Diecisiete

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(Perdón

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(Perdón...) 

Andaba triste, luego con los rumores de la serie de Boruto, aun más triste XD Ya no se me ocurría nada para esta historia. ¡Pero Dios es grande e inspira, dattebayo! 

Muchas gracias por continuar leyendo esta historia, por darme la oportunidad de mostrarles la otra cara de la moneda, de que ustedes mismos reflexionen un poco y  hagan debate, me encanta, en serio. ¡Les mando un fuerte abrazo!

Por cierto, no se desvelen y tomen agua. Los quiero mucho <3 

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Ir a terapia no era algo sencillo de explicar: si le preguntaran si ha habido cambios, para él, no, no los hay, no de la manera que esperaba pero de todos modos ya llevaba una rutina en esas semanas.

Decidió quedarse de nuevo en el Instituto tras semejante regaño de Shikamaru, primeramente por hacerlo pasar malos ratos cada vez que lo ve, haciéndole mal gesto; además de eso, pensó en que no estaba siendo tan responsable de sí mismo cuando se va a un nido ajeno en lugar del propio...

Se colocó el horrible uniforme, desde temprano tenía a Naruto ahí haciéndole compañía y un día a la semana iba Kakashi a verle en esa pequeña oficina despotricada conferida exactamente para ellos dos donde el monstruo parecía estar más a fuerza que de ganas atrapado en un rincón mirándole con burla.

Hasta este punto se había reconocido como un chico inmaduro y con severa lastimosidad que al final no quería, no si eso no lo ponía como igual de Naruto y terminaba siendo tan miserable como se sentía antes de la luz, llámese el ruidoso estallido en su cerebro cuando el sacerdote llegó de repente un día.

Se felicitaba de todos modos por las constantes charlas en las que fue excesivamente honesto con el psicólogo electo, delatándose como un chico desmedidamente emocional pero recibiendo también esa frase tan necesaria de que era entendido, de que también estuvo herido y de que no fue justo lo que le sucedió. Kakashi era poco paternalista, tutor semi ausente que le permitía a Sasuke sentirse con el control de su vida por fin.

Estaba limpio de adicciones, de hecho y eso le confería un nuevo miedo, pues sin adicciones ya no pertenecía a ese lugar.

Temía no volver a verlo jamás, a Naruto, a su pedacito de cielo que le hacía renegar cada día en los pasillos y con quien entendía la frase "el tiempo pasa muy rápido".

Extrañaba cenar y dormir con él pero el rubio parecía más aliviado así, quizá había sido muy inconveniente su presencia en esa casa. ¡Tal vez incluso Naruto se sentiría un tanto incómodo con su apariencia! o, al menos en esos momentos más débiles, cuando la depresión lo volvía a atormentar, (pues no estaba exento de estos achaques emocionales aun) recordaba con énfasis en los gestos, aquellas veces que rehuía su presencia o su cercanía bajo las sábanas, como si más que ser amable, estuviera reprimiéndose el asco, el repudio o el hastío.

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⏰ Última actualización: Aug 25, 2020 ⏰

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