Dieciséis

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Pasó un mes en el que Jughead y Betty tenían sexo de vez en cuando pero él solo a veces se demostraba atento con ella.

Betty ya se había comenzado a desesperar puesto que las acciones de Jughead la confundían, a veces estaba segura de que estaba enamorado de ella pero en otras ocasiones se demostraba muy frío.

Jughead estaba ahogándose en sus sentimientos, lo único que quería era lanzarse a ella y decirle lo enamorado que estaba pero a la vez quería protegerla. Y tampoco sabía si Betty sentía cosas por él o si se iba a veces de fiesta solo para provocarlo o si sólo estaba jugando con él.

La rubia sabía que su plan estaba tomando más tiempo del que tenían, las Serpientes ya habían tenido varias victorias en este mes, muchas gracias a ella y esto no tenía muy contento a Malachai y mucho menos a los Ghoulies.

『 』

Jughead se encontraba en su oficina cuando Betty llegó y cerró la puerta tras de ella —¿Qué quieres?— Preguntó de mala gana tratando de ocultar lo mucho que le dolía hacerle esto a la mujer.

La rubia se acercó hasta él —¿No es obvio?— Se sentó en su regazo dejando una pierna a cada lado, tiró el cabello de Jughead hacia atrás haciendo que la mirara y así lo comenzó a besar.

Él no se podía resistir a eso, quizás teniéndola lejos podía ser desagradable pero él y Betty sabían lo loco que se volvía al besarla y tenerla tan cerca.

Los besos de Jughead comenzaron a bajar desde su boca hasta el cuello y luego a los pechos de la rubia dejando marca por donde pasaran sus labios, esa era la forma en la que marcaba territorio, en la que aunque otros chicos tuvieran sexo con ella de igual manera se notara que tenía dueño.

A Betty le encantaban las marcas o chupones que dejaba Jughead por todo su cuerpo.

Ella se levantó solo para arrodillarse frente a él y comenzar a bajar el cierre de sus pantalones. Ya se conocían, sabían lo que al otro le gustaba.

Betty le comenzó hacer sexo oral, Jughead la miraba con lujuria mientras gemía su nombre.

Al rato, la tomó de los hombros y sin importarle lanzó lejos todo lo que estaba encima del escritorio y acostó a Betty ahí.

Le gustaba esta posición puesto que podía ver el rostro de la chica y también tenía libre acceso a sus labios.

Comenzó con embestidas lentas y luego comenzó a apurar el pulso. Betty arqueaba la espalda y no podía parar de gritar el nombre de Jughead a causa del placer.

Ambos tuvieron una vez más el mejor orgasmo que pudieron pedir.

Ambos sabían que con nadie más se la pasaban tan bien.

Ambos siempre terminaban volviendo al otro aunque no quisieran aceptarlo, aunque no admitieran sus sentimientos.

Ambos se trataban de convencer de que era sólo sexo pero estaba claro de que era algo más y que tenían miedo de decirlo en voz alta.

Ambos tenían miedo de decirlo y ser rechazados por el otro.

Al final del día eran dos personas fingiendo saberlo todo pero que realmente no tenían idea de nada.

Betty trataba de pensar y enfocarse en el plan pero muy en su interior sabía que no quería cumplirlo, no quería alejarse de él, no quería lastimarlo. Tampoco quería alejarse de las amistades que había creado ni del ambiente de las Serpientes.

Jughead tampoco quería salir herido pero no podía controlarse al verla, jamás se había sentido así de vulnerable ante alguien y eso era justamente lo que FP le había advertido.

Sin Sentimientos [Bughead]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora