8- Encerrada

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Valentina

Ya habían pasado tres semanas y la verdad la convivencia con Juliana no estaba mal, pero tampoco bien, no discutíamos ni nada, solo hablábamos lo necesario cuando nos veíamos. Los antojos siempre me daban se noche, casi madrugada, me levantaba en la noche para buscar algo, pero nunca encontraba lo que deseaba, y todas esas noches Juliana se daba cuenta y salía a comprar lo que necesitaba, entre barras de chocolate amargo, donas, mantecado, no sólo terminaré gorda, si no que también con diabetes. La verdad no se como lo hacía Juliana para encontrar todo lo que se me antojaba, me decía que había un almacén que atendía las 24 horas y tenía de todo.

Aún que está dos semanas Juliana a estado algo misteriosa, desde esas dos semanas que sale y entra en la otra habitación de huéspedes.

–¿Como has estado?— me pregunto Héctor, estábamos en el patio trasero, sentados al rededor de una mesa pequeña de vidrio bebiendo un poco de zumo helado por el calor.

—Muy bien la verdad— conteste.

—¿Y con Juliantonta?— preguntó, le tenía ese sobrenombre, yo solo negué y sonreí— ¿Te a causado molestias?

—La verdad ella se a portado bien— conteste—No hablamos mucho, solo lo necesario—Héctor asintió, levantó la vista y frunció el ceño.

—¿Y que tanto hace arriba?— me gire y vi la ventana, ahí estaba Juliana mirando algo, se dio cuanta que la veíamos y corrió la cortina blanca- ¿Qué hace?

—No lo sé, lleva dos semanas ahí encerrada— le conteste.

—No solo se viene a vivir aca con el pretexto de cuidarte, también se apodera de TÚ casa, eso no lo deberías permitir, Valentina— me dijo, bueno, más bien me regaño— La pondré en su lugar ahora mismo— se levanto sin que pudiera detenerlo, lo seguí.

—Deja eso— le dije agarrando su brazo— No está haciendo nada malo.

—Eso tú no lo sabes— logró zafarse de mi agarre se giro, iba a subir, pero Juliana estaba frente a él, un escalón más arriba.

—Hola— dijo mirándome con una sonrisa, llevaba puesto una musculosa blanca y unos jeans viejos, su cara, sus brazos y su ropa estaba manchada con pintura— Hola, Víctor.

—Soy Héctor— le recordó.

—Da igual— pasó por al lado de él y bajó hasta llegar a mi— ¿Hay algo para beber?

—S-si, afuera...en la mesa se afuera— le conteste y fue hacia allá, fui tras ella y Hector igual, me senté, mi amigo también pero sin quitarle la mirada a Juliana mientras bebía, al parecer tenía bastante sed ya que se lo tomó todo de un sorbo—¿Qué haces arriba encerrada?

—Pronto lo sabras— fue lo único que respondió— Iré a bañarme— aviso y entro a la casa.

—Están rara— hablo Héctor— La verdad no sé qué le viste— mire a mi amigo, no le respondí, solo sonreí.

Juliana

Era Lunes y estábamos mi hermano y yo en el trabajo con los demás empleados, le anunciamos que la próxima semana un empresario había arrendado toda la terraza para celebrar el cumpleaños de su esposa y que serían unos 30 invitados más o menos, para empezar ahora y tener todo listo y ordenado.

Estábamos en la cocina con mi hermano, yo editaba haciendo una mezcla con mostaza, soya, pimienta y algo de harina, ya tenía unos trozos de pollo cortados y pan rayado en otro plato.

—Valen me contó que has estado encerrada en una de las habitaciones haciendo no se que— me dijo — ¿Qué es eso que haces tan misteriosamente?

Forgive Me [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora