Con la mirada caída y actitud de derrota, Adina entró al inmenso edificio, propiedad de los hermanos franceses, a primera vista, el lugar parecía ser un simple restaurante, pero cuando llegabas a el último piso, todo cambiaba por completo. La joven jamás había estado en un sitio tan elegante como esos y ni siquiera aquellas veces que visitó la casa de los Firgretmann el lugar se comparaba en lo más mínimo, repleto de la más fina decoración, con mesas y sillas a su alrededor y un gran escenario en el centro, dejaba en claro que a pesar de ser un lugar lujurioso donde el pecado reinaba sólo para cumplir los placeres más primitivos del hombre, el espacio poseía sin duda alguna, una gran belleza. Llena de timidez y advertida por Ingrid, Adina recorrió el lugar en busca de alguna persona quien la orientará, sabía que estaba mal y en el fondo no le apetecía para nada convertirse en una bailarina exótica, pero, se lo debía a Ingrid, a Frederick incluso a su bebé. Luego de huir del ghetto en medio de la noche mientras ambos hermanos se encontraban adentrado en las profundidades del bosque, donde no había comida, ni agua, cuando la desesperación estaba creando alucinaciones dentro de sus cabezas, justo en ese momento, una cansada hambrienta y derrotada Adina contempló la inmensidad de la luna, y luego hizo una promesa.
Mantener a los suyos y a ella con vida, cueste lo que cueste.
Y justo hoy, empezaba a cumplir su promesa. Miraba con miedo y asombro el lugar, en su espomago se mezclaban emociones que ni siquiera ella podía descifrar, a pesar de las negativas por parte de su hermano en cuanto al nuevo trabajo que iba a tener, Adina comprendía todos los riesgos que existían, pues en pocas palabras y sin mucha invitación, estaba metiéndose en la boca del lobo sin siquiera pedir permiso, Frederick por su parte, se sentía atemorizado y mortificado por todo lo que su pequeña hermana tendría que enfrentar, porque a pesar de que la chica que le gustaba, pertenecía a ese oscuro mundo donde las mujeres eran unos simples objetos, no estaba preparado para afrontar la cruda verdad de que su hermana, fuera parte de todo eso.
—Tu debes de ser Helen, la amiga de Ingrid ¿cierto? — una chica peli negra salió de las sombras, logrando asustar a Adina.
Helen era su nuevo nombre, parte de la nueva identidad que cubría la verdadera historia de una chica judía que intentaba sobrevivir a la guerra. Adina asintió pero no fue capaz de decir una sola palabra, a pesar de que la joven en cuestión, no parecía ser una mala muchacha.
—Mi nombre es Greta y la señora Gina me ha encomendado la tarea de enseñarte lo que debes hacer. — la chica lanzó una risita traviesas, sus ojos de asemejaba a un par de almendras y sus redondas mejillas le daban el aspecto caricaturesco de una ardilla.
Adina volvió a asentir un poco desconfiada por todo su entorno, pero a la vez, curiosa por conocer todos los detalles del bajo mundo de Linz. Greta comenzó a explicarle las reglas del lugar, a pesar de ser un cabaret, la exclusividad era la base central del lugar y aunque evidentemente todas o la gran mayoría de jovencitas hacían algo más que bailar, cantar y servir tragos, todo lo relacionado a ese tema, resultaba ser de gran misterio. Se sabía que chica iría a un lugar más privado con un cliente, cuando esté le indicaba personalmente al mesonero de que deseaba pasar tiempo a solas con la respectiva muchacha y ella, no podía ni debía quejarse. Justo como un cordero que va camino a un matadero, las jovencitas no tenían oportunidades de elegir a sus clientes, ellos las elegían a ellas.
—Es injusto. — murmuró Adina, mirando fijamente a la otra jovencita.
Greta se encogió de hombros. — es lo que nos toca. — respondió, aceptando de buenas a primeras su deprimente y trágico destino. —¿sabes bailar? — pregunto rápidamente, cambiando el tema de conversación.
Adina asintió levemente, antes de morir, su padre le había enseñado a bailar unas cuantas piezas, las cuales esperaba bailar cuando la niña se casará.
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La Sombra De Mis Recuerdos / EN EDICIÓN
Ficción históricaUna tarde lluviosa se convierte en el escenario perfecto para que las vidas y realidades de dos jóvenes colisionen, Adina y Adler pertenecen a mundos diferentes, son rehenes de su país y cuando la guerra estalla, deberán hacer lo imposible, por sobr...