1-Firma

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Es difícil olvidar a alguien con quien imaginaste un por siempre

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Ahí estaba, esperando en esa Cafetería a la que nunca pensé que volvería y que llevaba varios meses sin ir. Estaba algo impaciente, quería que llegara rápido para poder irme.

Esta cafetería tiene una historia, la cual prefiero no recordar y olvidar.


El reloj marcó las 15:35, la campanilla de la puerta sonó anunciando la entrada de un nuevo cliente, mire, era ella, por fin había llegado; con su cabello castaño, llevaba puesto un vestido color crema, zapatos bajos, su maleta negra colgada al hombro donde llevaba su MacBook, al parecer aún seguía escribiendo. Al girarse sus ojos azules como el cielo se conectaron con los míos, sonrió levemente y se acercó, me levante para darle un rápido beso en la mejilla, se sacó su maleta dejándola sobre la silla a su lado y se sentó frente a mí.

–Perdón por la tardanza- se disculpo -¿Llevas mucho esperándome?

-No. Llegaste a la hora, de siempre- le dije, me dio una sonrisa tímida, ese simple gesto me dio un vuelco en el estómago, negué mentalmente y borre cualquier cosa que mi cabeza quisiera recordar -Eh... ¿Quieres tomar algo? ¿Te pido un Mokaccino? Es tu favorito.

-Por ahora no puedo tomar nada que contenga café, pero si acepto un chocolate caliente- fruncí el ceño y levante la mano para que una de él mesero viniera atendernos -Quiero dos chocolates calientes.

-¿Algo más?- preguntó el joven amablemente, mire a Valentina y ella negó.

-No, solo eso, gracias.

-Vengo enseguida- nos dijo antes de irse.

-¿Por qué no puedes tomar nada que contenga café? ¿Estás enferma?- ella solo sonrió y miró hacia el ventanal que estaba a nuestro lado.

-No, no estoy enferma, solo no puedo.

-Bueno- le dije, no quise indagar mas, si no quería contarme sus razones tendrá, yo no le iba a insistir.

Hubo un silencio algo incomodo durante los minutos restantes, en esos minutos el mesero llegó con nuestro pedido, además nos puso un plato hondo con churros pequeños cubiertos con azúcar morena.

-¿Sigues escribiendo?- le pregunté, bueno alguien debía hablar, llevábamos tres meses sin vernos y ahora parecíamos unas completas desconocidas.

-Si. La segunda parte- contestó mientras humedecida el churro en el chocolate y comerlo después.

-Te fue muy bien con el primero- le dije.

-Lo sé, estuviste a mi lado cuando fue mi primera firma, apoyándome- me dijo, aun que su tono sonaba con nostalgia, bebió su chocolate.

Valentina siempre fue fanática de la lectura, cuando fui a su apartamento por primera vez tenía una enorme biblioteca repleta de libros. Su sueño era ser una gran escritora y lo estaba logrando, era una novela romántica y fantástica, su primer libro fue un éxito en ventas y estuvo en el primer lugar durante varias semanas.

-Estoy segura que él segundo tendrá el mismo éxito- le dije con una sonrisa, la de ella fue solo una media sonrisa, me terminé mi chocolate y busque algo en mi maleta, saqué la carpeta con el bendito papel -Bueno, será mejor terminar con lo que vinimos hacer- puse la carpeta en la mesa y saque un lápiz, abrí la carpeta y la gire para pasársela a Valentina, vi que tomó el papel y comenzó a leerlo -Mi firma ya está ahí, solo falta la tuya- le acerque el lápiz, note que sus ojos se cristalizaron -¿Todo bien?

Forgive Me [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora