6- Ansiedad

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La ansiedad es la mente yendo más de prisa que la vida. 

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Juliana

–¿Por qué no me contaste eso antes? — preguntó mi hermano molesto, dejando el cuchillo aún lado con el que picaba la carne—Sabes que Valentina me importa, mucho más que a cierta persona— entre cerré los ojos cuando me miro al decir eso último.

—No tuve tiempo— le conteste— Ella me llamó... — mi hermano levantó las cejas sorprendido—...fui a la casa, la lleve al hospital y al ver que estaba mejor volvimos a casa. Luego volví al día siguiente.

—¿Y eso para que?

—Pará cuidarla, el doctor le dijo que tenía que descansar dos meses— le conteste, este río— ¿Qué es lo gracioso?

—Tú preocupada de alguien a quien le hiciste daño— fruncí el ceño— Supongo que ella no aceptó.

—Ya te dije que Val si me importa, pero no seguiré tratando de que me creas— le respondí a lo primero que dijo— Y supones mal, ella si aceptó— me miró con la boca abierta.

—Pobre de Valentina— me dijo, lo mire con seriedad.

—No siquiera notará que estoy ahí — le asegure —Solo voy ayudarla en comprar lo que necesite para que no salga, hacer el aseo. No puede hacer esfuerzos.

—Es lo bueno que te oído decir en todo este tiempo— me dijo.

—Pero hay un problema.

—¿Cual problema? ¿Tu novia? — preguntó.

—No, no tiene que ver con Sara, ella no está en la ciudad. Es el amigo de Valentina, Héctor— conteste con molestia.

—No se quien es. Pero por tu expresión no es de tu agrado.

—Valentina lo conoció un mes antes de que de casarnos— le dije— Ese día que Val casi fue atropellada ¿recuerdas? — este asintió— Pues fue él quien la salvó.

—¿Él? — yo asentí — Se ve que es una gran persona, la salvo ¿que tiene de malo?

—Lo llevo un día a este restaurante para que comieramos juntos y no me gustó como la miraba. Aún no me gusta como la mira— dije molesta y con los brazos cruzados— Siempre la pretendía, le llevaba regalos, bombones, flores. Después de dos años siguen viéndose. Ahora que está soltera él puede... No es para ella.

—¿Y eso a ti qué? — lo mire— Tu estas haciendo tu vida, deja que Valentina haga la suya— me dijo— ¿O quieres que sufra por ti toda la vida?— mire hacia otro lado— Ella merece ser feliz con alguien.

—Es solo qué... — comencé a rascar mi nuca y frotar mi frente nerviosa— Sabes, olvídalo, no entenderías.

—No, no te entiendo— me dijo— Deja a Valentina en paz. A veces pienso que te encanta verla sufrir con tú presencia.

—No... — me sudaba las manos.

—Entonces deja que su amigo Héctor la cuide, él es su amigo y tú no eres nada de ella, ya no más.

Forgive Me [Terminada] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora