🔥ΩCapitulo 9Ω🔥

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Al aflojarse el nudo de Alexis su voz resonó como si en mi interior hablase, como si su voz viviese en mi interior, esta sensación me conmovió, se sentía tan cercano, tan íntimo y mío, mi corazón se sentía cálido como nunca antes en toda mi vida.

-Eres mío  Esteban-

Wow que increíble sensación,  era como si la dualidad con mi lobo hubiese sido extinta por aquella declaración.

Cuando creí que nada podría ser mejor, siento en mi cabello las caricias suaves de unas manos fuertes y cariñosas, como quien toca a su amante, nunca nadie me tocó así antes, nunca nadie antes me conmovió de aquella forma, este celo me estaba volviendo loco.
Me giré para poder tener acceso a su dulce boca, este beso se sentía increíblemente tierno, Alexis abrazó mi cintura, y yo su cuello, sus suspiros en mi rostro entre jadeos invitaban a mi pene a jugar, sus labios eran tan increíblemente adictivos, su sabor ¡dios!, lo mejor en el mundo, la calidez que despertaban sus brazos en mi cuerpo, las exquisitas melodías que brotaban de sus jadeos, todo en él me volvía loco, yo estaba así abrumado, sumido en el éxtasis de estar en brazos de quién te complementa absolutamente, disfrutando de cada rose, de cada beso, de cada suspiro, de cada mirada, de cada sonrisa, de pronto Alexis toma mi miembro con su mano, y comienza esa suave danza de ir y venir sobre mí, profundizando aquella increíble sensación previa, acerca sus labios a mi oído y dice:

-Cógeme bebé- 

Aquella declaración repartió algo parecido a una corriente eléctrica en mi cuerpo, erizando mis bellos, mis manos respondieron con una sutileza jamás antes experimentada, le tomaron por su cintura y con suavidad le acomodé sobre la cama, frente a mí, semi sentado, luego puse una almohada bajo sus nalgas, para que se eleve su cadera, y con ternura comencé a estimular su ano con uno de mis dedos empapado en mi presemen, mientras le masturbaba con mi otra mano, y es que me resultaba el ser más frágil del planeta, expuesto así para mí, en mi interior rugía mi lobo por el temor de dañar a SU Alfa, ver la expresión de placer en el rostro de Alexis me producía un éxtasis incomparable, metí un segundo dedo y empujé algo más profundo y ahí lo vi, ese reflejo espasmódico que produce la estimulación prostática,

-Mmmmm bebééééé- gimió casi delirando de placer,

-Eso amor, disfrútalo- dije,

anhelando ver el placer en su rostro, inmediatamente metí un 3° dedo y continué empujando sobre aquel sitio, y masturbándole ahora un poco más rápido y más profundo y aquello fue suficiente para ver a Alexis derretirse en mi mano, sentir los espasmos de su culo en mis dedos fue increíble, pero lejos lo más  excitante de todo aquello era ver su rostro, el placer dibujado en cada parte de su cara enviaba olas de calor a mi cuerpo, su ano ahora absolutamente abierto para mí, parecía invitarme a entrar y lo hice, me monté en la cama y me adentré en Alexis, mientras el aún se recobraba de su orgasmo, comencé a moverme muy suavemente, disfrutando de la increíble sensación de estrechez y calor, poco a poco aumenté el ritmo, conforme mi lobo se excitaba más y más, de pronto todo se tiñó de un extraño color verde, un fuego en mi interior se encendió, algo que jamás antes sentí, no entendía que sucedía solo sentía la urgencia de penetrar y morder, penetrar y morder, penetrar y morder, mis ojos buscaban el cuello de mi amante, mis garras se calzaron firmes en mi presa, como queriendo evitar que se me escape, y al estar él de frente a mí, mi lobo no se sentía satisfecho, mi lobo quería ver su nuca,  así que lo volteé y dejé de espaldas y ¡cielos! Qué increíble visión de toda su espalda, grande y fuerte toda sudada, mis garras nuevamente afianzaron su agarre ahora de los brazos de mi amante y mi mirada buscaba el cuello que desprendía aquel aroma a flores de durazno, de pronto mi nariz se llenó de aquella embriagante fragancia y guiado solo por mi instinto lo seguí hasta el sitio del que emanaba, tan dulce, tan cautivador, tan ¡MÍO!, y cuando más nublada se sentía mi mente Alexis en un suave movimiento expuso el cuello cual omega, arrastrándome con su gesto hacia  mis más primitivos instintos y enterré mis dientes en aquel suave y húmedo cuello buscando la fuente del aroma,  y sorbí de mi Alexis,  su sangre entraba en mi cuerpo  y su aroma a flores de duraznos ahora corría también en mi interior,  calentándome las entrañas y expandiendo mi nudo sin yo siquiera poder controlar nada de aquello, mis instintos solos fluyeron, jamás en toda mi vida había perdido el control, nunca, jamás.

Lamer la herida era mucho mejor que un orgasmo, no quería  detenerme jamás, ahora comprendía lo que había hecho Ale antes. No es que solo mi saliva sellaba el flujo de sangre, evitando así que mi amado Alfa muera desangrado, sino que enviaba corrientes con cada lamida de una mezcla de calor y placer a todo mi cuerpo, y no se detenían, mientras más lamía más gozaba aquella sensación, era increíble.
  Había mordido antes a algunas Alfas, solo por fastidiarlas, pero nunca así, jamás lo hice realmente, nunca tuve la intención ni el deseo de marcar como mía a ninguna de ellas, así que no eran mordidas  tan profundas  y nunca sentí esto al hacerlo, quería morder a Alexis una y otra y otra y otra vez el resto de mi vida. Quería que todo el que lo viese supiera que era MÍO. Esta mordida había  cambiado algo en mi interior también, algo que no logro comprender, pero que llena mi interior de un modo extraño y único de algo que no tiene sustancia o peso, pero que se siente poderoso y vital.

-"Ahora soy completamente tuyo mi ALFA"- oí aquello dentro de mí  y me espanté,

-¿Ppe pero qué?  Dije confundido

-Solo es nuestro lazo bebé- resonó en mi interior

-¿Qué? ¿Existe eso entre Alfas?— Pensé, meditando aquello

-Claro que si amor- respondió a mis pensamientos Alexis

-¿HA? Dije

Absolutamente perdido, no entendía que ocurría, mi cuerpo no quería pensar, solo quería seguir amando a Alexis y él estaba igual de interesado en hablar que yo, nuestro celo apenas estaba en su 1° día y aún nos quedaban unos 2 más, teníamos mucho por delante, ya abría tiempo de pensar, ahora solo quería hacerlo mío vez tras vez.

Tierno AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora