de asesinatos, el primero y el último

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Hay noches frías en que la única urgencia es humedecer el rostro para ocultar todo rastro de lágrimas.

Estamos atados,
No sólo del destino que nos une, o del delgado hilo rojo del que dependemos.

Gastamos la mente en cosas que no tenemos,
en gente que no nos quiere.
En público al que no le importamos

Un futuro que no ha ocurrido y que probablemente jamás ocurra nos acecha

Nos atormenta como terror nocturno

Malgastando los días recordando las noches negras que ya pasaron

Ni siquiera nos llenamos la cabeza de Buenos tiempos

Solo de dolores pasados
Porque no viene bien ser mártir.

Porque nos apetece estar todo el jodido día llorando,

Porque amamos lo que no existe.

Estamos aferrados a la muerte

A los muertos

Y sentimos que su voz nos llama en innumerables tentaciones de vacío

De cosas que explotan,
De vasos que sangran,
De heridas abiertas,
De serpentinas colgando del techo,
Piñatas reventadas sin dulces,
Personas sacando la lengua,
Y días interminables fumándonos el humo de los coches.

Nuestros fantasmas son simples amigos imaginarios que no nos miran,  que no nos esperan porque estamos solos.

Ellos duermen y no se levantarán,
Al menos no en esta era, ni mucho menos en este siglo.

Quién nos visita en sueños somos nosotros mismos,
Un subconsciente harto de ser invisible
Porque a nosotros mismos no nos podemos ver.

Nos hemos perdido a nosotros mismos en manos de quiénes no tenemos porque ya no existen.

Así malgastamos nuestros días,
Así quemamos la vida,
En futuros que nos encantarían, por los que no trabajamos,
Muertos en fantasías,
Anhelando.

¡Feliz aquel!
¡Feliz aquel!
¡Carpe diem!

Pero no nosotros que no tenemos presente alguno.

Solo deseos y pasados,
Cosas que no existen y nos acechan

Imaginaciones nuestras
Nos ponen la mano al cuello para matarnos.

Y el problema no es que tú me hagas daño
Ni que yo te haga daño
El problema es que tú no puedes hacerme daño porque el daño me lo hago yo misma
Y que yo no puedo quitarte nada que tú mismo no te hayas quitado.

Nadie puede hacerme daño si él daño me la hago yo mismo,
Pensé algún día
Y desde entonces soy la criatura a la que más tengo miedo.

"Por sobre todas las cosas cuida tu corazón porque de él mana la vida"

Nos decimos con el puñal ya en la mano a medio camino de la estocada
Demasiado tarde para huir
Sin dejar tiempo para ti escapar
Pero en ante el corte y la puñalada
Solo encontramos un enorme vacío
Qué
Quién pudiera llenarlo

Cada que me haces sentir bien, hago un enorme esfuerzo por no sacar las garras que llevo ocultas,
Porque cuando te ataque
A mí misma me estaré lastimando

Camina sobre mi espalda y entiérrame el vidrio quebrado que impide tus pasos y que está incrustado en la planta de tus pies.

Porque me he dado cuenta de que en ambas direcciones corren todos los sentimientos,
Pero no solo los buenos
Fluyen como la marea
Van de acá para allá
Y son enviados de vuelta

Pero las corrientes también nos traen cadáveres y basurales
Porque así es la naturaleza de nuestros canales
Inseguros nosotros
Inseguros ellos.

Bajo la ducha corte mi rostro,
Ofrendé la piel de mi virginidad
Porque era la hija de la vergüenza.

Una cicatriz en la cara,
Esa sería mi marca

La marca de de los hijos de Caín me hará intocable
La marca de los hijos de Caín me hará imborrable
La marca de los hijos de Caín me hará inmortal

Y Abel mataba y mataba
Abel cuidando a sus ovejas
Abel y sus manos con sangre
Abel matando a las ovejas

Y Caín en la contemplación de la agricultura
Y si Abel protegió a sus corderos del león y del lobo
A quién protegió Caín

Oh, desdichado del corazón quieto
Infartado de los propios coágulos de su bradicardia,
De sangre apodada y turbia
porque nunca te agitaste más que para la envidia de las pasiones.

Qué jamás conociste amor pasional de mujer en el huerto
Tan cómodo en tu paraíso que tuviste que ser expulsado para buscar consuelo en pecho de senos de aromas juveniles.

Cuánta tu desdicha de nunca haber estado inquieto que a tu hermano tuviste que matar
Tanto tú anhelo
Tanta vida tan en calma.

No aborreciste la violencia ni el derramamiento de sangre pero si al homosexual.

el vacío existencial y la nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora