Su primera reacción al ver el fuego que comenzaba a abrirse paso hacia ellos fue buscar una salida, pero a ambos se les vino a la mente el hecho de que no había ninguna ventana y la única salida emanaba humo negro.
- ¿Qué diablos sucede? - preguntó Andrea llena de pánico y desesperación.
- ¿y cómo carajo esperas que lo sepa? – exclamó Jeff – Tenemos que salir –
- ¿Cómo?
- La puerta no se está quemando, solo sale humo por debajo, podemos ver si tenemos oportunidad de salir de aquí y conseguir llegar a la puerta o a alguna ventana –
- ¿Y qué tal si la casa se está quemando y el único lugar seguro es aquí? –
- Por el momento me parece mejor cualquier cosa que morir aquí –
La tomó del brazo con fuerza y la arrastró hacia las escaleras, tomaron sus cuchillos y subieron apresuradamente, abrió la puerta de golpe y otra espesa nube de humo los rodeó, tosieron cuando el aire caliente les quemó los pulmones y su campo de visión era demasiado corto.
- ¿De donde viene el fuego? – preguntó Andrea cubriéndose la nariz y boca con el antebrazo.
- No puedo ver bien – habló Jeff por en sima del sonido del crepitar del fuego - Pero ya ha alcanzado la mayor parte delantera de la casa y puede que ahora mismo esté consumiendo el techo –
Como convocado por sus palabras, in pedazo del techo envuelto en llamas se desprendió y tuvieron que separarse para que no les cayera en sima a ambos. Jeff se vio obligado a soltar a Andrea y ella cayó de espadas en el suelo al otro lado de la pared de fuego que se creó entre ellos y que se hacía cada vez más grande. Se puso de pie de un salto ignorando cada uno de los dolores de su cuerpo.
- ¡Jeff! – gritó tratando de que se escuchara por en sima del ruido - ¡Jeff! –
- ¡Andrea! – su voz era a penas distinguible, pero en seguida supo que se encontraba demasiado lejos de ella incluso para verla.
¾ ¡Jeff! – bajó la mirada y encontró en el suelo su cuchillo, lo tomó encontrándolo caliente al tacto, pero en perfecto estado y con algunas manchas de sangre salpicando el metal, pero no le serviría de mucho en ese momento. No era posible cortar el fuego y había una pared en llamas que la separaba de la cocina o de cualquier toma de agua.
No había nada que pudieran hacer y ambos estaban perdidos.
Giró enseguida ante el estrepitoso sonido de una ventana rompiéndose, la presión en el aire la había roto y la brisa helada entró por ella dándole ánimos para escapar, corrió hacia la ventana y se maldijo a si misma por ir descalza cuando los cristales se le incrustaron en las plantas de los pies, al apartar los demás vidrios del marco de madera, se hizo más cortes en las palmas de las manos, una vez con el paso libre pasó una pierna en sima del marco y miró hacia adentro una última vez.
¿Ya estaba todo perdido?
¿No volvería a ver a Jeff? ¿Estaría muerto?
No había ninguna manera de saberlo, ahora solo tenía que preocuparse por salir de ahí y alejarse lo más posible para evitar a las autoridades que irían en algún momento a atender el siniestro.
Bajó la mirada y salió por fin, se le erizó la piel al tocar con los dedos desnudos de los pies el agua fría de la nieve que el fuego había derretido, estaba en la parte trasera de la casa, a sus espaldas había más casas y el cielo ya se estaba oscureciendo. Tosiendo para dejar que el aire limpio le depurara los pulmones inundados de humo y retrocedió sin dejar de mirar la casa, un inesperado momento más tarde se produjo una explosión dentro de la casa, el fuego debió alcanzar el deposito de gas haciendo que colisionara, cayó al suelo por el impacto, pues se encontraba demasiado cerca de la casa, además de que tuvo que cubrirse de más cristales y astillas de madera que volaron por el aire.
Cuando levantó lentamente la cabeza, de la casa no quedaban más que las paredes, se acomodó sobre las rodillas, jadeante, con los ojos muy abiertos que de pronto se llenaron de lágrimas, tuvo ganas de gritar, gritar el nombre de él, pero la detuvo el sonido de las sirenas de los coches de policía y de los camiones de bomberos.
Se puso de pie tambaleándose, sintiéndose mareada, por un momento pensó que era el humo que había inhalado lo que le presionaba el pecho, tardó unos segundos en darse cuenta de que en realidad era su propio miedo y preocupación. Aun a través del estado de shock en el que se encontraba, se obligó a sí misma a mover las piernas, se movió a través de las casas lo más rápido que podría sosteniendo con fuerza en mango del cuchillo. Aparecía y desaparecía a través de las sombras como un alma en pena, sin ningún rumbo o algún lugar al que ir, negándose ante la posibilidad de que la única persona que le quedaban en el mundo, había muerto.
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Doomed 2 - El Bosque Congelado Y La Casa De Madera
Gizem / GerilimPARTE 2 DE LA TRILOGÍA DOOMED, LAS PARTES 1 Y 3 ESTÁN EN MI PERFIL. "Una vez que estuvo arriba, de nuevo se preguntó a sí mismo si realmente podía confiar en Andrea igual que antes. Algo ahora lo hacía dudar de su lealtad y eso de alguna manera log...