Capítulo 12

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Vas a dejarme libre porque de lo contrario te juro que me vengaré.

Se despertó de golpe y arrojó su bolso contra las rejas. Maldijo el día en que lo permitió, el día en que dejó que todo se le saliera de las manos. Culpó a su ex-esposo una y otra vez por lo que había hecho. También fue su culpa y por eso intentaron solucionarlo, pero ya era muy tarde. La bomba explotó en el momento equivocado. Su ex-esposo entró en crisis y ella lo mató, para ella él siempre había sido un cobarde.

Encerrada, encerrada. Justo como su hijo había estado durante tantos años, sin conocer el mundo bueno, sin hacer amigos o enamorarse. No, ese no era el fin que le habían preparado. Cuando el dulce y hermoso niño había nacido, su padre, al verlo, supo que podría lograr grandes cosas con él. La belleza no seria su única arma; lo volvería letal. Los planes y entrenamientos empezaron a una edad temprana; era necesario para garantizar la obediencia. Todo su ser era destructivo, venenoso y adictivo.

En un principio los objetivos eran simples pero lentamente fueron ajustando el área de ataque. Descubrieron, demasiado tarde, que no podían controlarlo y ella fue la primera en saberlo. Su hijo no acataba los planes... en lugar de seducir, asesinaba sin el más mínimo reparo; tenía ideas retorcidas, quería salir, conocer, buscar, y la idea de muerte siempre estaba presente en su cabeza. En una ocasión, descargó su rifle completo contra uno de sus entrenadores porque no le había dejado salir al jardín; los mismos que lo habían corrompido le temían.

Fue entonces que lo decidieron. Tenían que detenerlo.

La casa vieja fue comprada y arreglada. Su interior sería un laberinto, una cárcel de la cual él no podría salir. Sehun viviría ahí hasta que pudieran hacer algo. Pero contener a un joven de diesiciete años no era tarea fácil, muchas vidas se fueron en eso y más de una vez el infierno se desató en ese lugar.

A los dieciocho años Sehun ya conocía a la perfección el lugar y no le temía a nada. Ella supo que era la hora; planificó todo. Su hijo moriría en manos de un asesino, sería atrapado por su propio mito. Sin embargo, el soldado se las había arreglado para escapar y salvar al monstruo.

El monstruo estaba en libertad.

Su estómago se revolvió con solo pensarlo. Esa noche lloró de impotencia y trató de rastrearlo pero no lo consiguió. Sus peores miedos comenzaron a rodearla. Aunque lo peor no había llegado... ¿y si su hijo la buscaba? ¿Podría matarla? Se miró las manos y pensó. Era su hijo. Ese niño pequeño que había dado a luz en completa soledad, era su bebé. Se levantó y escribió en un cuaderno toda la verdad.

- ¿Crees que fue...

- Un suicidio.- respondió John- Se colgó ella misma.- miró el cuaderno oculto debajo de la mesa - Llevense el cuerpo voy a encargarme de lo demás.

Tomó la libreta y fue hasta su despacho. La mañana con toda su luz solo trajo cosas terribles y misterios sin resolver. Retiró todo lo que había sobre el escritorio, se sentó y comenzó a leer lo que, hasta no llegar al final, le pareció una novela de terror y un testimonio de los peores crímenes.

Con solo cinco páginas de un pobre cuaderno, la historia y origen de un... ser demoníaco se desató. No sabía si creer o no. Caminó por su oficina varias veces, analizando. Era posible algo así. ¿Ella se mató para escapar de un final aún más atroz? El culpable de todo... No, los culpables... Marcó el número de Chanyeol; quería oírlo detrás de la línea y saber, creer que todo estaba bien.

La respuesta no llegó.

Atravesó la puerta de madera y gritó con todas sus fuerzas las órdenes que le pondrían fin a una vida. No perdería otro hombre más. Ese monstruo tenía las horas contadas... se cobraría hasta la última alma que ese ser hizo bajar al infierno. Él mismo lo mataría...

Sin embargo, una figura detuvo la salida de sus hombres.

- Espero que no estés pensando...

- Esto no es asunto de ustedes.- respondió tajante.

- El joven Oh es muy importante para este país, sobre todo ahora que su madre no está.- respondió la mujer.

- Eso no me importa.

- ¿Piensa matar a alguien tan poderoso? ¿Cree que no habrá consecuencias?

- No me interesan esas cosas...

- Solo le diré una cosa. El señor Oh debe volver con vida o habrá consecuencias para todos.

- Claro...

- Si su soldado está vivo, no tiene porque matar al joven Oh.

- ¿Cómo sabe...

- Porque una cámara los vio, juntos.

- ¿Cómo sé que es verdad?

- Está con vida, traigalos a ambos. ¿No le gustaría saber cómo asesina? ¿Qué métodos utiliza? ¿A cuántos ha matado?- sonrió- Es un sujeto único y... al parecer su soldado es el único que puede controlarlo.- salió

Proyectil (Chanhun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora