La noche había caido y un cielo estrellado dibujaba un paisaje perfecto, las tutorias de Joseph comenzaron a mejorar justo después de la pequeña charla que Adina tuvo con él, incluso los maestros habían notado un cambio notable en el joven Firgretmann y aunque seguía siendo el mismo jovencito irreverente, su actitud mejoró un poco, logrando que Adina no sólo recibiera felicitaciones de parte de los maestros, madre de Joseph también se encontraba agradecida con la chica y le mostraba su gratitud con pequeños detalles y obsequios en forma de galleta. Todos los miembros de la familia estaban pasmados por tan repentino cambio, así que en muestra de agradecimiento, la madre de Joseph había invitado a la jovencita a cenar y a pesar de que Adina intentó argumentar alguna escusa para marcharse aquella tarde, debido a que su hermano no se encontraba muy al tanto de que ella prestaba tal ayuda y no sabía bien cómo Frederick podría reaccionar. Aunque la insistencia de la señora Firgretmann fue tan marcada que la pobre no encontró otro remedio que aceptar la invitación.
Los cuatro miembros de la familia Firgretmann se encontraban sentados en la mesa al igual que su joven invitada, el padre de Joseph y Adler fue el último en llegar al comedor, Adina no había visto nunca al progenitor de los hermanos y el su primera impresión fue muy clara; aquel hombre irradiaba una seriedad y frialdad un tanto sombría.
Empezaron a comer cuando todos las empleadas domésticas dejaron los platillos sobre el lugar de cada integrante, un exquisito gratinado de patatas era el plato principal y aunque la jovencita se encontraba ansiosa por su primera cena rodeada de personas tan refinadas, no conocía del por completos los protocolos y modales en la mesa que seguramente todos sabían, así que ideó el plan de seguir al pie de la letra cada acción que la señora Firgretmann ejecutaba, pues aunque no conocía mucho sobre etiqueta en la mesa, no deseaba hacer el ridículo.
—¿Adina es tu nombre? — el padre de Joseph inició la primera conversación en torno a la mesa, Adina lo miró y asintió repetidas veces.
—Sí señor. - — murmuró, limpiando con una servilleta la comisura de sus labios.
— Es un lindo nombre para una niña que la vida no ha tratado tan delicadamente — comentó sin cambiar su expresión facial.
Adina enseguida comprendió las palabras del patriarca, su nombre significaba "delicada o delicado" se asemejaba a algo frágil y débil, así que no fue difícil para ella entender a lo que el hombre se refería en su última frase y a pesar de que comprendió la intensión, se mantuvo en calma y esperó que el señor demostrará si sus sospechas estaban en lo cierto
"debe ser muy terrible crecer sin un padre y sin una madre. — dijo a continuación.
El señor Firgretmann recibió una mirada fulminante y llena de desaprobación por parte de su esposa, Adler se limitó a seguir el ejemplo de su madre y el único que no entendía la situación era Joseph. Adina sonrió con sarcasmo y cierta melancolía, aunque intentaba actuar y lucir con serenidad, en el fondo el amargo recuerdo de su pasado y realidad, hizo atormentar a la joven.
—Tengo a mi hermano Frederick. — informó, dibujando una sonrisa rota en sus rosados labios. — y él es todo lo que necesito.
El patriarca asintió con una tranquilidad habitual en él, al ser un diputado con sueños de convertirse en gobernador, era su deber y casi obligación conocer sobre la vida de las personas que entraban a su hogar, que además convivían con sus hijos. Al principio, le sorprendió la terrible historia de la niña, pero no se dejó convencer por tal conmovedora y trágica historia familiar, a pesar de que no había encontrado algo comprometedor, sabía que esa chica no era de fiar.
—¿Qué piensas sobre la situación actual del país? — preguntó, intentando conocer sus opiniones políticas.
El señor Firgretmann estaba comenzando a frecuentar las reuniones del partido nazi en su ciudad y aunque no compartía el cien por ciento las ideologías del partido, su simpatía aumentaba cada día más.
—No es mi fuerte. — reconoció la joven. — prefiero concentrarme en mis estudios. — dijo. — esa es la única forma que tiene una mujer para sobresalir en un mundo de hombres ¿no cree?
Todos en la mesa hicieron silencio, los pensamientos tan liberales de la joven eran un completo tabú para los Firgretmann, quienes tenían ideales un poco conservadores.
—Brillante. — respondió el mayor luego de tomar un bocado. — ¿Y que deseas ser? — preguntó nuevamente.
—Todavía no lo sé con certeza. — respondió. — pero me gustaría estudiar en una universidad si es posible.
La señora Firgretmann sonrió y alzó su copa.
—Brindemos por eso.
Los padres de Joseph tenían vino en sus copas, al igual que Adler mientras que Adina y Joseph brindaron con jugo de naranja. La cena transcurrió en paz, sin más interrogatorios por parte del señor Firgretmann y luego de dar por terminada la cena, Adler se ofreció a llevar a la muchacha hasta su casa, debido a la hora, no fue de extrañar que la madre de los jóvenes considerará que era lo mejor, la jovencita se despidió de los miembros restantes de la familia y se subió al auto de el mayor.
El transcurso hacia el hogar de la chica fue silencioso, Adina no sabía que decir para empezar una conversación y siendo franca, sentía como su corazón se encontraba a punto de escapar por la boca, estaba tan nerviosa, iba sola en un auto con un muchacho, el cual había sido muy amable con ella. Pará tener dieciséis años, la joven todavía no se había enamorado, pero sentía en el fondo de su corazón, que lo que sentía por Adler no podía ir más allá de una simple atracción y es que con tan solo mirarlo, sentía como su corazón era alcanzado con una de las flechas de cupido, no habían tenido la oportunidad de hablar mucho, pero Adina siempre se encontraba atenta para observar discretamente al mayor de los hermanos Firgretmann cuando se diera la oportunidad. Sus ojos de un azul intenso, un pequeño lunar reposaba cerca de su labio, él era la clase de joven que volvía locas a las muchachas, Adina podía notarlo porque se comportaba y actuaba de igual manera que todos los chicos guapos que cursaban el último año de la preparatoria y sabía que si actuaba como ellos, debía ser porque también era uno de los más solicitados en su universidad.
Adler detuvo el auto en frente del edificio de Adina y le abrió la puerta como todo un caballero para que la jovencita se bajara, por otra parte, el joven se sentía atraído por la muchacha, para él, Adina tenía un encanto especial que la hacía diferente al resto de chicas que había conocido antes, quizás era su manera de expresarse o la forma de su rostro, que a ojos de Adler fácilmente pudo ser esculpido por los mismísimos dioses y aunque sabía perfectamente que no era amor, sentía que una atracción muy fuerte lo empujaba cada vez más para lograr tener a la jovencita cerca.
—Gracias por traerme. — dijo ella sonriendo.
La timidez se apoderó del cuerpo y mente de Adina, la cual se quedó inmóvil al lado de su compañero, la noche estaba demasiado bonita, con un clima agradable y estrellas iluminando todo a su paso.
—¿Alguna vez te han dicho lo hermosa que eres? — cuestionó el chico, dejandose llevar por el atrevimiento del momento.
El nerviosismo en la joven aumentó considerablemente con las palabras de su contrario y antes de que ella pudiera darle una respuesta, la mano del chico descansaba sobre su mejilla.
—Perdoname, por ser tan atrevido. — murmuró. — pero desde que te conocí quise hacer ésto.
Adina entreabrio sus labios, tragó grueso y miró a su acompañante.
—Adler... - la voz de la chica se asemejo a una plegaria y mientras más se acercaban, su corazón latía con más rapidez.
A punto de unir sus labios bajo el manto de la noche estrellada, lo que parecía ser un momento mágico, se desvaneció por completo cuando una voz familiar regresó a la joven Adina a una cruel realidad.
—¡¿Qué demonios estás haciendo Adina?!
Ambos jóvenes se separaron, y ahora el corazón de Adina latía con ferocidad, pero no por culpa de los leves síntomas del amor, sino porque el peor de los miedos se instauró en su mente cuando reconoció la figura de su hermano de entre las sombras.
Editado - 10 sep 2021
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La Sombra De Mis Recuerdos / EN EDICIÓN
Ficción históricaUna tarde lluviosa se convierte en el escenario perfecto para que las vidas y realidades de dos jóvenes colisionen, Adina y Adler pertenecen a mundos diferentes, son rehenes de su país y cuando la guerra estalla, deberán hacer lo imposible, por sobr...