Casi enseguida que regresaron, el alcalde les rogó para que le dijeran donde estaba el escondite de los bandidos, se lo dijeron, no es como si importara ya.
Esa noche pudieron pasarla en una posada, donde además pudieron comer algo decente. Al amanecer se fueron tan pronto como pudieron de ese pueblo.
Su nuevo destino, la guarida de Akatsuki, tenían que informar a su líder sobre la misión y el problema en el que se metieron. Les tomaría la rededor de una semana, por lo que debían apresurarse, más que nada porque Itachi no soportaba estar así.
Al abandonar el pueblo, avanzaron por los árboles hasta que llegaron a una amplia pradera, tendrían que caminar siendo visibles para cualquier otro que fuera a pasar por ahí. Eso no era muy bueno, considerando que era criminales buscados, aunque en ese momento no estaban realmente preocupados, al menos no reconocerían al Uchiha.
Hablando de él... Kisame notó que desde hace rato el pequeño Itachi parecía cansado, lo cual consideraba raro, pues habían tenido caminatas mucho más largas y sin descansos, por eso no entendía el por qué se quedaba atrás.
—¿Estas bien, Itachi-san? —preguntó con cierta preocupación. Ambos seguían caminando, solo que Itachi estaba varios pasos detrás de Kisame—. ¿Voy demasiado rápido? —bromeó.
—No, por alguna razón me siento cansado. —dijo, en ese momento ya no pudo más y se detuvo, sentándose en el césped a recuperar el aliento. Kisame suspiró y fue a sentarse al lado de su pequeño compañero.
—¿Crees que sea un efecto secundario del jutsu? —Itachi meditó las palabras de Kisame.
—Supongo. —murmuró con tono irritado.
Kisame pensó que el cansancio excesivo no era lo único que le pasaba a Itachi, pues también había afectado su comportamiento. Lo normal era que su compañero se mantuviera serio ante cualquier situación, no hablaba si no era necesario y nunca le pedía nada a Kisame, pero desde que cayó en aquel ninjutsu, su comportamiento cambió, hablaba considerablemente más y era mucho más expresivo con su rostro y forma de hablar. No le molestaba a Kisame, pero era obvio que Itachi ahora tenía un comportamiento ciertamente más... infantil.
Pasaron unos diez minutos sentados en el césped hasta que el Uchiha se sintió mejor y pudieron seguir avanzando.
Anocheció antes de que pudieran encontrar algún pueblo, por lo que se detuvieron al regresar a los árboles y se acomodaron en un claro para acampar.
Kisame se recargó en un tronco, dispuesto a dormir pero al ver que Itachi se tiraba en el suelo, a observar las estrellas, no pudo resistir las ganas de ir y recostarse a un lado suyo. El pequeño ni se inmutó al notar a su compañero, pero se había puesto demasiado cerca suyo, cosa que le saco un ligero sonrojo. Antes de que se diera cuenta, Itachi se había quedado dormido y, entre sueños, se acercó aún más a Kisame y lo abrazó.
El ex-ninja de la Niebla solo lo rodeó con su brazo a la vez que seguía viendo el cielo nocturno.
—Parece que me toca vigilar. —murmuró para sí mismo.
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No tardó mucho en amanecer, al menos para Itachi, que al despertar, se encontró arropado con la bata de Akatsuki de su amigo. Miró a todos lados pero no encontró a Kisame, en ese momento notó algo que lo avergonzó y le sacó un gran sonrojo.
“¡M-Me quedé dormido toda la noche!” pensó alarmado. Usualmente, ambos se turnaban para descansar cuando se quedaban a la intemperie, como en esa ocasión, pero él se quedó dormido antes de poder decidir los turnos.
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Pequeño Uchiha
FanfictionKisame e Itachi tenían como misión robar cierto pergamino a un grupo de ninjas de la Aldea del Sonido. No fue difícil. ¿El problema? Los ninjas contaban con cierto jutsu que hacía que la pobre víctima de este rejuveneciera hasta que se volvía un niñ...