Uno

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Elizabeth o Betty Cooper, una de las asesinas más temidas de la mafia "Ghoulies". Aunque nadie sabe realmente si causa más temor por lo fría y sanguinaria que puede llegar a ser, por ser la novia de Malachai, el jefe de la mafia, o porque simplemente muy pocos conocen su nombre y su rostro.

Ella era el punto débil de Malachai, por lo que le permitía divertirse de vez en cuando con sus víctimas, pero jamás la llevaba a los eventos entre las mafias porque sabrían quién es y precisamente donde atacarlo.

En este preciso momento Betty se encontraba dirigiéndose al departamento de su novio. Era una fortaleza, estaba a las afueras de la ciudad y vivía en el último piso, declarando así lo intocable que era.

La rubia entró al lugar con su actitud desafiante de siempre. Iba con unos tacos aguja de color negro acompañados de una falda que no dejaba a la imaginación y un crop top gris que resaltaba sus pechos.

Subió el ascensor acomodándose el cabello en el espejo que estos poseían y marcó el piso en el que vivía Malachai. Caminó por el oscuro y vacío pasillo en el que lo único que se escuchaban eran los pasos firmes de Betty encaminándose a la puerta de entrada.

Abrió con su propia llave, aunque no vivían juntos el hombre había insistido en que mantuviese una copia para cuando quisiera visitarlo de sorpresa, justo como ahora. 

No alcanzó a poner ni un solo pie en el departamento cuando sintió el fuerte estruendo de un vaso rompiéndose contra una pared. Betty levantó una ceja pero siguió caminando, supuso que si el sonido venía de la oficina es porque allí se encontraría Malachai.

Entró y pudo ver el vaso echo trizas, también se encontraba el hombre mirando por el gran ventanal que había en la oficina —¿Qué ocurrió ahora?—

Malachai se giró al escuchar la voz de Betty —Las Serpientes de los Jones tienen a otro de los nuestros— Bufó mientras apretaba sus puños.

—Uno más, uno menos no hace la diferencia— Respondió fría como siempre.

El hombre se sentó en un sofá que había en la oficina —Al principio era así pero no cuando ya van 10.

Betty se apoyó sobre una de las paredes — ¿Y no pensabas contarme?.

—No lo veía importante hasta que comenzaron a burlar nuestra seguridad— Se llevó las manos a la cabeza para luego mirarla fijamente —Ya no podrás venir aquí.

La rubia rodó los ojos, nunca le ha agradado lo sobreprotector que puede ser Malachai  —Entonces tendré que despedirme de una buena forma de este departamento— Dijo provocativamente mientras se subía un poco más su falda.

—¿Tienes alguna idea?— Malachai se levantó y comenzó a caminar hacia ella con la clara lujuria marcada en sus ojos.

Betty caminó hacia el escritorio de la oficina y botó gran parte de lo que estaba encima —¿Qué te parece aquí?— Se mordió un labio mientras Malachai la tomaba por la cadera para acercarla más a él.

『 』

La rubia ni siquiera recuerda cómo llegó hasta la habitación de su novio, pero cuando despertó estaba allí. Miró la hora en su celular y eran las 10 de la noche por lo que sabía que debía irse a su hogar.

Se incorporó de la cama y no se molestó en buscar la ropa que traía puesta cuando llegó, simplemente se dirigió al armario a sacar una de las mudas de ropa que conservaba allí. 

—¿A dónde crees que vas?— Malachai se sentó en la cama para observar mejor a la rubia vistiéndose.

—A mi departamento— Respondió girándose para mirar al hombre que tenía la fina sábana tapándolo solo hasta la cadera, dejando ver claramente sus abdominales.

Sin Sentimientos [Bughead]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora