¿Ya ves cómo los perros persiguen los huesos de plástico pensando que son reales?
Corren por horas, los roen por días, intentando sacar el jugo inexistente de ellos.
Pero son felices, porque creen que tienen un hueso real, cuando no es más que algo fabricado.
Así eres tú, Amanda.
Llegaste a mí como una estrella fugaz.
Te fuiste muy rápido.
Y yo te perseguí.
Corrí.
Quizá no insistí lo suficiente.
Pero ya estabas demasiado rota cuando aparecí.
Quizá habría podido ayudarte en otras circunstancias.
De cualquier forma, pensé que tu amor era real.
Qué tonto fui.
Te creí, Amanda.
Jugaste conmigo y reía, tan inocente de tus intenciones.
Querías destruir el mundo.
Lograste partir mi corazón.
Te felicito, hueso de plástico.
No eres más que una cáscara con aire en el interior.

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Huesos de plástico.
Thơ caElla vivía para morir. Yo moría por vivirla. ••• La melancólica historia de un chico que amó demasiado y una chica que perdió la cabeza.