CAP 16

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Habían pasado días que Jace rondaba la casa de Emili, pero no se atrevía a bajar de su caballo y buscarla, desde que habían ido a ver a su padre, desde aquel día que aquel hombre acabo con su propia vida, no podía negar que estaba preocupado, no la había vuelto a ver y en la casa no se veía ni sombra de ella, se preguntaba como estaba, cuando Arturo Desmond le dijo aquellas palabras tan llenas de crueldad, sintió un enorme deseo por molerlo a golpes, como podía lastimarla tanto sabiendo que a pesar de todo ella lo adoraba, el mismo se sorprendió cuando abrieron aquella celda y Emili Desmond no miro a aquel hombre mas que con tristeza y enorme pesar, se lanzo a sus brazos sin duda alguna y lloro, lloro por el, pero el había demostrado una vez, que no era merecedor de ese enorme amor, la lastimo sin remordimiento alguno, el había salido tras ella sin pensarlo siquiera dos veces, pero no pudo darle alcance, ella corrió y no se detuvo ni al escuchar que el la llamaba, no pudo seguirla porque Jordan lo había detenido, en cuanto el le conto lo que había ocurrido quiso nuevamente ir tras ella, pero su amigo se lo prohibió, " ni siquiera podrías consolarla" y era verdad, que podía decirle el para detener su llanto? si no la conocía, nunca terminaban bien después de una charla, siempre terminaban peleando y enfadándose uno con el otro y ahí estaba el una vez mas, merodeando su casa, esperando ver que por lo menos se asomara a la ventana o verla por el jardín, pero no, nuevamente ella no se veía por ningún lado, dio vuelta con su caballo y retomo el camino de regreso a casa a todo galope, si ese día hubiese esperado por lo menos 2 minutos mas, hubiera logrado ver que Emili Desmond salía junto a su hermana y Lina.

Emili vio aquella silueta a lo lejos, frunció el ceño porque se le hizo conocida, observo que alejaba a todo galope, pero no le presto importancia, subió al coche y una vez listas, pidieron se les llevara al muelle. Ella estaba sorprendida por la idea que su hermana tenia en mente, pero le daba la razón, quien las buscaría tan cerca del infierno en el que Abby había vivido.

El viaje las mantuvo agotadas, cuando llegaron al pueblo, Emili las llevo a aquella posada, pasarían ahí el tiempo suficiente, mientras encontraban alguna casita en la cual poder habitar, no había pegado el ojo en toda la noche, Abby tenia fiebre, pero para su alivio, ya estaba cediendo, se llevo una enorme sorpresa cuando Lina le dijo que su hermana no debía consumir ninguna medicina por su embarazo y sintió un enorme dolor cuando le conto por todo el sufrimiento que ella atravesó, pero ya estaban juntas, ahora iba a asegurarse que ella estaría bien, que ya nada la lastimaría, ella se encargaría de protegerla.

No tuvieron que buscar por mucho tiempo, afortunadamente la mujer a la que anteriormente le había comprado manzanas la reconoció y ella les conto sobre una casita a las afueras del pueblo, era perfecta, era pequeña pero muy acogedora.

Los días pasaron y Emili trataba de sobrellevar todo lo sucedido, no era difícil acostumbrarse a la gente del pueblo, eran personas muy amables, habían dejado los vestidos ostentosos de la ciudad y compraron los vestidos sencillos del pueblo, eran hermosos y así no llamaban la atención, tenían que pasar desapercibidas, afortunadamente llevo dinero suficiente, compro un par de gallinas y una vaca, afortunadamente gracias  a su rebeldía y a su negación de vivir solo pendiente de atrapar a un buen marido, había aprendido a hacer muchas cosas, además tenían a Lina, que era un gran apoyo para ellas, las cosas que ella no sabia hacer, Lina se encargaba de enseñárselas, si, porque aunque se negó a que Abby realizara labores por su embarazo, su hermana se negaba a solo permanecer en casa sin hacer nada, así que se encargaron de enseñarle, pero no la dejaban hacer demasiadas cosas, Abby debía cuidar su embarazo, Lina les enseño a realizar quesos, ella era muy buena en eso, además de que las hermanas hacían unos panes riquísimos, ahí encontraron la forma para sostenerse y conseguir dinero, comenzaron a vender los quesos y el pan, la gente ya las conocía y les comenzaba a tomar cariño porque eran jóvenes amables y muy bellas, aunque en un principio batallaron para lograr vender sus primeros panes y sus quesos, todo fue mejor y es que su primer cliente fue el dueño de la posada a donde habían llegado, el había reconocido a Emili y como ella era muy amable, cuando la vio con su canasta de pan tratando de vender algo, decidió comprarle por pena, pero se sorprendió al probar el pan, era exquisito y en su posada se vendía muy bien con los que ahí llegaban, el fue quien comenzó a promoverlo y ahora tenían una gran clientela, les iba muy bien con sus ventas.

Ella extrañaba tanto a su hermano, además no se habían comunicado con el, seguramente el debía estar preocupado, ellas ya habían hablado de todo lo que sucedió, Abby se sorprendió cuando ella le conto lo que su padre le había confesado, incluso le hablo sobre una carta que el había dejado para ella, pero desafortunadamente los guardias la tomaron para saber de su contenido, querían asegurarse si el no revelaba la ubicación de los Preston y la complicidad de su hija, si, porque aun no entendían que dicha complicidad no existía, ellos aun tenían sus dudas.

Los días pasaban rápido y se volvían meses, Emili se encontraba leyendo un libro cuando escucho el relinchar del caballo, dejo el libro en la mesita y se apresuro a salir, sonrió con mucha alegría al hombre que bajaba de su caballo y se acerco para recibirlo.

Emili: Nicolás!

Nicolás: Seño...lo lamento aun no me acostumbro, Emili, como estas?

Emili: Estamos bien, me traes una respuesta?

Nicolás: Claro -El le sonrió y le extendió el sobre, ella sonrió y lo tomo.

Emili: Entra por favor, iré a traerte un pco de limonada, pasa, ya sabes en donde esta la sala.- Emili se dirigió a la cocina y preparo unos bocadillos para su amigo, si, Nicolás se había convertido en un gran amigo para ella y confiaba en el, el supo ganarse su confianza, cuando se encontraron por casualidad en el pueblo, ella creyó que tendrían que irse, pero el le prometió que no diría nada, no quería que tres mujeres se aventuraran solas por ahí, ahora que el sabía donde estaban por lo menos podría estar pendiente de ellas y ayudarlas en lo que se les ofreciera, por el momento el era quien llevaba las cartas a su hermano Arthur, la primer carta que le entrego no había sido fácil porque debía ser cauteloso de que nadie lo viera, el mejor que nadie sabia que Arthur Desmond estaba siendo vigilado por Lucian y los otros, querían encontrar a las hermanas y aunque le daba pesar lo que su señor estaba pasando, no podía traicionar a Emili, el la estimaba y no quería defraudarla, además de que el no había visto a la hermana, solo a ella y a una mujer que le ayudaba, probablemente la hermana no estaba con ellas y cada que le preguntaba a Emili, ella le contestaba siempre lo mismo, que no quería mentirle, pero que tampoco podía decirle mucho, porque ella había hecho una promesa con su hermana, Abby casi no se dejaba ver porque temía que alguien la reconociera y la viera en su estado, ya tenia cuatro meses de embarazo y siempre vivía con la angustia de que Lucian la encontrara y le arrebatara a su hijo. Emili ingreso a la sala y se sentó a conversar con su amigo, su hermana descansaba en su habitación así que no pasaría nada, el le comento todo lo que estaba ocurriendo, ella se sorprendía siempre que lo escuchaba decir que Lucian estaba arrepentido y que sufría mucho por su hermana, pero ella no podía meterse en los asuntos de sus hermana, era ella quien decidía y ya había elegido no volver nunca con el.

Emili: Y... los demás? como están - Emi mordió su labio inferior, en realidad deseaba preguntar por el, por Jace, pero no se atrevía a hacerlo, siempre que pasaba por el pueblo y por la posada, no podía evitar recordarlo, pensar en el, en la noche que estuvo en su habitación, en la ultima vez que lo vio, cuando su padre le revelo aquel secreto que la destrozo.

Nicolás: El señor Austin y su esposa están bien, al igual que su prima, me entere que acaba de enterarse que será madre.

Emili: De verdad! me da mucho gusto por ella.

Nicolás: si ella y el señor Henry se ven muy felices, el señor Jordan, el sigue igual que el señor Jace, están ayudando al señor Lucian pero siempre tienen tiempo para sus andadas, de echo el señor Jace hace poco tuvo un percance por que lo encontraron en una situación algo comprometedora con una dama , era la señorita Ross Sellers, si ese era el nombre. - Emili trato de  mostrarse indiferente para que su amigo no se percatara que esa noticia le afectaba y mucho. - Tal vez la dama consiga que el la despose.

Emili: Tal vez sea la única forma en que siente cabeza, fuiste a ver a Martha? - Ella cambio el tema, pero no presto mucha atención a lo que el le respondió, lo que le había dicho de Jace la desconcentro y la turbo.

Esa noche Emili lloro en silencio, en la soledad de su habitación, era una tonta, ella sabia bien que el era un mujeriego, pero no pudo evitar enamorarse, se enojaba contra su corazón, era la segunda vez que se equivocaba y que sufría por amor, la única diferencia es que este hombre no le había hecho promesa alguna, ni tampoco le hablo dulcemente al oído, ella fue la tonta por enamorarse a pesar de conocer muy bien el riesgo y las consecuencias de ello.


ME PROHÍBO AMARTE " Saga Corazones Orgullosos #3"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora