Observa las hojas secas transportarse en un hipnótico baile al par de una fresca ventisca, estrago de las últimas semanas de otoño. Puede mirar el vidrio empañado a través de la madera del ventanal, dejando clara la diferencia de temperaturas entre ambientes.En ese mismo instante, se proyecta en la calle sin un suéter que lo proteja, vulnerable al gélido tiempo. En una fría caminata en solitario, al compás de las duras pisadas en la nieve.
Justo como ese día.
Intentando con sus pequeños pasos llegar a un hogar consumido por la tristeza. Sus últimos días en la primaria fue al inicio del invierno, con una borrasca golpeando su rostro tembloroso y con los pequeños trozos de hielo adheriendose a sus ropajes.
Sabía que cuando llegara a casa no le esperaría nadie más que la penumbra, y la solitaria sombra de su madre recostada en el viejo colchón, consecuencia de la falta de presencia en su marca.
El suave ruido del reloj avanzando era el único factor que lo llevaba al tienpo presente, que le decía que lo que había vivido era real, que le mostraba que su padre realmente estaba muerto.
Ese día, el primer día de invierno. Vio sus huellas en la nieve, ardió al respirar el tempestuoso aire que lo rodeaba y siguió caminando en una calle que parecía no tener fin, donde un paso tuyo era el hormigueo tus pantorrillas congelandose y el simple tiriteo de tu mandíbula contraída.
En ese momento, nunca se había sentido tan solo.
Una sensación que nunca se fue. Al final, no es la soledad misma algo malo, sino el placer que te da acostúmbrarte a ella; como una enfermedad propagando tu cuerpo de a poco. Te sientes protegido de un mal inexistente, y te sientes bien ignorando lo que esta afuera de tu burbuja.
Harry le hizo darse cuenta, que él ya se habia consumido casi por completo en ese mar de pena.
La soledad era la amiga que nunca te traicionaba, pero que nunca te dejaba avanzar. Llega a ser tan reconfortante que ni siquiera te das cuenta que la tienes, que estás apegada a ella, y que tienes miedo de dejarla.
Probablemente le ocurrió lo mismo a Elly; cree que la soledad es la unica solución para no salir lastimada.
No se da cuenta que la soledad misma ya lastima.
— ¿Louis? — Harry sacude su mano en frente de la mirada perdida del omega.
—¿Uhm?
—¿Sucede algo?
En un respingo, el ojiazul niega con la cabeza. — Nada, me quede pensando. — Dirige su mirada hacía el pequeño plato en frente de él, y que minutos atrás, les habia entregado la pequeña hermana de Harry. Realmente se veía muy apetitoso.
Toma la cuchara que estaba a un lado y parte un trozo del jugoso flan. De inmediato, el sabor invade su paladar intensamente, jadea sorprendido.
— Está delicioso.
Harry sonríe orgulloso. —¿Verdad que si? Elly lo preparó. — Se lleva un buen trozo a su boca.
— ¿Hizo este postre tan bueno ella sola?— Pregunta sorprendido.
— No solo postres, siempre ha sido buena haciendo cosas, le encanta. — Relata embelesado. — Su habitación es increíble, está lleno de cosas que ella misma ha hecho.
—Vaya... — Mira su plato como si fuera una obra maestra, el nunca en su vida fue bueno cocinando y que algo con este sabor lo prepare una niña de primaria...
La mesa tiembla sincronizada por la vibración del teléfono de Harry, ve con cuidado el nombre de Zayn en la pantalla. Harry bufa y se levanta para contestar.
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Say I love you [Larry/Omegaverse]
FanfictionLouis seguramente sea el omega más asocial de la escuela. A sus 16 años, nunca ha tenido novio y por él, nunca tendría. Se le dificultaba entender como las personas se encariñaban tan fácilmente, hasta al punto de decir "te amo", palabra prohibida e...