Capítulo 15

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Circulaba por las calle sin rumbo alguno, ya había pasado un año. Sí, un año desde el incidente. Desde ese entonces, sus días y noches eran una tortura. Era navidad, y las personas estaban felices buscando regalos para sus familiares. Bajó del auto y arregló su uniforme lo mejor que pudo; ser oficial de policía no era lo mejor, pero fue lo único que pudo conseguir porque, por alguna razón, los altos rangos lo consideraban "potencialmente peligroso". En pocas palabras, no lo querían cerca de armas militares.

El trabajo no era malo. Lo único que tenía que hacer era papeleo, no podía cargar un arma, como si la necesitara. Los otros oficiales no lo odiaban pero tampoco eran cercanos, su fama se había encargado de alejar a los curiosos. Llegó a saber que en el ejército lo llamaban fire, debido a las explosiones a las que había sobrevivido.

Podía vivir tranquilo, aunque sabía que cualquier movimiento lo pondría en la mira. Aún recuerda los juicios que tubo que afrontar porque fue considerado cómplice de "proyectil 7". Obviamente no le impusieron cargos, porque no había testigos.

Abrió la puerta de entrada a la comisaría, tenía mucho trabajo para hoy, pero no dio ningún paso más... El sonido de las impresoras, las conversaciones, las quejas, no estaban ahí como siempre. Cerró lentamente la puerta y se fue, con pasos cuidados, hacia la mesa del comisario. El pobre hombre estaba nadando en un charco de sangre debajo de su escritorio y, a unos centímetros, estaba su arma reglamentaria.

- Está prohibido...

En un instante estaba caminando en dirección a la que era su oficina. Los dos detenidos que habían llegado ayer, estaban muertos en sus celdas. Sus dos "compañeros"... no hay que aclarar. Todo le traía recuerdos. Ya tenía dos pistolas y una semiautomática en su poder, aunque no está decidido a matar; pensaba seriamente en irse, se ahorraría problemas.

Avanzaba de costado con el cañón por delante, le volaría la cabeza a cualquiera. El papel mal pegado en la puerta le dio la bienvenida como todos los días. Corrió lentamente el rectángulo de madera, pero las balas no llegaron... ¿Se fueron? ¿Estaban jugando con él? Pateó la maldita puerta, ingresó y quedó estático... no había nadie.

Sobre la mesa una carta doblada cuidadosamente al medio...

Hola Chanie, te extrañé. Quería verte... pero los idiotas no querían cooperar.
Volviendo a nosotros. Llegué demasiado temprano y no estabas, pregunté y no me quisieron decir, entonces... ¡Ah! Voy hasta tu casa, bueno, va a ser nuestra casa. Sé que cuidaste muy bien de mi Vivi, estoy muy feliz. Da lo mejor de ti en tu trabajo, voy a esperarte con la cena.

Besos. Hunie.

Chanyeol guardó la carta con movimientos lentos.

- Voy tener que terminar esto antes de la cena...

Las sirenas de los autos y el desastre que se armó apenas hizo el llamado le causó dolor de cabeza.

- ¿Qué ocurrió?

- Llegué en mi turno y todos estaban muertos... incluso los detenidos.

- ¿Había un recluso más?

- No, solo los que estaban.- respondió Chanyeol.

- Las cámaras solo lo ven llegar a él.- dijo un perito.

- ¿Sí?

- Sí, tal vez fue alguien que ya estaba adentro. Además, las balas son de un arma no identificada.

- Demonios.- miró a Chanyeol- ¿A qué hora llegó?

- A las díez.

- ¿Y su arma?

- No puedo cargar ninguna, solo hago papeleo.

- Por eso tomó las armas de sus compañeros.

- Sí.

- ¡Señor!- llegó un oficial - Encontramos a un preso ejecutado en un callejón... creen que fue un ajuste de cuentas.

- ¿Lo estaban buscando?

- Al parecer tenía problemas con gente peligrosa.

- ¡Demonios!- miró a Chanyeol- Necesito que me de los archivos que tenga.

- Sí.- entró a su oficina seguido por el hombre.

- ¿Por no tiene un arma? Podía matarlo si llegaba unos minutos antes.

- Soy un ex- soldado, no confían en mí.

- ¿Qué? ¿Tuviste problemas?

- He matado, mucho.- buscaba las carpetas.

- Ya veo... creen que vas a explotar en cualquier momento. ¿No?

- Supongo.- le dio los documentos- Tengo que estar encerrado aquí y lejos de las armas.

- Bien. - se retiró sin decir más.



Proyectil (Chanhun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora