Noa
Veo la pantalla del portátil apagarse y lo coloco sobre la mesa. Necesito un par de horas a solas, evadirme de lo que es mi vida ahora y de mi madre y sus obsesiones, ni a 2500 kilómetros consigo alejarme de su manía por controlarlo todo. Desgraciadamente, existe skype. Doy un último vistazo y salgo de la habitación. Mi compañera aún no ha llegado, solo espero que no sea muy rarita.
Me pongo los cascos y subo el volumen de la música al máximo, es mi única forma de olvidarme de todo. Le envío un whatsapp a John y rezo porque me conteste rápido, hace dos días que no nos vemos y lo echo de menos. Empiezo a caminar sin rumbo esperando su respuesta. Pero parece que las únicas respuestas que voy a obtener por ahora me las van a dar Chris Martin y sus canciones.
Pasa media hora, no siento los pies y John no ha contestado. Como si fuese cosa del destino un gran lago aparece frente a mis ojos y, alrededor de éste, una explanada con tulipanes rojos. Me siento en el césped, ignorando la humedad que lo cubre. Y en mi cabeza oigo a mi madre decir "Eso no es propio de una señorita, te vas a manchar los pantalones". Siempre me ha gustado ese tipo de flor, parecen tan fuertes y tan débiles al mismo tiempo... Creo que acabo de encontrar mi sitio favorito en ésta ciudad. A falta de compañera de habitación, tengo tulipanes.
Abrazo mis rodillas y observo como una señora mayor da de comer a los pájaros, a un niño beber de la fuente, un chico que camina sobre los tulipanes sin preocuparse por el cartel que indica claramente "No pisar" y una bonita pareja que pasea en tándem.
Me fijo un poco más en el tipo de los tulipanes, lleva una camiseta negra de manga corta a pesar del frío, lo que me permite ver sus brazos cubiertos de tatuajes, entre los cuales solo distingo palabras en un idioma que nos consigo identificar.
ESTÁS LEYENDO
Te necesito. I
Roman d'amourTodos creían haber superado la muerte de su hermano excepto ella. Todos pensaban que su vida era perfecta excepto ella. Todos vivían sin querer excepto ella. Pero siempre estaría John el único en quien había podido confiar desde la muerte de Paul, e...