VI

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Sana se había quedado callada al oír eso. No la podía juzgar ya que ella sabía que el corazón no sabe elegir.

Después de todo ella la apoyaría.

Aunque no sabía si Vernon lo haría.

– ¿Entonces te gusta Nayeon?. – hablo el mayor ya sin tanta molestia.

– Si...

– Habiendo tantas chicas en el mundo... Escogiste a esa.

– "Esa" tiene nombre, Hansol. – dijo viendolo con enojo. – Además no es tan mala...

– Dios... Dile algo, Sana.

– ¿Qué quieres que le diga? Ella es una adulta y sabe lo que hace.

Punto para Sana.

– Bueno si ya terminamos de hablar sobre la chica que le gusta a Mina, creo que lo mejor será co...

– Todavía no es todo...– Mina interrumpió a su amiga, al ser observada solo rascaba su nuca en un acto nervioso.

– ¿Ah, no?

– Ella me propuso un trato. Algo así... Cómo salir juntas.

– Eso no es tan malo. – dijo Sana. – Cualquiera quisiera tener una amiga para ir de compras o ir a beber.

– No es esa forma de salir que estás pensando.

– ¿No me digas que...

– Exacto.

– ¡¿Acaso se le safo un tornillo?!. – cuestiono exaltado el castaño. No creía tal locura de la tipa esa.

<<Lo mismo pensé yo.>>

– Dime qué no aceptaste esa locura.

– ¡Vernon!. – lo reprendió Sana.

– ¿Qué? Es la verdad, esa idiota salió con su novio.

– ¡EX-NOVIO!. – gritaron ambas chicas por la mención del idiota. – ¡Cómo sea! Esa tipa salió con el. ¿No crees que solo quiere jugar contigo?.

Eso no lo había pensado.

– ¿Puedes por una vez en tu vida dejar de decir cosas negativas? Es fastidioso que siempre seas así.

– Pero Sana...

– Sana, nada. Siempre es lo mismo contigo, Hansol. – el coreano solo agachó su mirada por la vergüenza.

Sabía que era mala idea decirles. – escucharon como Mina hablaba en su idioma natal. La pelinegra simplemente se levantó de su lugar para irse a su habitación.

¡Minari, espera! ¡Sabes que el solo bromea!. – trato de hablarle la mayor pero solo fue ignorada. Vernon solo las observaba con curiosidad.

– Eres un idiota, Hansol.

– ¡Oye eso sí lo entendí!. – frunció su ceño. De alguna manera agradecía haber visto bastantes animes cuando era más chico. – Yo solo quiero protegerla, Sana. Ese idiota ya le hizo bastante daño...

– ¿Y por eso actuaste como un completo imbécil?.

– Perdón.

– A mi no me lo tienes que decir. – dijo cruzándose de brazos. – Lo más seguro es que si le tocó la puerta me vaya a lanzar un peluche. – la experiencia la tenía bien ganada.

– Te lo tienes bien merecido, Chwe.


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