Capítulo 13

264 39 1
                                    

Las emociones humanas nunca fueron lo suyo. Todo lo que había deseado ahora le pertenecía y no planeaba dejarlo. Chanyeol era su amante, su protector, su hogar y su único mundo. Se dio cuenta de eso muy fácilmente y aceptó esos sentimientos, lo aceptó. Pero también significó una nueva realidad, el soldado era su todo, su otra parte y la sola idea de perderlo aturdía sus sentidos.

Durante largos minutos intentó alejar esos miedos e inseguridades de su mente, pero, conforme pasaba el tiempo, las atrocidades y catástrofes iban acaparando sus pensamientos. Era consciente de que los estaban buscando y, también, sabía que su madre podría delatarlo y eso lo hacía enojar aún más.

La basura hay que tirarla.

Era la frase que su padre siempre utilizaba cuando algo le molestaba, un imagen muy pintoresca a su parecer y muy gráfica; sobre todo si lo haces con un cadáver. Aunque, a él le gustaba más la sucesión, es decir, dañar tanto a una persona hasta el punto de que deseé morir.

Los límites los pongo yo.

Esa era la única verdad. ¿Quién moría? ¿Quién era torturado hasta morir? ¿Quién vivía lo suficiente como para entregar a los suyos? Eran cosas que solo él podía decidir. Pero, si tenían suerte y él estaba cansado morirían de forma rápida. Todo dependía de su estado de ánimo.

Quiero sentir.

¿El encierro lo había vuelto insensible? Su respuesta fue sí. No podía sentir nada, ni siquiera sentía cariño o afecto hacia sus padres. Sin embargo, cuando Vivi llegó a su vida todo cambió; la pequeña nube, aún siendo un cachorro, había llegado hasta la casa en mitad de la noche, justo cuando Sehun había salido al jardín. El cachorrito corrió ladrando hasta él y el choque fue extraño, tanto que el joven casi huyó del animalito.

- ¡Quieto!- gritó, pero el chiquitín se acercó aún más.

- ¡Alto! Despacio, despacio... - Sonrió al ver la colita que se agitaba- ¡Oh! Eres tan lindo.- lo levantó lentamente- Te falta un baño, juguetes y muchos mimos. Nos vamos a llevar muy bien, aunque no puedo sacarte a pasear mucho.

Compartía sus cosas con el perrito, su cama, sus mantas, su sofá, y muchas cosas. Vivi se volvió muy importante para él, era su amigo bebé. Vivi lo ayudó a descubrir que tenía un corazón, que podía sentir un calor diferente, cálido y dulce que invadía su pecho cuando escuchaba un ladrido o el sonido de las patitas en el suelo. Eso solo lo sentía con él.

¿Y Chanyeol? Con Chanyeol fue muy diferente. Desde que lo vio algo se destapó dentro de él, un calor que nunca había sentido. Un calor que ardía dentro y fuera de él, que le picaba en las manos y los labios, que le sensibilizaba la piel, que le endurecía los músculos y le calentaba la garganta. Chanyeol era algo muy fuerte, más fuerte que su psiquis y que sus armas. Se sentía poseído por ese hombre. Y en la cama no se sentía un ser individual, se sentía como una bola de fuego.

Soltó un último suspiro y se dejó caer en la cama, un peso extra se hundió a su costado y se aferró a él.

- Te amo Chanyeol.- dijo sin mucho tiempo, extendiendo las alas de ese calor, esperando o no ser correspondido por ese otro.

- Yo también hermoso, te amo. Nada va a pasarnos porque voy a cuidarte.

- Yo también.- sonrió con los ojos cerrados como soñando.

Las sábanas de la cama del motel se resbalaban entre las piernas de ambos y caían sin remedio al piso. Los toques se volvían con cada día más íntimos como si encontraran algo nuevo en sus cuerpos en cada unión. Se acoplaban a los placeres y los instintos del otro. Fuerza, suavidad, humedad, superficie, calma, profundidad y éxtasis.

Proyectil (Chanhun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora