Capítulo 18: Herida

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-si tan solo me escucharas.
Dice ochako con la voz quebrada.

-no tienes que explicarme nada, fue divertido jugar contigo, ¡ahora muerete!

Bakugo continúa golpeando la montaña de rocas. Ochako siente un gran dolor en su pecho, no está dispuesta a soportar que él le hable de esa forma así que, antes de marcharse ella detiene sus lágrimas, toma coraje y con una voz que emerge desde su corazón decide encararlo.

-¡no me voy a morir! ¡No voy a dejar las cosas así! ¡deku y yo no hicimos nada!
Ella exclama con voz firme. Él chico se tiene por unos breves momentos al oírla.

-¡deku se confesó pero yo...! ¡Yo no pude corresponderle!
Sus lágrimas resbalan por sus mejillas de nuevo.

-jamás pensé que él haría eso... ¡Pero lo hizo! El me dijo que sentía lo mismo que yo y que estaría conmigo a la vez que se convierte en héroe pero yo no pude decirle que sí, sin embargo... Tampoco le dije que no por que... ¡Estoy confundida!

Katsuki deja a un lado lo que hace sin embargo está de espaldas, no le da la cara a la castaña.

-¡el me abrazó por que me vio consternada!
La castaña rompe en llanto. Bakugou aún está de espaldas a ella.

-¡me lastimas al hablarme de esa forma!... ¿Por qué me lastimas tanto?

-por qué...

El rubio está respondiendo, su voz es ronca.

-por qué tu también me lastimas al dejar que ese imbécil te toque. El rubio solo gira la mitad de su rostro hacia ella.

-¿eh?
El corazón de ochako le dio una punzada.

-no me gusta que toquen lo que es mío o en este caso... Lo que quiero que sea mío, en estos momentos estoy tan encabronado que prefiero descargarme con esta maldita montaña. Dice emanando humo de sus manos lastimadas. Uraraka mantuvo distancia con él pero decide acercarse poco a poco.

-¡te dije que te largaras! ¡No puedo verte ahora!
Le exclama el rubio enojado.

-yo quiero... Que me disculpes, yo estoy muy atraída hacia ti bakugou pero, lamento que mis viejos sentimientos hacia Deku estén aún presentes, están frescos, no quiero lastimarte.

-¿no quieres lastimarme?... Ya lo hiciste... Y no solo a mi ego.

El rubio da la cara a ochako. Su rostro es uno con ceño fruncido pero no parece enojado, es la cara de alguien como adolorido.

-¿¡que puedo hacer!?
Pregunta desesperada. Katsuki la pesca de su muñeca, con fuerza la acerca a hacia él de un tirón para después aprisionarla entre su cuerpo y la inerte montaña de rocas. El mantiene su distancia con ella con sus brazos, su rostro está hacia abajo, el chico respira con dificultad. La castaña además de sentirse culpable del estado del chico también siente miedo.

-¿bakugou...?
Pregunta al verlo fuera de sí.

-no vuelvas...
El rubio jadea está en su límite de esfuerzo.

-no vuelvas a dejar... que alguien más te toque.

Dentro de ochako todo su cuerpo siente una tensión. Su corazón late apresurado... ¿Es miedo? ¿Es exitacion? Su cuerpo nunca había experimentado algo así.

-y menos si es el imbécil de Deku.
Concluye el chico que aún no da cara a la chica. Uraraka traga en seco, no quiere dejar así a Katsuki. Ella está en jaque, el rubio le hizo una petición la cuál, no tiene derecho a pedir, ella es de ella y nadie podría prohibirle nada.

-bakugou...no tengo problemas con Eso pero, No puedes pedirme algo así, tiene que ser por decisión mía si dejo o no a alguien tocarme. El rubio levanta su rostro hacia ella, no luce más relajado.

-¿por qué crees que quiero hacerte mi novia? Así podría asegurar que nadie se te acercaría, por que nadie se atrevería en tocar lo mío o morirá.

-¿lo tuyo?
Réplica la castaña.

-Claro, por qué poco a poco iría dejando huellas de mí en ti, hasta finalmente cogerte.

-¡ah! ¡Basta de hablar tan tosco!
Exclama nerviosa.

-¿te apena? ¿Te da vergüenza que hable así? Eso no te importará mucho cuando te esté dando y pidas más. Poco a poco el bakugou engreído y caliente regresa.

-¡aah! ¡Basta! ¡no quiero oír más! Veo que ya no estas molesto ¿verdad?.
Ochako se cubre sus oídos, está muy colorada de su rostro. Este acerca su rostro más y más a ella. Ochako le desvía la mirada hacia un punto lejano.

-lo que sientes no es pena... Te exita que hable así, solo que eres tan mojigata como para admitirlo incluso para ti.

El cuerpo de Uraraka se tensa, siente un ardor sobre su piel, como si estuviese cerca del fuego, un fuego ardiente que la acalora.

-estoy agotado en estos momentos pero... No dudes que aún en mi estado podría cogerte salvajemente.

-¡basta ya quiero irme! ¡Vine aquí por que estaba preocupada por ti! No para oír tus vulgaridades.
Exclama nerviosa encogiendose de hombros.

-tsk... Largate entonces. Bakugou se aparta del camino de ochako y se hecha a sentarse al suelo. ochako pensaba que ambos volverían al edificio.

-¿vas a quedarte aquí?
Pregunta ochako.

-¿no que ya te ibas? Aún sigo molesto, no quiero verte hasta que se me pase. Dice en el suelo mirando hacia abajo. Ochako se queda unos segundos mirándolo hasta que se marcha.

¡Que bruto! Me preocupé por él y ¡hasta regañada salí!... No quiere que nadie se me acerque tengo que admitir que cuando me dijo eso... Me sentí tan deseada... ¡AAAH! ¿¡¡Que cosas digo a estas horas!!? ¡Tengo que controlarme no que el me controle! Pero me inquieta que el sepa que me tiene en su juego... Qué el me causa sensaciones nuevas... Él...

Ochako regresa al edificio. ingresa normalmente y sube por el elevador hasta su habitación.

Él me hipnotiza, me embriaga... Aunque pienso que es intoxicante, aún así no quiero parar y quiero más... Quiero más... Más de él.

La chica se acuesta en su cama dándole más vueltas en su cabeza hasta poder quedar dormida. Cada vez más se convence del chico rubio a pesar de su comportamiento errático.

El ahora está herido y molesto conmigo, solo espero que dure poco... Quiero volver a sentirlo cerca, quiero que me vuelva a molestar, a tratar de tocarme...

Ochako ya había cerrado sus ojos pero los vuelve abrir en un instante al ella misma confesarse.

¡Ah! ¿¡Que cosas me digo!? Pero... ¡Es la verdad! Quiero estar con él, quiero divertirme con él y quiero...

Recuerdos de bakugou inundaron su mente, su aroma, su aliento, lengua, cuerpo y sobretodo su calidez... La mente d ella castaña no paraba de pasar vividas imágenes de él.

¡Esto está mal!... él... ¡ME ENCANTA! ¡me vuelve loca su maldita forma de ser! ¿¡Que me dio ese maldito cabrón!?

dí que sí (kacchako) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora