El viento helado y mordaz arremolinaba las hebras violetas de su larga cabellera mientras caminaba por la calle. El barrio en el que se encontraba estaba casi abandonado, lleno de edificios en ruinas, con los cristales rotos y los muros pintados con letras y símbolos casi inentendibles, no muchas de las casas estaban habitadas, pero ella albergaba la esperanza de encontrar a los presuntos asesinos en un sitio como ese. Mientras caminaba con las manos dentro de los bolsillos de el abrigo negro trato de desviar su mente hacia algo diferente, algún recuerdo feliz tal vez, pero no encontró nada y aquello no era nada raro.
Su infancia estuvo llena de gritos, golpes y enseñanzas que no se le dan a una niña. Nunca tuvo juguetes y no solo por su pobreza, sino también porque su padre pensaba que era una estupidez perder el tiempo con cosas banales como los juegos, así que en lugar de eso decidió usar su tiempo, su infancia, en entrenarla y lavarle el cerebro de tal manera que la convirtió en lo que era ahora: una asesina.
Parecía contradictorio el hecho de que habiendo matado a mucha gente quisiera también deshacerse de esa asesina que parecía haberse vuelto tan famosa, pero era debido a que Andrea James, para ella, era un espacio desperdiciado en el universo.
Arreglaría ese problema con sus propias manos.
Se paró en seco al ver en una esquina a un grupo de tres mujeres con ropas provocativas, fumando y hablando ente ellas; prostitutas. Le hirvió la sangre con solo verlas.
Escoria humana.
Desperdicio de vidas.
Caminos descarriados que jamás volverían a su destino.
¿Tenían un arreglo? Si, la muerte.
Se acercó con pasos decididos hacia ellas sin importarle nada, llevando ya su mano hacia su espada samurái.
La miraron con saña y se rieron. Una de ellas dio un paso al frente para hablar, la chica no era ni siquiera simpática y los kilos de maquillaje de tonos chillones que le llenaban la cara no le ayudaban absolutamente en nada. Sonrió mostrando un diente chueco manchado de lápiz labial barato.
- ¿Qué buscas aquí, niñita? Nos espantas a los clientes con tu horrenda cara – las otras dos rieron agudamente, como brujas.
- Si, mejor vete a la iglesia o algo así – habló otra que tenía el cabello mal pintado de rubio y un vestido negro que se pegaba a su amorfo y obeso cuerpo.
- No me iré de aquí – dijo ella en voz baja.
- ¿Ah si? – retó la primera que había hablado - ¿Y qué pasa si prefiero apagar mi cigarrillo en tu estúpida cara? –
Le acercó el cigarrillo encendido a la cara, de un movimiento rápido casi invisible, ella sacó su espada y le cortó la mano desde la muñeca, sin parpadear.
Soltó un quejido y sus compañeras gritaron llenas de horror y quedaron paralizadas con la espalda contra la pared mientras que ella terminaba cortándole la garganta a la prostituta sin mano para que parara de gritar.
Antes de que pudieran reaccionar, se acercó a ellas; a una le atravesó el vientre con la espada, de lado a lado, haciendo que sus intestinos cayeran al suelo, a la última mujer le puso el filo en la garganta.
- Me das asco – susurró con los dientes apretados.
- Maldita perra – escupió la prostituta – Vete al infierno –
- Ya vivo en él –
Puso la espada vertical y le pegó a la mujer un rodillazo en el estómago, cuando se dobló de dolor la espada penetró su cráneo entrando por su ojo izquierdo, matándola al instante.
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Doomed 2 - El Bosque Congelado Y La Casa De Madera
Mystery / ThrillerPARTE 2 DE LA TRILOGÍA DOOMED, LAS PARTES 1 Y 3 ESTÁN EN MI PERFIL. "Una vez que estuvo arriba, de nuevo se preguntó a sí mismo si realmente podía confiar en Andrea igual que antes. Algo ahora lo hacía dudar de su lealtad y eso de alguna manera log...