Rodaste sobre la cama vacía y te extendiste para tomarlo.
—Hola—Lo escuchaste decir desde la otra línea cuando pulsaste el botón verde.
—Hola, ¿qué haces llamándome a esta hora?. No es que me moleste pero casi acababa de dormir.
—Lo siento, es que extrañaba escuchar tu voz—Tu corazón se derritió con sus palabras—Y no podía dormir sin antes escucharte.
—Que dulce, dentro de tres días llegare a casa, no te preocupes—¿Que te parece si mejor hacemos videollamada? No estoy tan presentable, pero extraño verte.
—Está bien—Cortaron la llamada y volvieron a hacer otra para conectar sus cámaras.
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—Wow te ves tan lindo—Sonreíste.
—Tú también.
—Que va, estoy metida en la cama y con una cara de sueño horrible.
—Nunca eres horrible.
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—Tú, nunca eres horrible—Lo corregiste.
Tu también lo extrañabas demasiado estabas fuera del país y en otro continente.
—Cuando vuelvas procuraré tomarme el día libre, así podremos estar solos tu y yo.
—Está bien, me parece perfecto—Le miraste los ojos, el cabello y todo lo que podías verle por la pantalla de tu celular—Te compré un regalo—Soltaste para seguir en conversación.
—¿Por que?
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—No lo se, lo vi en la tienda y no pude evitarlo—Reíste.
—¿Y que es?
—Adivina.
—No se, unos chocolates?
—No.
—Un llavero?
—No, eran todos muy feos.
—No se que es, me rindo.
—Que flojo que eres. Te compré una botella de la bebida esa que te gusta.
—Oh, cool.
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—Y también unos calzones—reíste.
—Ya tengo demasiados.
—Si, pero estaban en descuento y no pude resistirme—Soltaste una carcajada.
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—Me gusta mucho cuando sonríes—Lo tomaste por desprevenida y te pusiste roja.
—Gracias—Nunca ibas a superar el efecto de sus palabras cuando te las echaba de vez en cuando.
—Y también cuando te pones como un tomate—Reíste y te tapaste la cara.
—Perdona es que estoy súper enamorada de un chico.
—¿A si? ¿Quien es?—Dijo serio siguiéndote el juego.
—Uff—Suspiraste como imaginándolo y revoleaste tus ojos—Es un chico muy guapo...talentoso...—Seguiste mientras pensabas—guapo de nuevo, sexi...Es todo—Lo miraste por la pantalla.
—Se que soy yo, pero no se porque casi logro ponerme celoso—Estallaste a reír por la estupidez que dijo y sin querer tu dedo se resbaló y corto la llamada.
—Lo siento—Dijiste llamándolo de nuevo y riendo otra vez.
