XIII

2.7K 324 74
                                    

Kisame estuvo cargando todo el tiempo a Itachi hasta llegar al puerto donde el barquero mencionó esto. Ninguno de los dos lo había notado hasta ese momento, por lo que Itachi se sonrojó levemente y le pidió a Kisame que lo bajara, muy a su pesar, el ex-ninja de la Niebla lo dejó con cuidado en el suelo y subieron al barco.

En el tiempo que estuvieron en el barco se quedaron en la cubierta, ocultándose entre la demás personas. Aunque si bien, la llamativa apariencia de Kisame no les ayudaba mucho, era lo mejor que podían hacer.

Dos horas más tarde llegaron al puerto de la Aldea Oculta de la Niebla.

—Nunca pensé que regresaría. —comentó Kisame. No había extrañado para nada ese lugar, nada memorable ni nadie importante, solo el lugar en el que creció, pero no le producía ningún sentimiento.

—Así es la vida de los renegados. —dijo Itachi. Comenzaron a caminar, atentos a cualquier peligro, se adentraron en un bosque con algo de neblina, perdiendo a las demás personas con las que habían compartido el barco—. ¿Esperamos a que nos ataquen o los buscamos? —preguntó con un tono indiferente.

—Prefiero tener el primer movimiento —comentó Kisame—. Sé de un lugar donde obtendremos información confiable.

Caminaron hasta llegar a un lugar poblado, el cual era rodeado por varios kilometros de bosque.

Las casas estaban hechas de madera en su mayoría y las demás construcciones eran de un material distinto, de piedra, estás eran las más llamativas. Una, en particular, que era de las más grandes del lugar, estaba pintada de color rojo oscuro, con adornos en el cartel que indicaban que se trataba de un bar.

—Voy a entrar, espérame afuera, Itachi-san. —pidió Kisame. Itachi asintió.

—No bebas demasiado. 

Kisame rio de forma nerviosa luego de escuchar aquella advertencia por parte de su compañero. No acostumbraba la bebida, pero una vez hace un par de años, cuando ya se llevaban mejor, al terminar una misión fueron a un bar, donde Kisame se pasó con las copas e Itachi tuvo que cuidarlo hasta que se le pasó la resaca. El Uchiha no había bebido, pues todavía era menor y no tenía intención de hacerlo, además de que le desagradaba el olor del alcohol.

Al final, Itachi regañó a Kisame y le hizo prometer que no se volvería a pasar, al menos no sin una buena razón.

Kisame entró al bar.

Lo primero que percibió fue el fuerte olor del alcohol combinado con el tabaco.

Como uno se esperaría, el lugar estaba lleno de borrachos, la mayoría estaba en grupos, bromeando y jugando tontos retos, mientras que los solitarios simplemente se limitaban a beber y fumar.

Se acercó al tabernero y pidió un poco de vodka. Tomaba de vez en cuando un sorbo para disimular mientras escuchaba las conversaciones del lugar. La mayoría se quejaba de su trabajo, las cosas en casa, entre otros tantos problemas que no le interesaban, hasta que uno de los dos sujetos al lado suyo habló de algo interesante.

—En serio, este grupo de ninjas quieren atrapar a ese tipo de los Siete Espadachines, incluso están ofreciendo una recompensa. —dijo el hombre más alto, tenía el cabello café y parecía que ya había bebido demasiado.

—¿Una recompensa? ¿Cuántas cifras? —preguntó el otro, quien también estaba muy borracho.

—Unas diez, ¿puedes creerlo? ¡Nos olvidaríamos de trabajar para siempre!

—Jamás podrías vencer a alguien que vale eso. —se burló el otro.

—Disculpen caballeros, ¿hablaban de una recompensa? —Kisame entró en la conversación.

Pequeño UchihaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora