Supongo que la única cosas que nos unía era amar a la misma persona.
¿Qué cuando los amantes en común han muerto?
Ahora solo nos une la muerte, un cadáver hecho pedazos.
Me pregunto si sabías de mí, si ya sentiste mi aroma y el sabor de mis besos.
Porque yo sí
Yo sí he sentido tu sabor y la humedad de tu lengua contra la mía en sus labios
Tu aroma en su cuello y en cada parte de su cuerpo.
Jura que no me sentiste
Qué nunca diste con las pistas que te dejé para que me encontrarás
Yo sé que sentiste la esencia de mi perfume mezclado con mi sudor en todo su cuerpo
Porque en la punta de sus dedos había un mapa con tu silueta que dibujó sobre mi cuerpo
¿Me sentiste en sus manos también?
¿Te preguntas si hace lo mismo conmigo que contigo?
¿Con la misma intensidad,
Las mismas caricias,
O si era totalmente diferente?
Porque yo sí
Mis mismas zonas sensibles,
¿las buscó en ti?
Porque en mi sí mientras hacíamos el amor
¿Lo hacíamos o solo teníamos sexo?
¿Te importaría?
Porque a mí no,
A mí me daba igual
Mientras fuera capaz de llevarme a lugares
Comenzábamos con el ardor del infierno
Y subíamos a diez mil metros de altura
En visiones de éxtasis
Mientras observáramos luces destellantes
Imágenes de nuestros cuerpos pausados por luz estroboscópica
Fuegos artificiales,
Estrellas.
Sé que estaba allí conmigo
Justo en ese momento yo moría
Y éramos arrojados violentamente al Seol para seguir consumiéndonos
Se que tenía un día reservado para ti
Y otro para mí
Así que no había primer ni segundo puesto
Ahora que no está
Siénteme
El mapa de mi cuerpo está delimitado justo sobre el tuyo
Piensa en mí,
Qué no tengo rostro,
Qué no tengo forma,
Y tendremos sexo como lo hemos tenido tantas veces
Porque eres consciente de que esas no son tus manos
Que esas no eran sus manos
Las manos siempre han sido mías
Haste lo que quieras
Y ocupa mi cuerpo como se te de la gana
Ya sabes que soy muy complaciente
Y te voy a obedecer en todo
Pero también sabes que en mí habita la violencia
Por si obtienes placer de ese costado
Yo te amé más de cien veces sobre su cuerpo
Y entre duelo y llanto podemos amarnos cien veces más.