El éxtasis es terrible.
Hace días,
Menos de un mes,
Que vivo
Atormentada
Por la musa que visita mis noches
Aunque ya no me visite más.
El frío de la madrugada
La piel de gallina del despertar por la helada
Tienen su nombre
Se siente como sus manos.
No hay Manta
ni nada
Que-me
resguarde de semejante sensación,
pero cada impresión de la vida tiene su nombre:
el dolor,
el placer,
el frío y el calor,
el dolor,
la duda
y la certeza
Podría escribir caracteres al azar
Presionar el autocorrector
Y al predictor infinitamente de forma desorganizada y aún así hablaría de ella
Por costumbre,
Por encanto,
Por hechizo.
Puede ser que lo que hay en mis manos sea solo fantasía y aun así se siente como el oro más puro,
Como el que ha pasado por más fuego.
Limpio,
Aséptico,
Sin impureza.
Aunque me ardan las manos por la alergia
Siento que me arden del rojo vivo de la purificación
En mis dedos.
En mis dedos la pureza cristalina que cae y se convierte en estalactitas congeladas al interior de la cueva,
Pasadizos de la catedral de mármol,
Con la prédica de blasfemia que es el eco de un gusto reduplicado,
De un querer y un deseo reproducido,
Palabras como puestas entre espejo y espejo
que se reflejas y rebotan infinitamente entre ellos,
el eco de la mujer oculta.
He encontrado la enorme fortuna del oro de los tontos oculto bajo las cristalinas aguas de un río tranquilo de verano.
Helado,
Congelado y frío como el invierno,
solo allí soy feliz.
Polvo dorado sin valor alguno
En el cual yo me revuelco y dibujo ángeles con mi cuerpo,
Cual nieve,
Porque como nevisca se siente
Contra la piel enrojecida,
Los labios morados
Y las mejillas de atardeceres.
Me dejo embelesar por el brillo.
Encandilada de tal forma
Ciega soy
Por la noche me muevo a tientas,
Palpando con las patitas
Y sus dedos,
Con los brazos extendidos como buscando tu abrazo,
Subiendo y bajando escaleras,
Intentando seguir el camino delineado
O abriendo sendero en la selva a machetazo limpio
Pero con ojos cerrados porque no vale la pena abrirlos ante tal ocuridad.
Con el uso pleno de mis facultades mentales
De las que vivo de nueve a cinco
Renuncio a la razón por lo que queda del día
Persona y gente cuando fingir sea necesario,
El resto del tiempo fatuo.
Soy fuego,
Soy llama errante,
Un cerillo encendido en medio de la noche que se consume,
Que dura poco,
Lo suficiente como para encender fogatas y llamaradas,
O tu cigarro
Y luego muere.
Eso soy,
Adolescente y frágil,
Has partido mi edad en dos
Y también mi razón.
La dosis justa de anestesia y ebriedad me has dado
para ser muy, muy feliz sin malgastarme en dudas,Sin derrochar en tiempo para obtener respuestas.
Mala junta soy,
Poco edificante,
En totalidad la palabra vana.
Porque mi único sueño es soñarte
Y mi aspiración aspirarte,
Compartir tu aire;
Toxicomanía y maniaca de ti.
Estas son ideas que he olvidado poco a poco,
Y vienen a mi recuerdo como relámpagos
Breves,
Luminosos,
Ruidosos,
Y atemorizantes.
Lo de ahora lo recordé jugando con electricidad,
la sentí,
Sentí como se me movía el suelo,
El erizar de los pelos
Como de gato,
El temblor,
El mundo convertido en una gelatina inmensa,
Una batería en la lengua,
El sabor metálico
Y la corriente de algo que te puede matar y te puede volver loco
o al menos lento al pensar.
La resistencia,
El calor justo en el punto donde se unen dos polos,
El fuego.
Los incendios,
Los desperdicios.
El agua se escapa por entre medio de mis dedos
Y está bien
Yo jamás quise poseer el agua del mar.
Las cosas que toco parecen desmenuzarse,
La vida parece que va cuesta abajo y me parece perfecto,
Y cuando suba
Cuesta arriba
También va a estar bien.