Capítulo 5

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- No es bueno para la salud mental estar encerrado como una rata mientras un asesino está suelto. - El hombre se sentó en su escritorio. - He pensado, muchas veces, en cómo capturarlo y librarme de él para siempre... pero nadie puede darme una solución. Estoy aquí esperando a la muerte, no es un panorama muy alentador.

- Entiendo señor, pero no puedo ayudarlo en nada más.

- Perfecto. Aunque, aquí sólo hay cuatro guardias contándonos a ustedes dos. - dijo disconforme.

- No podemos traer más, levantaría sospechas y pondría en peligro el escondite.

- Ya veo...- suspiró - ¿Qué otras alternativas hay?

- Por ahora solo podemos esperar hasta que los investigadores, peritos y forenses descubran algo más sobre el criminal.

- ¿Qué?

- Es necesario saber cómo actúa, qué armas utiliza, si tiene algún escondite y cómo selecciona y asesina a sus víctimas.

- ¿Eso tardará mucho?

- Se estima que sus soldados no fueron las únicas víctimas, puede que haya muchos más.

- ¿Un asesino serial?

- Sí. Un criminal que lleva tiempo haciéndolo y que nunca ha sido atrapado. ¿Por qué tomó éste caso? - John esperaba un respuesta que valiera la pena.

- Porque pensé... un asesino que trabaja solo jamás podrá contra una organización, pero no pudo... nos destruyó física, anímica y moralmente. Se burló de mí y de mis hombres. Apunté contra un enemigo invisible.

- Entiendo... - analizó sus palabras - El soldado Park y yo nos haremos cargo de su seguridad. Park custodiará al joven Sehun y yo seré su guardaespaldas personal. Los otros guardias vigilarán las instalaciones por turno.

- Bien, me parece bien. Estaré en mi despacho durante el día, suelo almorzar y cenar solo, mis horarios son diferentes a los de mi hijo. - Observó al soldado- Park, mi hijo tiene un horario más flexible, debe hablar con él sobre eso. Cualquier cosa que crea que sea necesario cambiar solo hágalo, le encomiendo la seguridad de mi hijo.

- Sí señor.

- Me gustaría recibir informes de cualquier anomalía que pueda afectar a mi hijo.

- Entendido. - Hace tiempo no utilizaba esas palabras.

- Gracias. Sehun está en su habitación.

- Voy a dejarlo unos minutos señor, debo mostrarle a Chanyeol dónde quedan las habitaciones. - interrumpió John.

- Perfecto. Los veo más tarde entonces. - saludaron y ambos se retiraron de la oficina.

Volver por esos planos pasillos no era de su agrado pero tenía que cumplir con su trabajo. ¿Cómo nadie se perdía en ese lugar? O mejor aún ¿Cómo es que alguien podía vivir tranquilo en una casa así? No era cálida y mucho menos agradable. Parecía la guarida de un asesino o de un narcotraficante, no un "hogar". Aunque, si el objetivo era desagradar a cualquier ser humano, pues, lo habían logrado.

- ¿Quién eligió éste lugar? - Preguntó Chanyeol.

- Su ex-esposa lo compró hace mucho. Ella pensaba arreglarlo y volverlo un lugar de descanso. En ese entonces, aún era soltera... quién diría que este sería el único lugar seguro para su hijo.

- Quien diría que tendría un hijo con...

- Está es la habitación del padre. - Señaló una puerta doble de madera. - Estaré en la habitación que sigue. Si surge algo no vengas aquí, es un callejón sin salida.

- Eso era lo que estaba por decirte. ¿Su ex-mujer lo odia?

- No. Solo... ama demasiado a su hijo, por qué crees que está ayudando en esto.

- ¿Tú esperaras ahí?

- Tal vez.

- ¿Vas a ver si puedes salvarlo? - dijo - Así que todo depende de su suerte.

Subieron unas escaleras caracol, atravesaron un pasillo, doblaron, otro pasillo, una puerta, pasillo y, finalmente, una puerta angosta de madera pulida...

- La habitación del joven. - Se dio la vuelta. - Tienes que aclararle las normas de seguridad.

- Eso es todo.

- Golpea antes de entrar y no hagas nada...

- ¿Estúpido?

- No está mal. - se giró y volvió sobre sus pasos.

Chanyeol miró al frente. ¿Podría pasar por esa puerta sin avisar? Solo tendría que decir que fue una urgencia, una cuestión de seguridad. Sin embargo, su mente se concentró en imaginar las miles de formas de escapar de un lugar así, pero lo único que llegó a su mente fue la seguridad de que el enemigo tardaría en llegar. Eso era, en cierto modo, bueno para él.

Golpeó la puerta y esperó. Contó cinco segundos y ningún sonido se oía en el cuarto; se acercó un poco y se agachó a la altura de la cerradura, para su mala suerte, en un parpadeo la puerta se corrió y sus ojos vieron a la perfección el ombligo expuesto del muchacho. La belleza de la piel lo absorbió por completo y no reaccionó hasta que Sehun le tocó el hombro con el dedo índice.

- ¿Está muy ocupado? ¿Señor? - su dulce voz, casi graciosa, le recordó lo lamentable de su situación y se levantó.

- No abría. ¿Por qué? - colocó su mejor expresión de seriedad.

- Estaba arreglando algo que Vivi rompió. Disculpe que tardé en abrir. - dijo sin expresión alguna.

- ¿Quién es Vivi? - preguntó con más cuidado, al parecer había puesto en alerta al chico.

- Es mi mascota, mamá dijo que podía tenerla aquí si lo cuidaba.

- Entiendo, la próxima vez abra la puerta, puede ser algo importante.

- Sí, lo siento. - Chanyeol lo observó buscando alguna doble intención pero no encontró nada. - Seguramente quiere pasar... ¿Es el guardaespaldas? - se veía confundido.

- Sí, No te hablaron de mí.

- John me dijo que vendrías pero nada más. - se tranquilizó un poco. - Pasa...

- Permiso... - como si no hubiera pensado en romper la puerta hace unos minutos.

La habitación era espaciosa y las únicas ventanas que tenía estaban cubiertas por cortinas. En el centro se encontraba un escritorio con algunos libros y cuadernos sobre él, más atrás, la cama de dos plazas perfectamente arreglada y a los costados diferentes armarios que combinaban con lo demás. Era una habitación lujosa.

- ¿El baño?

- Ahí. - Apuntó a una puerta blanca.

Durante unos minutos revisó la habitación y guardó todos los datos en su cabeza.

- ¿Todo está en orden? - preguntó Sehun.

- Sí... Esas ventanas me preocupan.

- Estoy en un cuarto piso.

- Sí, pero eso no quiere decir que estés seguro... alguien podría escalar o disparate desde una distancia... - cerró su boca al ver la expresión del chico.

- Dispa... - se abrazó a sí mismo.

- Yo... no debí decir eso.

- No. - lo interrumpió- ¿Por qué estamos aquí? ¿Quién quiere dispararme?

- Eso no es asunto...

- Soy yo el que está encerrado y él que va a caer muerto.

- Eso no sucederá.

- Sí estas tan seguro por qué estoy aquí. Quiero respuestas... - los ojos cafés del chico lo miraron fijamente, se quedó sin palabras y asintió... no a esas palabras o a las órdenes, sino a esos ojos que lo tenían hipnotizado.

Proyectil (Chanhun)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora