II

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Un niño.

Kisame se acercó lentamente para ver mejor. Si sus ojos le jugaban una broma, era mejor que ya lo dejaran. ¿Quién era ese niño? Tenía los ojos negros al igual que su cabello, el cual estaba un poco largo, aparentaba unos cinco o seis años, pero lo que más llamó su atención, es que estaba cubierto por la bata de Akatsuki.

Le era imposible de creer, pero aún así...

—¿Itachi-san? —preguntó inseguro el ex-ninja de la Niebla, el niño respondió volteando su mirada hacia él, parecía algo molesto—. Estás... eh, bueno, ¿en serio eres tú?

El niño levantó una ceja, obviamente confundido.

—¿Qué dices? Por supuesto que soy yo... —el niño que se suponía era Itachi se interrumpió a si mismo—. Mi voz suena rara. —murmuró e intento aclararse la garganta.

—I-Itachi-san, tal vez deberías verte. —dijo Kisame con una pequeña risa nerviosa. El niño lo miro algo extrañado, pero hizo lo que le dijo, entonces, por primera vez, Kisame vio el rostro asombrado y confundido de Itachi.

—¡¿Qué sucedió?! —miraba sus manos y su alrededor. No podía creer lo que pasaba, lucía como si tuviera seis años otra vez, sus ropas le quedaban demasiado grandes y todo a su alrededor, incluido su compañero, se veían más grandes.

Kisame se acercó cuidadosamente a él y le dio una palmada en la cabeza para llamar su atención.

—Primero que nada, tranquilízate, hay que pensar en un modo se solucionar esto. —habló con tranquilidad Kisame, intentado calmar al pequeño.

—Si —dijo Itachi recuperando su serenidad habitual—, pero no me hables como a un niño. —replicó con un tono molesto. Kisame solo sonrió.

—Bien, primero que nada, creo que necesitarás ropa nueva —comentó mientras se ponía de pie—. Vuelvo enseguida, no te muevas. —le ordenó, mientras que se ponía de pie y desaparecía.

—Te dije que no me hablaras como a un niño. —refunfuñó Itachi, mientras veía al hombre tiburón alejarse.

Cuando iban de camino al lugar donde interceptarían a los ninjas del Sonido, Kisame distinguió a lo lejos, entre los grandes árboles, un pequeño pueblo. Al principio, no le había prestado mucha atención, pues no parecía la gran cosa y no tenía nada que ver con su misión actual, pero ahora que se encontraba en ese problema, tal vez vendieran algo de ropa que le pudiera quedar a Itachi.

En unos minutos, ya se encontraba en el lugar.

Efectivamente, como había pensado, el lugar no era la gran cosa, pero a pesar de las pocas casas y el estado en que estas se encontraban, parecía un lugar pacífico en verdad.

Dudaba que alguien se diera cuenta que era un criminal muy buscado, pero por las dudas, se retiró la bata y su protector, y los escondió en lo alto de un árbol que estaba hueco, no sin antes sacar algo de dinero, claro.

No tardó mucho en encontrar la tienda, era de lo que más destacaba del lamentable pueblo, sin embargo, estaba menos surtido de lo que esperaba, no había mucha variedad de ropa. Al final solo compró una camisa gris, pantalones negros cortos, unas sandalias y una pequeña mochila de color amarillo pálido. Solo esperaba que las ropas le quedasen a Itachi, porque se habían quedado sin dinero para comida y dudaba que Kakuzo les quisiera dar más.

Salió del pueblo, tomó de regreso su bata y se encaminó de regreso a donde estaba el Uchiha.

Al llegar al lugar, no encontró a Itachi en medio del camino como lo había dejado. Por obvias razones, él se había movido para evitar que si llegaban viajeros o los ninjas volvían, no lo encontraran tan fácilmente, además, también tomó el cadáver y lo escondió entre los matorrales, luego de quitarle el pergamino.

—Ya volví. —anunció Kisame, llamando la atención de Itachi, quien estaba detrás de un pequeño grupo de arbustos, doblando su ropa, excepto la camisa, que le llegaba por debajo de las rodillas.

Kisame no lo diría en voz alta, pero el ver a su compañero de esa forma le causó tanta ternura que casi no podía resistir el impulso de correr y abrazarlo.

—Eso fue rápido. —comentó sin prestarle mucha atención a la llegada de su pareja. 

—No estaba tan lejos —contestó Kisame ignorando la fría bienvenida —. Es todo lo que encontré. —dijo, tendiéndole la ropa que compró y la mochila. Itachi la tomó con un pequeño "Gracias" y, después de entregarle el pergamino, procedió a cambiarse. 

Después de cinco minutos Itachi salió vestido y con la mochila en los hombros, donde había guardado sus otras ropas.

Kisame se quedó mirando al pequeño y adorable niño. Siempre pensó que Itachi era de muy buen ver, pero jamás se le pasó por la cabeza cómo era de niño y ahí lo tenía, un pequeño Itachi Uchiha.

—¿Cuándo debíamos entregar el pergamino, Kisame-san? —aquella pregunta tomó con la guardia baja a Kisame, pero se recuperó en seguida, así era Itachi, aún así, con esa voz de niño, le costaba mucho tratarlo como acostumbraba.

—Hoy, se supone debemos reunirnos con el sujeto en el este de la falda de esa montaña —apuntó detrás del pequeño Itachi, quien solo asintió y comenzó a caminar tranquilamente en esa dirección. Kisame estaba algo confundido, pero lo imitó y también empezó a caminar hasta quedar al lado de él —Después de todo, si era una trampa. —comentó, intentando iniciar una conversación.

—Si, tal vez querían hacer dinero entregándonos. —supuso, sin darle mucha importancia.

—Tal vez, pero si ese es el caso, no podrían reconocernos siendo niños, además, eso no les garantizaba la victoria. —señaló Kisame. Itachi guardó silencio unos segundos antes hablar.

—No lo garantizaba, pero si los acercaba. —dijo finalmente.

—¿Qué significa eso? —preguntó con su típico tono divertido. El atardecer ya se estaba asomando mientras ellos seguían de camino a la montaña.

—Primero, la confusión de no saber que sucede y segundo —Kisame notó que Itachi dudaba en decir lo último—, parece que la víctima del jutsu tiene problemas para manejar sus propios ninjutsus. —esa declaración dejó impactado al ex-ninja de la Niebla.

—¿E-Es en serio? Entonces tú...

—Si, solo puedo usar mi Sharingan y el Mangekyo, pero me cansa mucho el solo activarlos —explicó, interrumpiéndolo—. Cualquier otro ninja, sin sus ninjutsus, sería un niño indefenso —Kisame estaba de acuerdo con él, eso explicaba todo—, después de hacernos caer en el jutsu noquearnos serían muy fácil luego solo tendrían que revertir el jutsu y matarnos.

—Entiendo, pero, ¿por qué solo lo usaron en uno de nosotros? y más importante, ¿por qué a nosotros? —preguntaba curioso.

—Lo primero, supongo que cometieron un error al ejecutar el plan, creo que notaste que todos esos ninjas parecían nerviosos, eso debió ocasionar el fallo. Lo segundo, dudo que quieran detener a Akatsuki, así que deduzco que podrían haber estado tras mis ojos y tu espada —explicó, no pareciera que le importara, la verdad es que a Kisame le era difícil decir lo que sentía Itachi la mayoría de las veces—. Ya llegamos.

Ambos se detuvieron.

La noche ya había caído y el cielo estaba ahora lleno de estrellas brillantes, hacía rato que habían dejado los árboles atrás y en su lugar estaba una gran pradera verde, no podían ver mucho por lo oscuro, pero si lo necesario gracias a la luz de las estrellas y la luna. A lo lejos, veían acercarse a un grupo, Kisame asumió que era el tipo que los contrató.

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Gracias por leer.

Hasta luego :3

Pequeño UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora