~𝙾𝚗𝚎 𝚂𝚑𝚘𝚝𝚜~Hero Fiennes Tiffin

44|Cuarentena juntos p3

Tú
No te rayaste más y te fuiste a dormir sin siquiera apartar el recuerdo de sus dedos contra tu piel.

Al día siguiente te levantaste, desayunaste e hiciste tus clases y tus tareas. Ni te habías dado cuenta que Hero no estaba, su puerta de la habitación estaba abierta y no había nadie en ella cuando te asomaste.

Te encerraste por horas como de costumbre en tu cuarto y leíste e hiciste videollamada con tus amigas toda la tarde.

La puerta resonó por el departamento y unos pasos ligeros también captaron tu atención. Era él que recién acababa de llegar.

Debatiste si asomar o no tu cabeza para corroborar que era él o incluso para regañarlo. Pero no aguantaste y asomaste tu cabeza de todos modos.

—¿Por que llegas tan tarde?—Acusaste, él ni siquiera te miro.

—Fui a comprar.

—Eso no te lo cree ni tu madre—Él señaló algunas bolsas que había en la mesada como contra.

—Ya, desde las nueve de la mañana que llevas haciendo compras—Dijiste irónica.

—Metete en tus asuntos—Otra vez se estaba volviendo frío y su conversación era muy incómoda.

—No, dime donde estuviste.

—Eso a ti no te interesa.

—Claro que me interesa, sabes que estamos es medio de una pandemia y no se puede salir a ningún lado. Si te hubiera llegado a ver un policía te hubiera metido la multa más cara de tu puta vida—Te encontrabas retándolo.

—¡Me da igual!—Rodaste tus ojos candada de su comportamiento y cerraste la puerta después de esa terrible conversación.

¿Por que ahora era así? Por fin estabas empezando a creer que estaba queriendo ser tu amigo y a llevarse mejor en su convivencia. Pero después de ese momento...ese toque...sus manos duras tomando tu ropa y tocando tu cuerpo.

Dejaste tu tarea y tus libros y saliste del cuarto decidida.

¿Adonde estaba ahora?

—¿Por que estás así?—Soltaste sin más cuando lo encontraste en su cuarto acostado y fumándose un cigarrillo—Ya sabes las reglas, no se puede fumar dentro del apartamento. No se por que estas fumando aquí si sueles fumar allí afue...—Te callaste cuando lo ves apagar el cigarrillo en el plato que tiene a un lado en su mesa de luz—¿Ya vas a hablarme?

—¿Ya vas a dejarme?—Cambio.

—Mira—Dijiste ya cansada—¡No se que he hecho, no se que te hice, no se por que mierda  eres uno y al día siguiente eres otro! Pensé que te caía bien, o por lo menos mejor que antes.

Lo viste incorporarse y sentarse, dejándote un lugar en su cama.

—No me caes mal—Suelta las palabras cuando te dejas caer a su lado. Te daba un poco de vergüenza tenerlo de cerca y tan de cerca su rostro, o todo de él.

Te parecía intimidante con su mirada muy intensa.

Te despejaste de tu cabeza cuando su mano, o mejor dicho sus dedos, sacaban tus pelos y los acomodaba detrás de tu oreja.

¿Que estaba pasando?

—¿Que me estás haciendo?—Susurro, pero lo oíste perfectamente.