Doomed 2 - El Bosque Congelado Y La Casa De Madera

Capitulo 11: "Es Como Si Estuviera Sonámbulo"

Ni siquiera se había percatado del momento en el que el sueño le había hecho caer rendida en el piso de la biblioteca hasta que un fuerte dolor en su brazo hizo que despertara, al dejar su cabeza sobre sus brazos cruzados, el derecho que era el que recibía más presión se había dormido y le hormigueaba por la falta de circulación, además se escucho un fuerte portazo.

- ¿Andrea? –

Los pasos de Jeff hicieron eco, ella aun se encontraba muy adormilada y cuando él llegó a la puerta de la biblioteca, Andrea estaba demasiado débil para reaccionar, sin embargo, él se encontraba en sus cinco sentidos y antes de darse cuenta, caminaba hacia ella. Se veía pálido al principio, sorprendido, después la ira hizo que sus mejillas se tiñeran de intenso color rojo.

- ¡¿Qué hiciste?! – gritó tan fuerte que Andrea casi podía jurar que los vidrios de las ventanas retumbaron por un segundo.

- Jeff... - se levantó para tratar de hablar con el pero antes de que pudiera decir una palabra más la tomó del cuello con ambas manos y ejerció fuerza suficiente para levantarla y cortarle la respiración.

- Te dije que no te metieras en esto – dijo con los dientes apretados - ¿Qué tengo que hacer para que dejes de ser tan entrometida, maldita perra? –

Justo cuando creyó ir a desmayarse por la falta de aire, la soltó.

Andrea cayó de rodillas tosiendo y llevándose las manos al cuello, casi podía sentir las marcas de sus dedos. En cuando subió la mirada recibió una fuerte bofetada de parte de él que volvió a tumbarla en el suelo, apoyándose en sus manos contra el piso, tratando de respirar con normalidad, con la vista fija en la alfombra vieja, vio gruesas gotas rojas comenzar a caer. Tocó su nariz, estaba sangrando.

Un segundo después la sujetó del pelo obligándola a echar la cabeza hacia atrás y mirarlo.

- Fui muy claro contigo – le susurró al oído – Te advertí que te mantuvieras lejos de mis asuntos y no me escuchaste, osaste retarme ¡a mí! Pero no lo dejaré pasa por alto, esta vez sufrirás por ser tan entrometida –

Volvió a jalar su cabello, esta vez haciendo que se pusiera de pie, con algo de dificultad, Andrea se levantó a medias y camino agachada detrás de él mientras la arrastraba sintiendo su cuero cabelludo como si se lo estuviera arrancando. Salieron de la biblioteca, Jeff cerró la puerta luego de salir y después empujó con fuerza a Andrea haciéndola caer al piso de nuevo.

- Basta, Jeff – rogó ella gateando hacia atrás cuando él comenzó a acercarse, pero la ignoró, se agacho a tomar su tobillo para detenerla y se sentó a horcajadas sobre su vientre para evitar que se moviera.

- Quiero que te quede claro que no debes meterte en mi vida –

Esta vez la golpeó con el puño, Andrea casi escuchó sus costillas romperse, pero en dolor no era tan fuerte como para tratarse de una fractura. Otra bofetada, su labio se partió y de inmediato comenzó a sangrar. En un intento de defenderse le devolvió la bofetada con todas sus fuerzas y eso logró distraerlo lo suficiente como para que se zafara del agarre de sus piernas y correr, quería llegar a su habitación y tomar su cuchillo, pero antes de que llegara a las escaleras un fuerte empujón la estampó contra la pared, cuando se dio la vuelta, Jeff la empujó de nuevo haciendo que se golpeara con fuerza contra la pared en la parte de atrás de la cabeza, quedó aturdida y atontada. Jeff la tomó de los hombros y volvió a golpearla contra la pared hasta que las rodillas de Andrea fallaron y dejaron de sostenerla haciéndola caer otra vez. Su vista estaba borrosa, sus oídos zumbaban y casi no tenía el control sobre sí misma, estaba al borde de la inconsciencia... o de la muerte.

Logró ponerse de pie, aunque tambaleándose, apoyándose con la pared, pero entonces Jeff la esperaba para propinarle otro empujón, con más fuerza que los anteriores, esta vez chocó contra una superficie de cristal, un espejo largo que se encontraba colgado de la pared, este se rompió y cayó de nuevo entre cristales que se le clavaron en las rodillas y en los antebrazos. Sus ojos se inundaron en lágrimas.