Capítulo 13

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Ian

Siento como la simpática de Hailey se restriega contra mí y, cuando levanto la vista veo a una ( si mi intuición y don por entender a las tías no me engaña) confusa y cabreada Noa mirándonos mientras se dirige hacia el centro de la pista junto a Benjamin. Ha bebido, puedo notarlo incluso habiéndolo hecho yo mismo, pero no se le ha movido ni un pelo de su melena rubia. Solo que no es en eso en lo que me fijo, si no en su jodido cuerpo, cuerpo que he estado más que seguro de que existía desde el minuto cero y que he estado deseando ver antes si quiera de escucharla hablar. Si, pero no con tanta ropa. Tiene las tetas demasiado fuera para lo que estaba acostumbrado a ver y su culo se mueve mientras camina dejándome embobado con cada paso. Aunque, por lo visto, no soy el único que piensa de esa forma porque cada gilipollas con el que se cruza se queda mirando sus curvas, su culo y... Creo que me voy a poner a repartir hostias. Pero cuando intento seguirla, alguien tira de mi. Mierda...

Cuando las tetas de Hailey entran en mi campo de visión me olvido de curvas y cuerpos, el mío está hablando por mí y me pide sexo, con Hailey y ahora. Aunque mi mente siga con la rubia, justo donde ha estado estas últimas semanas.

Arrastro a la morena, aunque podría decirse que es ella quien me arrastra a mi, hasta una de las habitaciones de arriba, la única que sigue vacía después de un par de horas de fiesta. Y en cuanto tocamos la cama, nos fundimos en un beso, sin sentimiento alguno ente medias, sin nada más que un cuerpo a cuerpo y placer por placer. Eso es lo que siempre hemos tenido desde que nos conocidos y lo que vamos a tener hasta que decidamos que ha sido suficiente. Nos deshacemos de la ropa en menos de un minuto y el resto es historia, porque cuando me doy por satisfecho, como cada vez antes, vuelvo a vestirme y me despido con un "nos vemos por ahí Hayls", antes de salir por donde he entrado.

Vuelvo a la pista de baile y no me doy cuenta de lo que estoy haciendo hasta que me siento desesperado, porque no la encuentro. Y los pensamientos que atraviesan mi mente no son ni apropiados ni jodidamente normales en alguien como yo. Aunque nada lo ha sido en lo que respecta a Noa todo este tiempo. Desde el momento que la conocí hace un mes me ha dejado descolocado, de repente se dignó a besarme para luego decidir cortar por lo sano y no mantener el más mínimo contacto conmigo (aunque yo también he contribuido a eso). Y ahora esto, me ve, me altera y desaparece; como siempre. Mi cuerpo me pide a gritos nicotina y salgo a fumarme un cigarro donde, no tan sorprendentemente, me encuentro con la causa de mi locura.

-Hola.- dice sin girarse si quiera.

Esta de espaldas a la entrada, mirando nada más que un montón de césped mal cortado y a unos cuantos jóvenes retozando en él. Me coloco junto a ella sin dejar de mirarla. Me desconcierta a cada paso que da un poco más. Primero se presenta en nuestro grupo como una santurrona sin medida, friki de la literatura y casi casada con su novio. Después rompe con su novio al descubrir que este le pone los cuernos delante de toda la universidad y ni si quiera le tiembla un pelo mientras habla con él, se marcha sin decir palabra y la encuentro sin una lágrima en la cara como habría esperado de cualquier tia después de tres años de relación( pero Noa no es cualquier Tia...), se pone a fumar en mis narices casi mejor que yo y me pide que conducir mi moto; me besa después de beberse medio barril y desaparece como las cenizas, ignorándome y forzándome a hacer lo mismo. Y, bueno. Ahora me dice un jodido y simple "hola".

-Que grosero por tu parte no responder.-dice girando la cabeza hacia mi.

-Hola.-respondo.

-¿Eso es todo?-evito cualquier respuesta.- bueno, ya que a ti no te apetece hablar, yo lo haré. Espero que te hayas quedado satisfecho, he visto que subías con la morena arriba, te pega bastante.- ese comentario me cabrea, aunque sé a qué se refiere y que en parte tiene razón. A otros les he dado por menos. Cuando no respondo continúa hablando.-¿Sabes? He visto a John hoy. Me apetecía decírselo a alguien.

-¿has visto a ese gilipollas?

-Por fin te dignas a hablar.

-Bueno, no fui yo el que decidió desaparecer de la faz tierra de repente. Y no te desvíes del tema, ese capullo no se merece ni que le mires.

-No es un capullo, es buena persona y me quiere. Y no ha sido mi intención evitarte.

-Ya, ¿a ti y a cuántas más? No me cuentes mierdas.

-No son mierdas... Bueno, en realidad sí que quería evitarte.

-¿Por qué?

-Porque creo que, que me confundas tanto significa que...

-¿Qué?-digo para instarla a continuar hablando.-

-Significa que no eres como John.

-Tu también me confundes. Y gracias por aclarar que no soy un gilipollas.

-En realidad sí que lo eres.

A otra persona ya le habría pegado un puñetazo por menos. ¿Me llama gilipollas y espera que continúe aquí?

-No estás haciendo mucho por ganarte mi confianza, santurrona de mierda o lo que coño seas.

Entonces empieza a reírse, la muy...

-Estoy harta de esta mierda. Le he dicho a John que se había terminado, los dos lo sabíamos hace tiempo.

-¿Estás borracha?-digo para darle la última calada al cigarrillo.

-Hacen falta más que un par de copas para que yo termine borracha, amigo.

-¿Por qué cojones me da la sensación de que no tenemos ni puta idea de quién eres en realidad?

-Porque quizá no la tenéis. A las personas no hay que juzgarlas por las primeras impresiones.

-Igual que los libros por las portadas y toda esa mierda, ¿no? No me gusta leer.

-Así que que tú eres de los que se ha apuntado a literatura por obligación ¿eh?

-¿Por qué perder el tiempo leyendo historias falsas si está en tus propias manos el poder vivir una propia y real?

-Porque la vida es más que lo que podemos ver con los ojos, supongo.

-¿Crees que hago buena pareja con Hailey?-digo mirándola a los ojos, con un tono divertido. Pero a ella no se lo parece tanto.

-Supongo-dice encogiéndose de hombros y apartando la mirada de la mía.

-Supones demasiadas cosas.

-Supongo.


-¿Quién eres?-agrego después de unos minutos de silencio, pero no del incómodo, por lo visto los silencios no lo son cuando tienen que ver con ella. La pregunta no va con segundas, realmente me cuestiono quién es Noa.

-Noa, Noa Marie Jones.

-Gracias por la aclaración, ahora dime quién eres en realidad.

-¿Qué te hace merecedor de saberlo?

-Bueno, ¿Qué me hace desmerecedor?

-Soy alguien que tiene demasiadas cosas en la cabeza como para saber si quiera quién es.

-Tantas como para forzar una discusión conmigo y evitarme durante  un mes.-asumo mi parte de culpa, pero no se lo digo.

-Tantas como para hacer ésto y que no me importen las consecuencias.

Me quita el segundo cigarro que me he encendido en diez minutos y, tras darle una calada, o tira al suelo mientras mido cada uno de sus movimientos. Exhala y el humo emborrona mi campo de visión, pero aún así veo como abre los ojos y me mira, como nunca antes, me mida y veo lo rota y perdida que está doña perfecta. Pero no me importa, porque me besa y no me aparto, lo disfruto. Cuando ambos sentimos la necesidad de separarnos para volver a respirar con normalidad, una sonrisa se ha formado en mis labios. Sí, no ha estado nada mal. Le doy un último beso casto en los labios y me dispongo a volver a la casa, donde incluso con la música me será más fácil pensar. Cuando estoy a dos pasos de entrar, me giro al escuchar mi nombre de su voz.

-¡Ian!- su rostro serio se transforma en un instante y forma una bonita pero simple y pequeña sonrisa.-Haces mejor pareja conmigo.

Me giro al instante evitando que vea mi cara de satisfacción y mi sonrisa de imbécil. Por ínfima vez desde que la conocí,¿quién es éste y que ha pasado conmigo?

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⏰ Última actualización: Jan 26, 2016 ⏰

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