La noche fue más que larga, se había tornado incomoda, Emili no bajó a cenar, lo hizo en la habitación que se le alquilo, Jace ni siquiera pudo probar bocado, no podía dejar de pensar en lo sucedido, no dejaba de tocar sus labios con sus dedos, mientras en la otra mano sostenía un vaso de licor, sentía que sus labios ardían y quemaban y que sólo la suavidad de aquella boca los podía calmar, bebió su licor de golpe y salió a respirar un poco de aire, estaba demasiado aturdido, jamás se había sentido así, quería creer que esos Sentimientos eran causados por su ego, si, eso era, el jamás había sido rechazado, por eso es que aquella mujer le causaba tanta incertidumbre por su constante rechazo y su desdén hacia el.
Emili bajó muy temprano al comedor de la posada, desayuno lo más rápido que pudo y se dirigió a las afueras de la misma, quería respirar un poco de aire puro y despejarse, no había logrado dormir bien, no pudo dejar de pensar en el desagradable encuentro que había tenido con Jace, miles de memorias habían venido a profanar su mente nuevamente, el dolor de lo ocurrido se hizo presente, muy dentro de sí tenía temor, un miedo infinito a que todo se volviera a repetir, lo peor de todo es que estaba confundida con respecto a todo, no sabía lo que sentía ya por Axel, su recuerdo aún le dolía, pero había algo más, su miedo era por ese hombre, no sabía exactamente qué nombre darle a los sentimientos que tenía hacía el, era un libertino, un patán que la descolocaba, le quedaba claro que lo odiaba, pero... También la intrigaba y no, ella no quería verse envuelta con él, ya no quería ser usada por nadie, por eso se aferro a la idea de no casarse, de no pensar en ello, aunque algo le quedaba muy claro y eso era que Jace tampoco buscaba matrimonio, solo diversión, placer, eso lo diferenciaba de Axel, por lo menos el no escondía sus verdaderas intenciones, en cambio Axel, el la había engañado, la había usado, se escondía bajo un disfraz de oveja cuando en realidad era un lobo buscando devorar a su presa, sus pensamientos se vieron interrumpidos por una pequeña niña que con sonrisa muy amplia la observaba y le tenía extendida la mano ofreciéndole una flor.
Emili tomó la flor y sonrió, se agachó junto a la pequeña poniéndose de cuclillas y olio la flor.
Emili: Es para mí?
*: si!
Emili: es muy linda, igual que tu, muchas gracias, como te llamas?
*: Ilena.
Emili: Ilena, pues muchas gracias por la flor.
*: el me dijo que te la diera porque te veías triste. - le dijo la niña mientras señalaba a un joven que les daba de beber a los caballos, Emili lo vio y acarició la cabeza de la pequeña, agradeció una vez más, la niña corrió hacia un grupo de niños y ella camino hacia el joven.
Emili: Así que, según usted me veía triste?
X: Esta segura señorita, que es según yo? - Emili lo observó detenidamente y en cuanto el joven se giro su mirada chocó con unos ojos castaños y muy profundos, ella realizó un mínimo carraspeo y volvió a preguntar.
Emili: Porque piensa usted que me veía triste.
X: Porque lo estaba.
Emili: Y cree usted que una flor es una buena medicina?
X: Tal vez la flor no, pero recibir la mirada y el gesto tierno de esa hermosa damita que se la obsequio, le aseguro que si o acaso la hermosa sonrisa de esa niña no despejó aquella tristeza de usted - Emili esbozo una sonrisa casi imperceptible y volvió a mirar al caballero.
Emili: Tu viajas con nosotros, cierto?
X: Así es, soy empleado de confianza del señor Lucian y en su ausencia le sirvo a su amigo Jace.
Emili: Como te llamas?
X: Nicolás, para servirle señorita Desmond.
Emili: No preguntare porque me conoces, es mas que obvio que por trabajar para quien trabajas o por los miles de comentarios que han caído sobre mi familia.
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ME PROHÍBO AMARTE " Saga Corazones Orgullosos #3"
Romance3er Libro de la saga " Corazónes Orgullosos" Emily Desmond, su vida se ha llenado de mucha tristeza y tragedia, su mundo cambió mucho en un instante, dejó de creer en él amor hace mucho, pero ese es un secreto que nadie conoce o al menos así era ha...