9.- Liam Payne.

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-¡Li! - Maya resopla aburrida, recostada en la mesa con su barbilla puesta sobre su mano con perfecta manicura. - Anímate y vamos a almorzar.

- No quiero.

La alfa hace un puchero algo resentida. Estás situaciones ya eran comunes, Liam tratando de obtener el amor de Harry. No se daba cuenta de que si no se había fijado en él antes, no lo haría ahora. En cambio, ella estaba ahí para él.

- Fijate en mi. Olvídate de Harry. - Su voz era monótona, perdía la cuenta de cuántas veces se le había declarado a Liam, todas sin una respuesta concreta.

- No voy a perder contra alguien como él. - Murmuró seco.

-¿Hablas de Louis? - No le contestó, pero era más que obvio que se trataba de él.

No lo entendía. ¿Qué era lo que le gustaba de ese chico tan sombrío? Cuando él... haría lo que sea por el chico que le gusta.

Recuerda haber sido un chico con apariencia ruda desde muy chico, era uno de los más altos del salón y siempre fue bueno en los deportes. Sus padres se llevaron una gran sorpresa cuando su estro llegó e indicó que era omega, cuando todo señalaba a que sería alfa.

Él no se impacto tanto. Siempre lo supo, tendía a tener gustos más catalogados para gente feminina; cada que salía gastaba sus ahorros en revistas de moda y maquillaje. Comprando este último en demasía para poder verse lindo.

No funcionó.

Nadie lo tomaba en serio como omega. Lo trataban como un beta más, probablemente eso sería el sueño de cualquier omega en la sociedad. Por eso se sintió tan egoista, porqué él quería que lo cortejaran, quería que lo halagaran, quería que alguien se sintiera atraído a su aroma.

Su olor siempre fue tosco, un aroma cítrico, poco agradable para varios. Con la llegada de su celo sus caderas se ensancharon y subió considerablemente de peso, no se le veía tan bien como a varios de su casta. Al contrario, al ser de músculos anchos el hecho de que se ensancharan más y que produciera más hormonas sólo hacia que se viera gordo.

Gordo y varonil.

Nunca sería un omega como él quería... Hasta ese día.

Por fin alguien se habia fijado en él, habia conseguido novio. Estaba en el último año de secundaria, y siempre se esforzó para enorgullecerlo por estar con él. Compró de todos los productos para verse bien, se metió a varias dietas y hacía ejercicio diario.

Al final había terminando arruinando su rostro, llenándolo de granos e irritaciones de tantos productos que había usado para embellecer su piel, para aclararla, para verse más delicado.

Sus estrías carcomian sus muslos y cadera cada vez que se veía en el espejo, y su cuerpo adelgazó considerablemente, definitivamente no como él quería. Al parecer estaba en su ADN ser muy masculino ya que si bien bajo mucho de peso, también empezó a ser algo musculoso.

Un omega no tendría que ser musculoso.

Pero estaba bien, porqué por fin era atractivo para alguien.

-¡Li! Vamos a casa. - Sus amigas se asomaron en la puerta del salón vacío.

- Hoy no puedo. Mi novio y yo tendremos una cita. - Sus pómulos se emocionaron al decir eso con una pizca de orgullo y vanidad.

-¿Eh? ¡Qué envidia! - Su pecho retumbó ante la emoción de saber que se había convertido en todo lo que habia querido ser. Se despidió de sus compañeras y permaneció en su pupitre para poder arreglarse.

Say I love you [Larry/Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora