, después lo mataría y finalmente el se mataría para finalmente descansar.
Armando se encontraba en el casino aquel lugar le encantaba demasiado el tema de apostar, aunque en ocasiones llegaba a perder bastante dinero pero que le haría, se encontraba sentado intentando concentrarse en el juego pero simplemente no podía, ya que la imagen de aquel asiático llegaban a su mente, simplemente odiaba verlo tan mal y triste, ya que normalmente lo veía con una sonrisa en ocasiones haciendo el ridículo pero era alguien bastante fuerte,salieron de aquel lugar después de que la mayoría perdiera dinero, se dirigieron hacia un bar, todos fueron con dirección a la barra para comenzar a pedir sus tragos, a excepción de Armando que se quedó un rato viendo a la nada, pensaba de nueva cuenta en aquel chico, detestaba no poder sacarlo de su cabeza.
—¿No gustas un trago? —decía Juanjo con una sonrisa dirigiéndose hacia el de ojos verdes que por unos segundos dudo, pero finalmente terminó cediendo—
El rato rápidamente pasó, tragos y mas tragos tomaban los amigos, el que menos había bebido era el mexicano que no tenía demasiadas ganas de beber. Yun se encontraba aún en el sillón cuando llegaron sus amigos.
—Compa, hagame paro y ayudame a bajar a los pendejos
El de ojos rasgados no entendía que sucedía así que con pasos dudosos salió de la mansión, encontrándose con sua compañeros borrachos a más no poder, aunque su mirada se fue especialmente hacia Armando, nunca lo había visto tan mal, cosa que le sorprendió un poco, pero sin duda fue a ayudarlo.
—Y yo soy el que debelia contlolalse
—Me gustan mucho tus ojos —decía Armando apenas y pudiendo hablar. —Y también tu cabello
—Almando ¿eles tú? Pol que yo no te leconozco —decía Yun con una pequeña sonrisa mientras arrastraba a su compañero hacia su habitación—
—Aunqueeee algo no me gusta de ti
—Ay pol dios ¿que no te gusta de mi?
—Que siempre te la pases triste y sabes que —se paro en seco cosa que hizo que quedarán bastante cerca uno del otro. — Yo te haré sentir feliz, voy a curar tus heridas
—Anda ya que estas muy bolacho ya y no sabes ni lo que dices
—Yun
—¿Ahola que quieles? Y pol favol sigue caminando
—Te quiero demasiado
El pelirrojo simplemente sintió como sus mejillas ardían y no le encontraba la razón, dio gracias en cuanto llegaron a la habitación de Armando, como pudo abrió la puerta y dejó al pelinegro sobre la cama.
—Anda ya duelme, que si no mañana te va a dolel la cabeza y tenemos muchas cosas que hacel
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