VI

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Una semana más tarde ya se encontraban frente a la guarida de Akatsuki. 

Les había costado más trabajo del que pensaron, pero después del enfrentamiento que tuvieron con aquellos ninjas de la Niebla que por poco secuestraban a Itachi, ya nada les volvió a pasar, así que lograron llegar sin mayor problema.

—¿Listo, Itachi-san? —preguntó Kisame, quien ya estaba abriendo la puerta.

—Esto será vergonzoso. —murmuró, preparándose para lo que iba a pasar.

Kisame entró, seguido de Itachi. Estaba algo oscuro al principio, pero al adentrarse más en el lugar poco a poco todo se fue iluminando. Llegaron a la sala principal, donde rara vez se reunían todos, pero era el lugar en el que a veces descansaban después de una misión hasta recibir la siguiente.

En los sillones se encontraban, por casualidad y para la mala suerte de Itachi, el resto de los miembros de Akatsuki. Sasori y Deidara estaban sentados juntos pero cada quien trabajaba en lo suyo, el primero arreglando una marioneta y el segundo haciendo nuevas figuras. Kakuzo y Hidan jugaban una partida de cartas, parecía que Kakuzo iba ganado, pues el inmortal no dejaba de gritarle molesto y, por último, Tobi, quien aún no era un miembro oficial, estaba sentado a un lado de Zetsu, ninguno hacía nada, solo se limitaban a mirar a los demás, sin embargo no había rastro ni de Pain ni de Konan.

—¡Kisame-senpai! —gritó feliz Tobi, poniéndose de pie para acercarse. 

—Se tardaron mucho —comentó Kakuzo algo desinteresado, sin mirarlos—. ¿Tienes el dinero? —volteó para poder poner su vista en los billetes, pero casi se olvida de eso al ver a quien estaba detrás del hombre tiburón—. ¿Quién ese niño? —preguntó confundido, eso atrajo la atención del los otros, quienes de inmediato dejaron sus trabajos para poder fijar sus miradas en el pequeño tras Kisame.

—B-Bueno, pasaron unas cosas, pero en resumen, la misión era una trampa. —respondió con una risa nerviosa. No tenía idea de como decirles que su compañero era ese niño.

—¿No te pagaron? —preguntó molesto Kakuzo.

—¡Eso que importa, viejo, hay un niño, hay que matarlo! —gritó Hidan, olvidando la partida de cartas y preparando su guadaña para atacar al pequeño.

—¡Hidan-senpai, no le haga daño a un niño inocente! —suplicó Tobi.

Itachi ni se inmutó, estaba tranquilo y sereno, aunque se veía muy raro en un niño; ya conocía a sus compañeros y ya se había hecho una idea de cómo reaccionarían al verlo sin saber su identidad, pero lo que preocupaba es cuando lo supieran, sería la situación más vergonzosa de toda su vida.

—Déjate de tonterías. —dijo Kakuzo tomando a Hidan de la bata para evitar que se les acercara, acción que solo provocó que el inmortal comenzara a gritarle.

—¡Suéltame, maldito viejo! —por supuesto, eso hizo molestar a Kakuzo, no le tenía ni la más mínima paciencia, entonces también él comenzó a gritar y, de un segundo a otro, la pareja zombie estaba peleando, haciendo mucho ruido.

Sasori se puso de pie, visiblemente molesto, y se dirigió a donde la pareja para intentar separarlos, con algo de ayuda de Tobi. Deidara no dejaba de reír por el comportamiento que estaban teniendo todos, le parecía ridículo, hasta que cayó en la cuenta de algo.

—¿Dónde esta Itachi? Hm. —preguntó a Kisame. Al escuchar eso todos se callaron y  Kakuzo y Hidan finalmente dejaron de pelear. Aunque seguían viéndose con cierta hostilidad.

—Eso es lo que...

—¡¿Se puede saber por qué hay tanto ruido?! —lo interrumpió una voz, los miembros de Akatsuki voltearon detrás. Encima de ellos, en el pasillo que llevaba a los cuartos, estaba Pain junto a Konan, quien permanecía calmada, a diferencia de la persona a su lado pues estaba visiblemente irritado.

Pequeño UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora