Noa
El despertador suena por tercera vez y yo deseo que deje de sonar... Por tercera vez.
-Dios, Noa, apaga eso. ¿Cuántas veces ha sonado ya?
-Tres...-digo mientras arrastro los pies al suelo. Realmente necesito dormir. Pero es lunes y he quedado con John ya que el sábado al final tampoco pude verlo. Ha estado evitándome y muy extraño estos días. Puede que sea una tontería, pero lo que es cierto es que necesito saber qué le ocurre. No podría soportar... Bien, no quiero pensar en ello. Me levanto y cojo la ropa que dejé ayer sobre la mesita para meterme en el baño.
Cuando salgo de la ducha, vestida (con mis vaqueros negros y una camiseta básica ancha), veo que Kate aún sigue en la cama y, ya en la puerta, agarro una almohada de la cama y se la lanzo.
-Llegarás tarde. Son las ocho.-sonrío al ver su "afectivo" gesto cuando me saca el dedo corazón.-Yo también te quiero.
Salgo del edificio y el aire me golpea la cara, aun se puede sentir el calor del verano durante el día, pero las mañanas son frías, sin duda. Me cuesta creer que este preciso instante esté ocurriendo. He soñado muchos años con escapar, con vivir la locura universitaria, con alejarme de los recuerdos.
Esta universidad es muy grande, ya lo sabía cuándo envié el formulario. Tiene casi el mismo tamaño mi pueblo, y me pone nerviosa no saber dónde está cada cosa, no poder controlar al detalle donde estoy viviendo ahora mismo. De pequeña memoricé todas las calles de Canton, lo cual creí que me resultaría útil (al final no mucho), pero ni si quiera he podido averiguar dónde están todas mis clases, lo que no me pone de los nervios, pero Kate me hizo un plano anoche cuando le pregunté preocupada mientras íbamos a reunirnos con Flavia en un café, así que eso me da algo de margen.
John me mandó un mensaje anoche para desayunar juntos hoy, puesto que el sábado no pudo acudir al final. No dijo por qué y yo tampoco pregunté. Lo llamo después de cinco minutos de espera en la puerta de la única cafetería a la que se llegar de momento, que está a solo dos calles de mi residencia. Cuelgo cuando lo veo entrar en la calle. Va tranquilo, como siempre y tan seguro de sí mismo como que su nombre es Jonathan. Lleva el típico pantalón de vestir negro y un suéter azul que realza sus ojos, pero lleva el pelo... algo distinto. Me gusta.
-Hola cariño.-dice después de darme un beso en los labios.-Te he echado de menos estos días.
-Y yo a ti. ¿Vamos?
-Ya conoces Coffer, ¿eh?-dice habiéndome la puerta, siempre guardando sus modales.
-Ajá. Vine ayer con Kate.
-Tu compañera.
-Sí, es muy agradable, y esta algo loca. Seguro que te cae bien, ya verás.
Nos sentamos en una mesa junto a la ventana. Es un lugar muy acogedor, con tonos madera muy suaves y butacas en lugar de sillas.
-¿Estudia aquí?
-Sí. Está en su segundo año de relaciones internacionales.
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Te necesito. I
RomanceTodos creían haber superado la muerte de su hermano excepto ella. Todos pensaban que su vida era perfecta excepto ella. Todos vivían sin querer excepto ella. Pero siempre estaría John el único en quien había podido confiar desde la muerte de Paul, e...