Capítulo 40: "Así Que Ven Aquí, Amante Vacía"

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No se encontraba muy lejos del lugar donde comenzó un incendio.

Había estado caminando por la calle en medio de la lluvia aun sin encontrar un buen lugar donde quedarse cuando escuchó la explosión y pudo ver la luz de las llamas iluminando el rastro de humo.

Por un momento se quedó ahí parado mirando y sintiendo que aquello era importante, pero sin recordar porqué, entonces algo hizo "clic" en su cabeza y se acordó de que aquello era una huella de Andrea. Ni siquiera se había dado cuenta del tiempo que había pasado sin la euforia de la preocupación hasta que esta volvió, aplastándolo.

Se preguntó qué hacer, era inútil ir al lugar que estaba en llamas cuando era evidente que Andrea no iba a estar ahí, pero podía tomarlo como punto de partida, pero a partir de ahí había una pregunta importante; ¿en qué dirección se había ido ella?

Dado a que no la vio en ningún momento mientras iba en dirección al incendio, supo que ese camino estaba descartado, al llegar, la casa estaba a su izquierda, así que siguió el camino de frente, pasando de largo la casa sin tomarle importancia, siguiendo el camino que, con suerte, también habría tomado ella.

En el camino, mientras iba por la acera, cuando pasó frente a una casa donde lo impactó en el hombro un huevo que le escurrió por la manga de la chaqueta. Al voltear, vio siluetas en una ventana partiéndose de risas borrachas. Le hirvió la sangre en seguida, miró a ambos lados de la calle, se quitó los restos del huevo con un movimiento lleno de enojo y empujó la puerta con el hombro para no tocarla, la casa estaba en construcción a penas, por lo que no había cristales en las ventanas y las escaleras de madera no tenían barandal, la puerta por la que entró lo llevó a un garaje lleno de material y herramienta de construcción y en lo primero en que se posó su mirada fue en una hacha, después encontró unos guantes de jardinería los cuales se colocó antes de sujetar el hacha en sus manos.

Entre más subía las escaleras, más estaba el ambiente lleno de humo de cigarrillo, lo cual lo hizo caer en cuenta de que él llevaba suficiente tiempo sin fumar ya, otra cosa que él no tenía, pero los demás sí. Eso lo enfadó.

Siguió por el pasillo las voces y risas de los malditos borrachos que no tenían ni idea de con quién se habían metido. Se detuvo antes de llegar al marco que no tenía puerta y de donde venía también un haz de luz amarillenta que se derramaba en el suelo de madera sucio.

Calculó unos cuatro sujetos, pero también le llamó la atención que alcanzaba a escuchar los leves sollozos de alguien, una chica.

Dejó el hacha recargada en la pared a lado de la puerta y entró a la habitación, ahí estaba reunido un grupo de cuatro chicos no muy mayores a él, rodeados de latas de cerveza vacías, con una pequeña mesa de madera en la que había droga, cartones de huevo al pie de la ventana y lo que particularmente le llamó la atención fue que en el suelo había un colchón donde se encontraba una chica semidesnuda con los ojos vendados y las manos atadas.

- ¡Oye! – el sujeto que estaba tocando a la chica sobre el colchón se levantó enseguida - ¿Quién te crees para entrar en mi casa? –

- ¿Quién te crees tú para lanzarme huevos? –

Otro de los presentes se puso de pie.

- Amigo, tranquilo, solo estábamos jugando –

Un sujeto de camiseta roja se carcajeó.

- Podemos hacer lo que se nos de la gana, ¿sabes? –

- Si – lo apoyó el cuarto muchacho poniéndose de pie también – Esta no es tu casa –

- Ya oíste, imbécil, lárgate de aquí antes de que te lastimemos un poco – concluyó el de barba pelirroja que estaba en el colchón con la chica – Y más vale que te vayas ahora y hagas como que no viste nada antes de que te lastimemos un poco, porque no creo que quieras pelear contra nosotros, ¿o sí? –

Doomed 2 - El Bosque Congelado Y La Casa De MaderaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora